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Pocas horas anteceden a la COP25, aunque presidida esta Conferencia de las Partes de la Convención Climática por Chile, será celebrada de manera accidental en la ciudad de la Osa y el Madroño, desde donde nuestro gentilicio será el anfitrión de este magno evento.

La gran expectativa -oficial- de la COP25 se centra en la puesta en práctica del Acuerdo de Paris (COP21), que incluye: a- No más de 2º Celsius de aumento de la temperatura media mundial, respecto a las emisiones de 1990; b- Aumento de la capacidad de adaptación y mitigación (A&M) de los países a los efectos adversos del cambio climático, a la par de un desarrollo económico resiliente al clima, es decir, con bajas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), no comprometiendo además la producción de alimentos.

Para muchos los acuerdos de la COP21 de Paris fue un tímido intento para atender la grave crisis climática planetaria, dejando de lado aspectos álgidos como la -puesta a punto- del fondo mundial para financiar las acciones de A&M, y la ausencia de compromisos concretos de los países en cuanto a cantidad/ tiempo en la reducción de los GEI, sobre todo de los dos más -grandes- contribuyentes de emisiones de carbono: China y EEUU. En este último aspecto, España como Estado miembro de la Unión Europea se suma al ambicioso compromiso regional de reducir las emisiones de GEI, en al menos un 40 % para el año 2030.

La expectativa -no oficial- de la COP25 en la cumbre de Madrid sin albergar dudas, y permitidnos la osadía de ser portadores del clamado mundial, se centra en -el acuerdo global y vinculante- para establecer los límites de las emisiones de carbono y otros GEI, bajo una óptica de -responsabilidades comunes pero diferenciadas-, para poder cumplir con el – no más de 2 grados - , y por supuesto del compromiso -más concreto- de las naciones más desarrolladas , para lograr un -apoyo financiero suficiente- para fortalecer a los mecanismos de financiación para la acción climática. Recordemos que los mecanismos de financiación de la Convención están conformados por aportes del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, siglas en inglés) y el Fondo Verde para el Clima (GCF), así como también, de otros mecanismos específicos adicionados posteriormente, como Fondo especial para el cambio climático (SCCF), el Fondo para los países menos desarrollados (LDCF) y el Fondo de Adaptación (AF). Recordemos también que estos fondos fueron constituidos como mecanismo para ayudar sobre todo a los países en vías de desarrollo.

Para comprender mejor la expectativa en los mecanismos de financiación cabe recordar que durante la COP 21 en París, se propuso una nueva meta colectiva partiendo de un fondo base de 100 mil millones USD por año, objeto que no formó parte del Acuerdo de París y está hoy muy lejos de cumplirse.

Retomando el tema del liderazgo o mejor entendido como los -ejemplos a seguir- sin duda este papel ha recaído sobre EEUU, China y la Unión Europea. Aún está vigente aquella memorable imagen de los líderes del G8 en julio del 2008 donde - pala en mano - y simbólicamente sembrando árboles, acordaron avanzar hacia un acuerdo climático, para reducir las emisiones de carbono en 50% para el 2050. Uno de esos líderes representaba a los Estados Unidos, país que hasta poco antes era reticente a formar parte del Acuerdo de Kioto.

EEUU es el segundo país que a pesar de tener el 4 % de la población mundial produce alrededor del 25 % de las emisiones de GEI mundiales. Por esa razón, no se comprendió como el actual presidente Donald Trump -dio una patada a la mesa- anunciando en junio del 2017 el retiro de EEUU del Acuerdo de París. Paradójico considerando que la opinión pública en todo Estados Unidos (57 % según cifras de encuesta realizada por la Universidad de Yale) no es negacionista y cree que la quema de combustibles fósiles son los responsables de los daños climáticos. La administración Trump no ha perdido un minuto para retirarse del acuerdo climático, sin embargo, algunos opinan que el resultado que ellos esperaban, con un -retiro masivo- de los países del Acuerdo no se logró, y la salida de ese país aún no se ha materializado, es decir, aun forma parte del Acuerdo. A lo interno de EEUU muchos estados y distritos siguen sus planes para la sustitución de los combustibles fósiles, a pesar de la posición del gobierno central. Otro dato relevante, es que dada una reelección de Trump en el venidero 2020, es que se podría confirmar la salida definitiva de este país del Acuerdo del Clima. En ese contexto, con el vacío que deja Estados Unidos ahora recae el liderazgo en la Unión Europea y China, siendo este último el primer país productor de GEI, con alrededor del 29 % de las emisiones globales, y podemos estar tranquilos porque su gobierno ha expresado su compromiso climático, adoptando importantes medidas para evitar que el planeta aumente su temperatura en más de dos grados.

A pesar de los grandes obstáculos para esta cita, debemos ser optimistas al esperar -humo blanco- al obligante y urgente acuerdo para frenar el calentamiento global de la atmósfera y comenzar a detener la inercia de esta grave crisis ambiental. Nuestro papel será fácil, además de ofrecer nuestra ciudad de Madrid como sede al evento, solo nos resta dar lo que nos sobra, nuestra hospitalidad a más de 25 mil personas que en nombre de unas 196 naciones del mundo, deambularan por nuestros granitos del 2 al 14 de diciembre.

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