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La tormenta perfecta

Cada día más, la creciente presión regulatoria en materia de sostenibilidad, así como las exigencias de inversores, clientes y otros grupos de interés han puesto el foco en las cadenas de suministro como el eslabón más débil de la gestión responsable. A esta presión, se une una crisis sin precedentes que afecta a las cadenas de suministro de todo el mundo, una tormenta perfecta que, además, se produce después de un tsunami que ha trastocado el mundo: la COVID19.

Podríamos decir que estamos viviendo tres crisis en una:  Una crisis de materias primas, que afecta especialmente a productos tecnológicos básicos como son los microchips, una crisis del transporte, debido a los desajustes provocados por la pandemia y el cierre de fabricas, los cambios en hábitos de consumo, el aumento del comercio on-line, la capacidad saturada en los puertos etc..  Y, por si no fuera suficiente, añadimos a esta tormenta perfecta una crisis energética, que ha provocado un aumento sin precedentes del precio de la electricidad, el gas y los carburantes.

Esta tormenta perfecta, que provoca gravísimas disrupciones de las cadenas de suministro en todo el mundo, se ceba especialmente con las pequeñas y medianas empresas y ha acentuado la presión sobre las grandes corporaciones, que tienen que abordar de manera urgente el debate sobre la gestión sostenible de sus cadenas de suministro y los procesos de debida diligencia.

La gestión de la cadena de suministro se enfrenta a dos obstáculos de partida: por un lado, la trazabilidad de la cadena de suministro y la complejidad de las relaciones transfronterizas con proveedores globales distribuidos por todo el mundo; por otro el cada día más complejo entramado de estándares ASG nacionales e internacionales. Si a esto añadimos la dificultad de la gestión interna, que involucra a áreas de compras, finanzas y sostenibilidad con visiones a menudo diferentes sobre las prioridades de gestión, no es de extrañar que los avances en materia de gestión responsable de cadena de suministro sean limitados en comparación con otros ámbitos de la gestión ASG.

Como muestra, algunos datos del estudio de ECOVADIS y EY realizado con datos de más de 16.000 empresas entre 2018 y 2020:

  • El cincuenta por ciento de las empresas evaluadas no dispone de ninguna política de compras sostenibles.
  • Sólo un 10% de las empresas analizadas tiene políticas de compras que vigilan tanto aspectos ambientales como sociales..

En definitiva, urge encontrar palancas que nos permitan avanzar con mayor celeridad en la gestión responsable de la cadena de suministro.

En este sentido, existe un consenso cada vez mayor sobre el potencial de vincular el desempeño en ASG con la financiación del comercio para ayudar tanto a proveedores como a compradores a mejorar progresivamente su desempeño en sostenibilidad.  De hecho, la propia Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce al comercio internacional como un motor para el crecimiento económico inclusivo y la reducción de la pobreza, y un medio importante para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El diseño de programas de financiación dirigidos por los compradores, que abarquen no sólo el descuento de facturas sino el proceso completo de producción y que estén adecuadamente estructurados en torno a objetivos ESG pueden contribuir de forma decisiva a abordar una parte del desafío de gestión sostenible de la cadena de suministro.  Las nuevas tecnologías basadas en el uso de datos pueden ser el gran aliado para lograrlo

Por ello, para avanzar es necesario abrir espacios de diálogo entre compradores, proveedores, proveedores de capital y de tecnología y organizaciones del ámbito ESG para buscar soluciones a los obstáculos que persisten como son las limitaciones de las opciones de financiación, la insuficiencia de datos ESG o la falta de estándares para reportar y valorar dichos datos. 

Estas soluciones quizá nos ayuden a construir cadenas de suministro más resilientes y a navegar con más de éxito esta tormenta y otras que seguro llegarán.

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