La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas surgen ante la necesidad de resolver los principales retos a los que se enfrenta la sociedad. Es una ambiciosa agenda, tanto para organizaciones, gobiernos y ciudadanía, y durante estos siete años de recorrido se ha convertido en la guía o camino a seguir en las estrategias de sostenibilidad de las organizaciones.
Los ODS han contribuido a que las organizaciones se hayan visto obligadas a adaptarse a las necesidades y exigencias de sus grupos de interés. Durante los últimos años hemos asistido al rol transformador de las empresas y a su consolidación como agentes de cambio y actores clave para generar valor social, medioambiental y económico. Así que, aunque aún queda mucho camino por recorrer, creo que se están haciendo grandes esfuerzos en la consecución de los grandes objetivos que plantea la Agenda 2030.
Desde Corporate Excellence buscamos contribuir e impulsar mejores organizaciones que impactan positivamente en los entornos en los que operan. La sostenibilidad se posiciona como disciplina que aplica a toda la organización de forma transversal y, por tanto, también afecta e influye en otros intangibles clave. Nuestra naturaleza y nuestra relación constante con la empresa y el día a día de las organizaciones nos evidencia el impacto que tiene la sostenibilidad en la reputación de las empresas. La aplicación de políticas sostenibles, que tienen como guía el cumplimiento de los ODS, tienen una gran aceptación social. Así, nuestra contribución a la Agenda 2030 se centra concretamente en el ODS 17 de Alianzas, que se convierte en un eje vertebrador y nuestro impacto se multiplica al influir en el resto.
Para impulsar el desarrollo de los ODS se necesita un convencimiento profundo de que la actividad empresarial viene delimitada y condicionada por la integración de la sostenibilidad en la planificación estratégica, pero también debemos ser conscientes de que la realidad empresarial no es la misma en todas las organizaciones. Los retos a los que se enfrentan las multinacionales son más altos, pero también cuentan con un mayor presupuesto. Mientras que las pymes que conforman el tejido empresarial español no pueden integrar de la misma forma, o al menos al mismo nivel, la aplicación de estos objetivos.
Desde el action tank que dirijo observamos cómo asistimos a un nuevo paradigma en el que el propósito corporativo y la necesidad de impulsar una contribución positiva más allá de la generación de beneficios económicos se ha convertido en la clave del nuevo modelo empresarial. Aunque me considero optimista y confío en la capacidad de liderazgo empresarial soy muy práctico y quizás haya que ampliar los tiempos que nos hemos marcado con la Agenda 2030. No obstante, no contemplo la inacción y considero que para liderar hay que ser y hay que estar, así que solo las organizaciones que tomen partida ante los grandes retos globales e impulsen acuerdos, alianzas y sinergias de colaboración permanecerán.