“El Covid-19, y sin olvidarnos de la parte negativa, puede ser positivo en cierto sentido, ya que ha cambiado el foco de muchos inversores”, explica Mirjam Staub-Bisang, CEO de BlackRock.
En este sentido, indica que ahora los inversores se fijan mucho más en la resiliencia de los países, de las empresas, de los empleados, en cómo está gestionando la empresa esta crisis, qué pasa si se despiden miles y miles de trabajadores, o si la economía está dejando sociedades cada vez más pobres. “Nosotros desde BlackRock nos hemos fijado en el rendimiento de las empresas durante la crisis y hemos visto que las que tienen mejores índices sociales, resultaron ser mucho más resilientes y tuvieron mejores resultados”, remarca. “En los últimos 12 meses, los fondos ESG se han situado un 25% más alto, así que queda demostrado que esos fondos pueden rendir cómo queremos y acelerar una tendencia hacia la inversión de impacto que ya empezó antes de la crisis”, añade Claire Hedley, directora ejecutiva y AIMS Imprint en Goldman Sachs.
No obstante, para seguir avanzando es necesario “dejarnos de jergas, de acrónimos confusos, porque entonces no suena como a inversión. Debemos, en primer lugar, establecer una tesis de inversión, impulsada por la investigación y tratada con el mismo rigor que le ponemos a cualquier otro tipo de inversión. Y, en segundo lugar, tratar el ESG no como una función separada, sino totalmente integrada y transversal a todas las estrategias. Debemos integrarlo en el core de lo que hacemos”, asegura Hedley. “Añadir un tercer punto, que sería la importancia de incluir todo esto en los reportings, es decir, de medir el impacto alcanzado. Conseguiremos cumplir con más objetivos cuanto más consigamos medirlos con eficacia”, complementa Staub-Bisang.
La apuesta de Goldman Sachs y BlackRock
“Para nosotros se ha tratado de un viaje continuado, aunque se ha hablado más a nivel público en los últimos años”, explica la directora ejecutiva de Goldman Sachs en referencia a la apuesta de la entidad por el impacto. “Empezamos con nuestro primer proyecto verde en 2005, en 2007 iniciamos otro proyecto de investigación en los ESG, también en 2011 comenzamos una investigación sobre los PRI, empezamos a trabajar con una empresa que tiene mucha experiencia en la inversión social y de impacto que nos ha ayudado a reestructurar nuestra sección de inversión, hemos formado un equipo de finanzas sostenibles que ahora colabora con todas nuestras divisiones para asegurar que se cumplan los objetivos de sostenibilidad y que fomenta la cooperación, a finales del año pasado anunciamos la inversión de 10.000 millones de dólares en clima y crecimiento sostenible e inclusivo… En definitiva, llevamos mucho tiempo trabajando en sostenibilidad e inversión de impacto”, apunta Hedley.
“La inversión de impacto ha cautivado la atención del público y de las empresas más importantes y nosotros no hemos quedado al margen”, recuerda la CEO de BlackRock Management en Suiza. “En los últimos 10 años ya hemos trabajado sobre nuestra estructura e infraestructura de cara a renovarla de manera renovable, tenemos una estrategia de liquidez sobre la inversión de impacto muy inclusiva, nos hemos esforzado mucho para aumentar nuestro compromiso hacia temáticas sociales, medioambientales y de inclusión, hemos empezado a medir nuestros resultados de impacto y alinearlos con los financieros, contamos con un equipo que tiene el objetivo de actuar de vínculo entre nosotros y otras empresas globales, y el pasado enero anunciamos nuestro compromiso con la sostenibilidad y el crecimiento inclusivo y sostenible, nuestra intención de estar cada vez más involucrados en el sector de la inversión de impacto”, repasa Staub-Bisang.
Ambas reconocen que este 2020 está siendo un año muy disruptivo debido a la pandemia y que al inicio no se sabía muy bien cuáles iban a ser las consecuencias. No obstante, “esto no ha hecho cambiar nuestras estrategias respecto al impacto, sino que ha reforzado nuestra convicción que íbamos bien encaminados”.