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Este es el primer artículo que escribo para Diario Responsable (DR) desde que murió Jordi Jaumà. No podía pensar en DR sin que se me vinieran a la cabeza la cara de Jordi, sus llamadas, las peleas, las complicidades... Sencillamente, no podía imaginar un DR sin mi amigo Jordi.

Pero en los últimos días me pasaron dos cosas. La primera fue que mi iPad, con esa opción que se inventaría un genio de Apple que te recuerda momentos memorables, me mostró una foto que nos hicimos Jordi, Alberto Castilla y yo en el Parador de Toledo, en uno de esos días que le recogíamos en el hospital de parapléjicos. La segunda fue un wassap de Almudena Díez, directora de DR, invitándome a escribir un post para conmemorar el día mundial de la Justicia Social, el 20 de febrero; os recuerdo que eso, la Justicia Social, fue lo que movió a Jordi a crear DR, su proyecto de vida.

Así que ya no había disculpa. Y me puse a escribir este post: en recuerdo y homenaje a mi amigo; y en agradecimiento a Almudena, por continuar su obra. 

Dice Wikipedia -y creo que dice con razón- que algunos estudiosos afirman que el concepto «justicia social» se corresponde con la «justicia distributiva» de Aristóteles, y que la igualdad social, la igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, la pobreza, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales... son los temas propios que se incluyen en el concepto de Justicia Social.  

Dice también Wikipedia que su origen de la hay que buscarlo en la Doctrina Social de la Iglesia, más concretamente en algunos trabajos de pensadores católicos como el Jesuita Luigi Taparelli, quien, en 1843, abordaba este concepto en su libro Saggio teoretico di dritto naturale, appoggiato sul fatto (Ensayo teórico del derecho natural apoyado en los hechos), inspirándose en la obra de Santo Tomas de Aquino. Años después, a finales del XIX, aparecería en el corpus doctrinal de la social democracia inglesa y francesa, y terminaría por servir de base ideológica al partido laborista inglés. Y en 1931, la noción de Justicia Social se incorpora plenamente a la Doctrina Social de la Iglesia, al utilizarla el papa Pío XI en la Encíclica Quadragesimo anno. Para Pío XI, la Justicia Social es “un límite al que debe sujetarse la distribución de la riqueza en una sociedad, de modo tal que se reduzca la diferencia entre los ricos y los necesitados”. 

Pues bien. Ahí está el origen del propósito de Jordi Jaumà: en Aristóteles, en Santo Tomas de Aquino, en la compañía de Jesús, en la Doctrina Social de la Iglesia y, en ultimo extremo, en la base ideológica del partido laborista inglés.

Tengo serias dudas de que quienes hoy gritan en favor de la Justicia Social, como si fuese el último descubrimiento de algún ideólogo moderno, hayan rebuscado en la Doctrina Social de la Iglesia para encontrar su origen. Pero de lo que no tengo ninguna duda es de que mi amigo Jordi, que no era especialmente creyente, había viajado en el tiempo para entrevistar a Aristóteles, a Santo Tomas de Aquino, al jesuita Luigi Taparelli, y al mismísimo Pío XI para saber más del concepto, para retarles a actualizarlo, para hacerles preguntas incómodas y, sobre todo, para pedirles un post para Diario Responsable. Es más: les habría invitado a su sillón rojo, les había grabado un video y lo habría tuiteado en su cuenta. Ademas, habría esbozado una sonrisa pícara y les habría dicho: “Sois todos unos beatos... pero os tengo cierto aprecio”.

En este artículo se habla de:
Opinióndia justicia social

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