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Con el inicio de cada año, enero se presenta como un mes esperado en el mundo de la sostenibilidad con dos hitos que mantienen su vigencia durante todo el ejercicio: el Informe de Riesgos Globales del World Economic Forum (WEF) y la carta que Larry Fink, CEO de BlackRock -la mayor gestora de fondos a inversión a nivel mundial-, envía a las empresas participadas. Y una vez más, no han defraudado.

Desde hace 16 años, bajo la nieve suiza, el Foro de Davos repasa la evolución de la economía y las tendencias globales a tener en cuenta con la participación de los principales líderes políticos y económicos mundiales, aunque también participan académicos y referentes de la sociedad civil. En esta cita se presentan diferentes estudios y rankings, pero ‘The Global Risk Report’ es el informe por antonomasia que analiza los desafíos a los que nos enfrentamos como humanidad y se toma como referencia en el mundo empresarial. El cambio climático y sus consecuencias han vuelto a ser el principal riesgo que tenemos que afrontar, al que se han unido las enfermedades infecciosas por el COVID-19 y sus consecuencias sanitarias, sociales y económicas.

En 2020, los cinco principales riesgos para la próxima década estaban vinculados con el medio ambiente y un año después, cuatro de ellos se mantienen: clima extremo, fracaso en la acción climática, daño medioambiental provocado por el ser humano, enfermedades infecciosas (por la aparición del COVID-19) y pérdida de biodiversidad.

El informe viene a reflejar la encrucijada en la que nos encontramos, con la amenaza del cambio climático y el impacto que ha tenido la pandemia en todo el mundo. En su primera página, alerta de una creciente desigualdad y fragmentación social por la pandemia: “El coste humano y económico del COVID-19 está siendo doloroso, y la pandemia amenaza con reducir años de progreso sobre la reducción de la pobreza y la desigualdad mundial y dañar aún más la cohesión social y cooperación global, que ya estaban en debilitamiento antes de la aparición del coronavirus”.

Por primera vez el estudio analiza los riesgos en el corto y medio plazo. Así, en los dos próximos años las enfermedades infecciosas, las crisis humanitarias, el clima extremo, los ciberataques y la desigualdad digital se sitúan como los principales peligros a los que debemos hacer frente. Y si ponemos la vista en los próximos tres a cinco años, los riesgos económicos marcarían la agenda, con crisis motivadas por burbujas de activos, la inestabilidad de precios, la crisis de la deuda y los riesgos geopolíticos.

‘The Global Risk Report’ ahonda en las desigualdades que está generando el impacto del COVID-19 a nivel de educación, sanitario y económico, además de cobrarse más de 2 millones de vidas.. Y es que durante el segundo trimestre de 2020 se perdieron 495 millones de empleos, lo que aumentará la desigualdad -también la digital-, poniendo en peligro la cohesión social y golpeando por segunda vez con una crisis a una nueva  generación de jóvenes a nivel global.

La pandemia parece que ha aumentado el grado de los desafíos de la humanidad, pero desde 2014 el WEF sitúa el cambio climático como el riesgo más catastrófico al que nos enfrentamos. El Acuerdo de París de 2015 nos alertó de que carecíamos de tiempo para evitar que la temperatura de la Tierra aumentase no más de 1,5º o 2º en 2100, respecto al periodo preindustrial, y la Unión Europa lidera esa transición hacia una economía descarbonizada en 2050, objetivo que también han hecho propio las principales empresas e industrias mundiales.

Larry el visionario

Desde hace años, Larry Fink ahonda en los desafíos a los que deben hacer frente las empresas mundiales en las que invierte la mayor gestora de fondos del mundo, también en España. En su misiva de 2016, un mes después del Acuerdo de París para frenar el calentamiento global, ya avisaba de la necesidad de que las empresas se involucraran en la lucha contra el cambio climático y en su compromiso con el desarrollo sostenible, aspectos sobre los que ha ido aumentando su presión.

La carta de este año, además de analizar el impacto que está teniendo la pandemia, avisa a las empresas de que BlackRock dejará de invertir en aquellas que no cuenten con un plan de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 o antes. Fink indica que los modelos de negocio de todas las compañías se verán profundamente afectados por la transición a una economía de cero emisiones netas en 2050, y las anima a acelerar esa transición cuanto antes “con una estrategia a largo plazo bien articulada y un plan claro para abordar la transición a cero emisiones netas”, lo que se convertirá en una ventaja competitiva frente a sus grupos de interés e inspirará confianza en su capacidad para abordar esta transformación global.

El CEO de BlackRock recuerda que comenzó a escribir estas cartas como consecuencia de la crisis financiera de 2008. La primera comunicación oficial se hizo en 2014, y poco tiene que ver con el contenido e impacto de las últimas: no ocupaba más de una página y no tenía tanta trascendencia. En la de 2021 reconoce que “en el último año hemos vivido algo de incluso mayor alcance que la crisis financiera: una pandemia que ha afectado a todo el planeta y lo ha cambiado de manera permanente”, con un alto coste de vidas, transformando nuestro día a día, la manera en la que trabajamos, aprendemos, nos relacionamos y con una gran crisis económica, la mayor desde la Gran Depresión, con un desempleo elevado, pérdida de pymes y aumento de la desigualdad. 

Los desafíos son considerables, tanto por el COVID-19 como por la emergencia climática, pero Larry Fink nos deja dos mensajes retadores. El primero, que “la pandemia ha presentado una crisis existencial de tal magnitud que nos ha impulsado a enfrentar con mayor fuerza la amenaza mundial del cambio climático y a considerar cómo afectará nuestras vidas, tal como lo ha hecho la pandemia. Nos ha recordado que las grandes crisis, ya sean sanitarias o ambientales, exigen una respuesta global y ambiciosa”. Y el segundo, a nivel de gestión empresarial: “Sabemos que el riesgo climático es un riesgo de inversión. Pero también creemos que la transición climática presenta una oportunidad de inversión histórica”.

Tanto Larry Fink como ‘The Global Risk Report 2021’ nos avisan de lo que las empresas deberían tener en cuenta para afrontar la crisis y estar a la altura de los desafíos globales. Es el momento de pasar a la acción y asumir el compromiso con el desarrollo sostenible.

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