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En la actualidad, la concienciación colectiva acerca de la sostenibilidad y su importancia para mitigar los daños generados a raíz de la actividad humana se ha reflejado en la actividad empresarial. Multitud de compañías de diferentes sectores impulsan y mantienen planes activos para centralizar los tres pilares de la sostenibilidad en su estructura corporativa y, consecuentemente, en su actividad.
Más allá del sello: cuando lo medible tiene un impacto real en la sociedad

En este sentido, la medición del impacto derivado de estas políticas, no solo con carácter sancionador si no educacional, se ha convertido en un eje fundamental para los profesionales de dichas compañías. La independencia y rigor de los organismos que han concebido mecanismos avanzados de certificación de sostenibilidad funciona como un elemento clave para homogeneizar el avance de la sociedad hacia un modelo más coherente, uniforme y consensuado.

Concretamente, en el sector del real estate, ha habido una transición progresiva de lo considerado relevante en cuestión de medición de sostenibilidad. En un primer lugar, se fomentaba un cambio enfocado a la reducción del impacto medioambiental, encontrando certificaciones de AENOR, una de las principales entidades, que concibió ISO 14001, enfocado a la gestión ambiental.

No obstante, el cambio de paradigma empezó a contemplar la sostenibilidad en materia social y económica como fuente fundamental del bienestar humano. Así, uniendo los tres ejes, se han creado mecanismos holísticos que persiguen una actividad empresarial que integre los tres ejes.

En este proceso, es fundamental establecer métricas que evalúen el progreso hacia los objetivos globales de sostenibilidad y sea visible en un compromiso de información y transparencia sobre las acciones y los resultados, así como los posibles desafíos detectados. De hecho, el objetivo último es que sean instrumentos de acompañamiento progresivo para que la sostenibilidad penetre en la empresa, no como mero instrumento reputacional o que conlleve beneficios implícitos, como deducciones fiscales o acceso a diferentes organizaciones.

Sin embargo, la adopción de estos certificados también enfrenta retos importantes, desde los costes de implementación hasta la complejidad de adaptación a realidades locales. Es fundamental que el sector inmobiliario no solo persiga estos sellos bajo una premisa reputacional, sino que los perciba como una herramienta para gestionar y reducir su huella ambiental. La medición es clave en este proceso, pero debe ser circunstancial más que un fin. Un sector inmobiliario verdaderamente sostenible debe apostar no solo por cumplir con certificaciones, sino también por proveer un producto socialmente responsable en el largo plazo.

No obstante, hay iniciativas no tan medibles pero que aportan un valor incalculable e impactan en la vida diaria de las personas. En este contexto, con una agravada crisis de la vivienda, principalmente en zonas prime, las certificaciones pasan a un segundo plano, ya que observar la realidad y buscar soluciones a desafíos comunes no puede ser plasmada en un ranking.

En la actualidad, el gran debate acerca de la problemática de la vivienda en España se ha posicionado en un lugar central, especialmente teniendo en cuenta la sensibilidad de la falta de un parqué vivienda asequible en zonas prime. No obstante, en regiones de la conocida "España vaciada" esta necesidad enfrenta desafíos adicionales, como es la necesidad de crear un impacto social real, con un gran foco en la economía circular de estas localidades. En este sentido, el sector inmobiliario tiene una oportunidad significativa para contribuir al alivio de las zonas tensionadas como una solución a la crisis actual.

Aunque obtener certificaciones de sostenibilidad, como el reciente Rating ESG logrado por Ktesios SOCIMI, es un paso importante, estos sellos deben ser vistos como un medio y no un fin. Si bien Ktesios destacó con una puntuación del 77% en este rating de Sociedad de Tasación, la verdadera importancia de su labor radica en el impacto directo que tiene en la sociedad. Su enfoque en facilitar el acceso a la vivienda y contribuir a la economía local refleja una estrategia de sostenibilidad que va más allá de las certificaciones. Este impacto social, medido con un 81% en la evaluación, subraya que el valor de Ktesios está en cómo su modelo de negocio aporta soluciones reales a necesidades habitacionales en zonas menos atendidas. Además de la dimensión social y económica, el modelo de la sostenibilidad medioambiental que propone Ktesios se refleja en su modelo de rehabilitación, que impulsa la economía circular y optimiza el uso de recursos.

Aunque los ratings ESG permiten evaluar y dar visibilidad al compromiso con estos valores, el verdadero reto está en sostener estas prácticas con una visión de largo plazo que priorice el bienestar social y la viabilidad económica y medioambiental. El compromiso de Ktesios de mejorar continuamente y renovar su evaluación anualmente marca un camino donde el impacto directo en la comunidad y la sostenibilidad ambiental son el verdadero logro, convirtiendo los sellos ESG en un recurso transitorio para un impacto transformador en el sector.

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