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Desmontar el techo de cristal

A pesar de los grandes avances conseguidos en la lucha por la igualdad -véase, en materia de transparencia y equiparación salarial-, la brecha laboral tiene aún distintas caras muy visibles, de las que dos, son quizá las más difíciles de lidiar y requieren por ello de una labor de concienciación de urgencia.

La más notoria es el acceso a posiciones de responsabilidad o dirección, los famosos techos de cristal se nos siguen resistiendo. Y, más presente para los que nos dedicamos al derecho laboral y topamos con frecuencia con esta problemática, la especial vulnerabilidad de la mujer frente al despido cuando decide ser madre, ya que, a pesar de la previsión legal de nulidad objetiva de la decisión extintiva, no son pocos los dispuestos a negociar al alza una salida con tal de que ésta se materialice. Lamentablemente, ello arrastra la vertiente agregada del difícil acceso de la mujer al empleo / su reinserción en el mercado laboral, cuando la maternidad es un hecho o incluso un mero futurible, pero cercano y probable.

¿Qué hacer para cambiarlo?No es tarea fácil, ni lograble a corto plazo pero, en mi opinión como jurista, la principal batalla no está ya tanto en la regulación legal, que aunque seguro admite mejoras -y en la que no debe dejarse de poner el foco-, recoge entre sus previsiones un considerable grado de protección de la igualdad de mujer y de la maternidad/paternidad y equipara ya a ambos géneros en la materia. La principal cruzada reside hoy en combatir la falta de sensibilidad social y empresarial.

Logros como la igualdad de derechos del padre en torno al cuidado de los hijos, suponen un paso importante para la igualdad de todos, tanto del propio padre, en su igual derecho de atención del menor,como del menor (no podemos olvidar que éste y la natalidad, son la razón última y principal de los distintos derechos existentes en materia de conciliación), como, un paso igualmente relevante para la igualdad real y efectiva de la mujer. La mejor contribución a este fin, para que la mujer deje de “estar señalada” en el ámbito laboral, vendrá sin duda de la mano de la generalización del cuidado de los hijos por ambos géneros. Se trata por tanto ahora de atacar y centrarse en la sensibilización en compañías y en nuestros propios hogares pues, de nada servirán las previsiones legales ni su proliferación, si en la práctica padres y empresas presentan reparos ante la normalización del disfrute de los permisos, ejercicio de los derechos y, sobre todo, atención de las obligaciones, que entrañan por igual, maternidad y paternidad.

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Opinión8M2024

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