Sorteó todas las dificultades a saltos, con una sonrisa, acompañado por toda la gente que le queríamos.
Jordi te abría la puerta y ya estabas en su cocina, ya estabas dentro de lo que él era. Te lo ponía fácil. Sabía hacerse querer. No se las daba de nada: era lo que era, un gran tipo, con gracia y una energía desbordante.
Le hablaba igual a todos, sin afectación ni petulancia. Necesitaba estar rodeado de amigos y de amigas. Sabía juntar a la gente. Quizás se quedó solo entre tanta gente y los muchos que le queríamos no supimos verlo a tiempo. Era el mejor amigo, el más divertido, el más cariñoso, el más sencillo.
Se fue pronto y nos dejó colgados. Me dejó colgado, desconcertado, asustado. Tiene tantos amigos!!! tendremos que reunirnos para hablar de él, para acordarnos de él, para reírnos de él. Porque nadie se reía de sí mismo como él lo hacía. Daba gusto estar con Jordi, con el bueno de Jordi. Que ya no está… Cuesta hablar en pasado de Jordi, nos seguirá costando por mucho tiempo….