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Desde hace años se está produciendo un descenso del número de matriculaciones en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en sus siglas en inglés). Son carreras exigentes que necesitan esfuerzo y dedicación, pero que son esenciales para crear un futuro para nuestro país, con profesionales altamente cualificados. Los científicos o ingenieros crean conocimiento, y son capaz de resolver y analizar problemas técnicos. Son profesiones que estructuran nuestra forma de pensar y, por tanto, nos ayudan a enfrentarnos a los problemas, y para eso se requiere de formación, conocimiento y práctica.

Es cierto que desde que terminé la carrera en 1993, se ha mantenido el porcentaje de mujeres que estudian ingeniería en torno al 25% y no parece que crezca. Para mí esto no es un problema, ya que hoy en día cualquier chica que quiera estudiar ingeniería tiene el acceso a la carrera en igualdad total con cualquier varón. El problema sería si hubiera alguna discriminación por sexo para acceder a unos determinados estudios y, desde luego en la universidad española, esto no existe. Entonces, ¿por qué no más mujeres eligen carreras STEM?

Si en la Universidad no hay ningún impedimento, la falta de vocaciones es porque con anterioridad a elegir la carrera (y ahora cada vez los estudiantes se deciden más tarde en su elección) no se han dado las condiciones o creado el conocimiento suficiente de estas profesiones para hacerlas atractivas. Si se preguntase a los estudiantes de bachillerato qué hace un ingeniero, pocos sabrían responder, sin embargo, todos saben lo que hace un médico.

Esta falta de atractivo puede deberse a varias causas, como es el poco reconocimiento social de la profesión (si un médico te dice que te tiene que operar no lo dudas, te operas, pero si un ingeniero te alerta de algún problema puedes ponerlo en cuestión y dudar), la escasez de referentes atractivos y la poca presencia en los medios de comunicación. Y esto se agrava más cuando hablamos de mujeres.

Todos deseamos tener aquello que vemos y nos gusta, y lo mismo ocurre con aquello a lo que nos queremos dedicar. Hay pocas mujeres ingenieras referentes que expliquen las posibilidades de sus profesiones. Y si no las vemos, no existen.

La realidad es que es que hay menos mujeres que estudian ingeniería y esto empeora cuando hablamos de puestos institucionales. Yo soy Presidenta del Comité de Energía y Recursos Naturales en el Instituto de Ingeniería de España, donde somos unos 40 integrantes, y soy la única mujer. También soy Académica de número en la Real Academia de Doctores de España, RADE, y en la Sección de ingeniería también soy la única mujer, aunque soy la vicepresidenta de la Sección. Es un esfuerzo personal en tiempo y dedicación, pero creo que aquellas mujeres que podamos estar debemos hacerlo para visualizar nuestra contribución.

La ingeniería puede parecer cosa de hombres, pero esto no es así. En cualquier campo que nos podamos imaginar hay ingenieros analizando, controlando, dirigiendo, fabricando, pensando en cómo construir y mejorar el futuro. Desde lo más técnico a lo más glamuroso, como la industria del lujo o la alta cosmética, hay ingenieros que lideran y optimizan.

Por tanto, falta información, falta creatividad para hacer atractivos los estudios STEM y faltan referentes femeninos en estas profesiones. Si no nos hacemos atractivos a nuestros jóvenes, el futuro perderá mucho talento.

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