Para mí, una sociedad justa es aquella en que todo el mundo puede desarrollar al máximo su potencial. En mi campo, esto implica hoy especialmente asegurar que nadie quede atrás en el proceso de profunda transformación que está viviendo el mundo del trabajo. Necesitamos dotar a las personas de capacidades que les permitan continuar siendo empleables en un mundo donde la globalización y la digitalización están ya cambiando la manera en que trabajamos y a la vez garantizar una cobertura básica para los casos en que, por distintos motivos, esto no sea posible.