Hace exactamente 40 años que el invento de Isidro Cabanyes se cayó al suelo. A tan sólo 150 kilómetros de Madrid, en la localidad de Manzanares del Real, este ingeniero español construía entonces la primera “torre solar” de la historia.
El invento funcionaba, pero para que la generación eléctrica se produjese, la torre debía medir aproximadamente un kilómetro de alto. Llegó una tormenta y la tumbó. Una tormenta perfecta, como la que estamos viviendo en el inicio de este 2022.
Quién le iba a decir entonces a Cabanyes que, a pesar de que su invento no tuviera la vida esperada, la energía fotovoltaica, se convertiría en la tecnología reina de las nuevas inversiones eléctricas por ser una energía limpia, simple, disruptiva y competitiva.
Pese a los desafortunados inicios de la “torre solar”, 40 años después y con un “impuesto al sol” de por medio y algunas moratorias, España ya es el 10º país del mundo y el 3º de Europa en términos acumulados de potencia instalada de energía solar.
Sin embargo, el calor extremo, los incendios forestales y las inundaciones o la crisis sanitaria vivida nos recuerdan día a día que seguimos en emergencia climática. También, cada 22 de abril, Día de la Tierra, la Organización de Naciones Unidas intenta llamar nuestra atención al respecto.
No es, por tanto, tiempo para la condescendencia: España tiene el compromiso de reducir antes de 2030 las emisiones totales de CO2 un 23% respecto a 1990 y conseguir que el 42% de la generación de electricidad se produzca a través de fuentes renovables. Para lograrlo, el desarrollo del sector de la energía solar es fundamental.
La buena noticia es que la lucha contra la emergencia climática ya no solo no es un coste para nuestro país, sino que gracias a la energía fotovoltaica es una oportunidad de competitividad para nuestro país gracias al buen recurso solar y la disponibilidad de territorio.
En la lucha contra la emergencia climática no podemos perder tiempo. Cada proyecto que se retrasa son emisiones de CO2 innecesarias y puestos de trabajo que se evita crear.
Este año, la ONU ha querido incidir también, mediante la conmemoración del Día de la Tierra, en la importancia de restaurar los ecosistemas naturales como estrategia para tener un planeta más saludable. Realizados de forma adecuada las plantas solares se convierten en una oportunidad para la naturaleza. Generando refugios para la fauna y dando lugar a mejores condiciones para el crecimiento de la vegetación favoreciendo la renaturalización.
Consideramos que todos los proyectos fotovoltaicos deben pasar unos altos estándares de integración ambiental en los que la conservación de la fauna y el paisaje sean especialmente importantes. Estándares que se refuerzan y se complementan a través del sistema que hemos elaborado en UNEF para la certificación de la sostenibilidad de las instalaciones fotovoltaicas, dirigido a empresas desarrolladoras, constructoras o propietarias de las plantas solares en suelo.
Es necesario impulsar una transición energética sostenible, en el que el despliegue de nuevas instalaciones renovables se realice de acuerdo con las poblaciones locales y generando un retorno directo para ellas.
El sueño de los pioneros se ha convertido en realidad, la energía solar es ahora parte de esa revolución energética capaz de transformar la sociedad a la vez que nos permite reconciliarnos con el planeta.