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La salud y el medio ambiente están íntimamente relacionados, ya que son muchos y diversos los factores que nos rodean e influyen sobre el organismo. El aire que respiramos, el agua que bebemos, el entorno de trabajo o el interior de los edificios tienen una gran implicación en nuestra salud y nuestro bienestar. La sanidad ambiental incluye los factores químicos, físicos, biológicos y sociales externos de una persona, excluyendo los factores genéticos e intrínsecos del propio individuo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que un 24% de la carga mundial de morbilidad y un 23% de la mortalidad son atribuibles a factores medioambientales. Respecto a la población mundial, esta cifra supone 12,6 millones de muertes cada año, distribuyéndose de manera desigual alrededor del planeta. Las condiciones de cada zona (sanitarias, industriales, económicas, sociales, etc.) y las circunstancias en las que viven las personas tienen una gran influencia en la manera en la que el medio ambiente afecta a la población. En Europa se estima que 1,4 millones de muertes al año son debidas a causas relacionadas con el medio ambiente.

El ámbito de la salud es uno de los sectores más grandes de la economía, con un gasto equivalente a aproximadamente un 10% del producto interior bruto (PIB). Además de su importancia económica, el ámbito de la salud es uno de los sectores con mayor huella de carbono siendo responsable de al menos el 5% de todas las emisiones de CO2 de la Unión Europea. La calidad del aire es uno de los grandes retos sanitarios. En España, por ejemplo, se estima que mueren al año 10.000 personas debido a la contaminación atmosférica química, y se considera que las partículas en suspensión en el aire de origen antropogénico merman la esperanza de vida en la Unión Europea en más de ocho meses.

Para la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), además, la contaminación del aire (ozono, óxidos de nitrógeno y de azufre, y las partículas PM10 y PM2.5) está considerada como un cancerígeno del Grupo 1. 

Por otra parte, el consumo de agua de un paciente hospitalizado multiplica por cuatro o cinco el consumo medio diario de agua, que es de unos 130 litros. Según los datos aportados por la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables se pueden alcanzar los 900-1.000 litros/paciente/día en un hospital español. Asimismo, un hospital puede consumir entre 20-60 mil kWh por cama, unas 20 toneladas medias de CO2.  

Por lo tanto, una gestión medioambiental eficiente en los hospitales puede contribuir en grado importante al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con el medio ambiente y el cambio climático, como son los ODS 6 – Agua limpia y saneamiento, 7- Energía asequible y no contaminante- y 13 – Acción por el clima.

Al hablar de impacto ambiental no solo hay que computar los consumos. También son de suma importancia los residuos generados. Más allá de los residuos sanitarios asociados a la razón de ser de estos centros —y que la legislación obliga a una gestión específica propia—, diversos estudios sitúan en torno a 7 kilos la cantidad de residuos que se generan diariamente ligados a una estancia hospitalaria.

La cuestión para una gestión sostenible se centra en el correcto reciclaje y segregación de los residuos. En un hospital oncológico, los residuos más peligrosos son los radioactivos, por lo que es de fundamental importancia la adecuada segregación y recogida de este tipo de residuos. Por ejemplo, los residuos radioactivos, que se generan en los servicios de oncología radioterápica, en la unidad de braquiterapia, pasan por depósitos especiales que, después de un período de decaimiento son evacuados como residuos convencionales.

Para los demás residuos - vidrio, papel, cartón, tóner, materia orgánica y envases

ligeros – los hospitales conscientes de cuidar el medio ambiente realizan una recogida selectiva y una segregación en origen dentro de los recipientes adecuados, debidamente señalizados y con capacidad suficiente a fin de optimizar los recursos materiales.

El cuidado del medio ambiente y su íntima relación con la salud está cada vez más regulado por criterios internacionales de gestión ambiental, como la norma ISO 14001—y su versión UNE-EN-ISO 14001— y directrices comunitarias generales que también deben atender centros de salud (Libro Verde o Directiva 2010/31/CE de eficiencia energética, etc.) A ello se unen proyectos dotados con fondos públicos, como el Programa Life + de la Comisión Europea, que subvenciona proyectos de sostenibilidad.

Por todo ello, vemos que el binomio medioambiente/salud tienen que ir de la mano y que los profesionales sanitarios deben ser referentes de dar información sanitaria y ambiental. Del mismo modo, la ciudadanía puede ayudar a los profesionales colaborando en sus políticas de respeto al medio ambiente cada vez que tengan contacto con los centros sanitarios:  ingresos, consultas, visitas a familiares, etc.

Es hora de “ACTUAR”, no podemos esperar más.

En este artículo se habla de:
Opinión#EspecialMedioAmbiente2021

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