La preocupación por el cuidado del medio ambiente y por los efectos del cambio climático siempre ha estado presente en el colectivo social. Sin embargo, es cierto que, en los últimos años, esta preocupación ha ido creciendo hasta movilizar a grandes masas, con personalidades como Greta Thunberg a la cabeza, que se manifiestan para que el poder político realice cambios reales.
En esta búsqueda de soluciones efectivas para el cambio climático, científicos, empresarios y representantes institucionales trabajan para dar respuesta a todas las demandas ambientales. Y, entre todas las respuestas, destaca la nueva promesa de las empresas de automoción: los coches eléctricos.
Todas las marcas importantes están incorporando vehículos ecológicos a su lista de modelos y parece un camino que ya no tiene retorno, sino más bien un avance sin frenos. En España en 2019 se vendieron 10.050 nuevos automóviles, lo que supone un incremento del 63,95% respecto al año anterior. De hecho, no solo las marcas automovilísticas están interesadas en promocionar la venta de coches menos contaminantes, sino también las entidades financieras, que ofrecen préstamos para comprar coches ecológicos con mejores condiciones que los préstamos tradicionales.
Este lanzamiento parece ser la nueva promesa que ahorrará mucho CO2 y otros contaminantes a la atmósfera. Sin embargo, ante todas las informaciones que señalan el vehículo eléctrico como la estrella de la lucha contra la contaminación cada vez se alzan más detractores que aseguran que no es tan limpio como se cree.
Entre las opiniones negativas sobre el coche eléctrico, destacan las populares apreciaciones sobre la escasa red de estaciones de servicio adaptadas o la limitada autonomía. Pero, además, una de las principales críticas que reciben los coches eléctricos tiene relación con el propio coste ecológico que conlleva su fabricación y que sus baterías son recargadas con electricidad que se ha generado parcialmente con combustibles fósiles.
Sin embargo, diversos expertos consideran que estos problemas tienen una solución a corto plazo y que, por lo tanto, debemos mirar hacia delante y dejar poco a poco de lado los coches de gasolina o diesel.
La industria, las autoridades y los políticos deben empezar a trabajar para convertir estos vehículos en todo lo ecológicos que pueden llegar a ser. Empezando por crear e implantar un plan de desarrollo y viabilidad de la movilidad eléctrica y sostenible y empezar a desplazar a los coches de combustión de las áreas urbanas de una manera paulatina.