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Antonio Guterres reconoce que hay que ser mucho más ambiciosos para frenar un calentamiento global de 3ºC en apenas 30 años. “Esta COP 25 debe hacer posible que países en desarrollo no sólo tengan apoyo para adaptarse sino ante los desastres naturales y estoy seguro que se encontrará la vía que garantice el aumento de los recursos”, apunto en respuesta una cuestión de Diario Responsable.

Los cinco últimos años más calurosos de los que se tienen registro en todo el planeta, el mayor aumento del nivel del mar conocido, un deshielo de los casquetes polares sin precedentes, océanos acidificados, biodiversidad en crisis… El balance del secretario general de Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, no ha podido ser más desolador en la que ha sido, el domingo 1 de Diciembre, la rueda de prensa previa la inauguración oficial, hoy lunes, de la 25º Conferencias de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático de la ONU (COP 25) .

Desde hoy lunes y hasta el día 13, cerca de medio centenar de líderes (presidentes y jefes de Estado) y representantes de gobiernos e instituciones internacionales se reúnen en Madrid, aunque bajo presidencia de Chile (la cumbre fue trasladada a España por la imposibilidad del país latinoamericano de celebrarla debido a las protestas sociales), para tratar de sentar las bases definitivas sobre el Acuerdo de Paris de 2015, que el propio Gutierres reconocía que se ha quedado ya obsoleto porque nos aboca “a una subida de temperaturas de 3ºC de media global” según las últimas previsiones, pero es que, además, como denunció “ni siquiera se cumple”.

En esta convocatoria previa a la inauguración de hoy, en un pabellón de Ifema lleno aún de técnicos, cables , cuadros sin colgar y stand en obras, Guterres no se andó con ‘medias tintas’ a la hora de criticar a los dirigentes que irán a la COP 25. Les recordó que ya no se puede dar más largas al artículo 6 del Acuerdo de París, para establecer un sistema de comercio de emisiones que acabe por poner un  precio al carbono de forma que los estados contaminantes que no cumplan sus compromisos (recogidos en los planes nacionales o INDC, como se conocen por sus siglas en inglés) pagaran por ello. Es una asignatura pendiente de cumbres anteriores.

Y mientras, recordó, las perspectivas no van a mejor, porque los planes de los países siguen siendo aumentar su producción de combustibles fósiles un 120% y hasta un 280% en el caso del carbón (sobre todo en Asia), aún cuando ya hay siete millones de vidas perdidas cada año por fenómenos ligados al cambio climático. “Nos sigue faltando voluntad político”, acusó el secretario general de la ONU, que hoy recibirá a casi medio centenar de máximos mandatarios, cifras muy alejadas de los 150 que se reunieron en Paris. “Hay que acabar con los subsidios a los combustibles fósiles, no construir más planta de carbón, poner precio al carbono”, fue enumerando.

Pero además de hablar de cifras de recortes en emisiones, Guterres mencionó que es necesario que el Fondo Verde, destinado a financiar las medidas de adaptación y mitigación al cambio climático de los países en desarrollo, se dote con 100.000 millones de dólares para 2020, cuando en estos momentos sólo se han comprometido unos 9.700 millones de dólares para los próximos cuatro años, ni una décima parte de lo necesario. Y, por otro lado, está la necesidad de contar con un fondo para la recuperación de los países que ya sufren pérdidas catastróficas debido al clima. “Esta COP 25 debe hacer posible que países en desarrollo no sólo tengan apoyo para adaptarse sino ante los desastres naturales y estoy seguro que se encontrará la vía que garantice el aumento de los recursos”, apunto en respuesta una cuestión de Diario Responsable.

Dado que estamos ante una Cumbre Climática a la que no acudirán los máximos direigentes de muchos de los países más contaminantes ni de los más poblados (no vendrán de Estados Unidos, Japón, Alemania, India, China, México, Alemania, Gran Bretaña, Indonesia o Canadá, por poner algunos ejemplos), el secretario general de la ONU no obvió una cuestión sobre este tema: “Las COP no son reuniones de jefes de Estado o Gobierno sino negociaciones técnicas, pero es importante su presencia, no para negociar porque los compromisos nacionales se plantearán en 2020 en Glasgow, pero es el momento de enviar una señal clara porque si hay muchos compromisos y propuestas pero no hay una transformación profunda de la energía, la industria, la movilidad, no cumpliremos lo objetivos que nos marca el IPCC”.

Pese a ello, y de cara a los próximos días, señaló que su mensaje “no es de desesperanza, sino de esperanza porque debemos dejar de estar en guerra con la naturaleza y la ciencia nos dice que es posible”.

Por delante, 11 días de encuentros en Ifema, muchos de ellos con miembros de la sociedad civil (ONGs, instituciones, empresas, científicos, etcétera) para tratar de dar impulso a unos acuerdos que habría que revisar al alza, que serán complementados por otra cumbre, alternativa, la Cumbre Social del Clima, organizada únicamente desde las organizaciones no gubernamentales y diferentes asociaciones, en las universidades Complutense y Politécnica de Madrid, que tendrán su acto más importante en la manifestación convocada para el día 6 de diciembre, viernes, en Madrid y en otras muchas ciudades del mundo.

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