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No sé si te pasa como a mí, pero después de esta pausa estival necesito echar mano de todos mis recursos para integrarme nuevamente en mis quehaceres con aquel espíritu positivo que tanto me ayudaba y, ay, no sé dónde lo dejé…

Veo y oigo por doquier noticias preocupantes:  el planeta sufre múltiples incendios de sexta generación, seguimos sin gobierno, el G7 no firma ningún comunicado después de su reunión, el  proceso del Brexit está en una fase inquietante, corren por ahí varios presidentes de gobierno francamente locos, la  brecha ricos - pobres se ensancha… ¿para qué seguir? Tal parece que estemos asistiendo al fin de nuestra civilización, como ocurrió con egipcios, romanos, mayas y tantos otros pueblos:  cuando sus respectivas sociedades llegaron a altos niveles de confort comenzó la desintegración.

Me pregunto entonces para qué sirven los esfuerzos que tantos y tantos ciudadanos hacemos cada día intentando desde nuestro rinconcito enderezar el rumbo tanto en el ámbito personal como en el profesional.  Y eso enlaza con un precioso cuento que he recibido recientemente y que pego aquí para endulzar la reflexión:

Cuenta la leyenda que un día hubo una incendio enorme en el bosque. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.

De pronto, el jaguar vio pasar por encima de su cabeza al colibrí…en dirección contraria, es decir, hacia el fuego. Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Al instante le vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario:

¿Qué haces, colibrí?, le preguntó.

Voy al lago – respondió él – tomo agua con el pico y la echo al fuego para apagar el incendio.

El jaguar sonrió.

¿Estás loco? – le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?

No – respondió el colibrí – yo sé que solo no puedo. Pero ese bosque es mi hogar. Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido por eso. Y yo le ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de él y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.

En ese momento, los espíritus del bosque que escuchaban al colibrí, se sintieron conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia el bosque. Y milagrosamente enviaron un fuerte chaparrón, que terminó con el incendio.

Las abuelas indias contaban esta historia a sus nietos concluyendo:

“¿Quieres atraer los milagros a tu vida? ¡Haz tu parte!”

Me encanta la postura del colibrí, que hago mía.  Este bosque es mi hogar y haré lo que pueda por él.  De forma que he ideado una pequeña fórmula para evocarla en momentos de desfallecimiento y así poder seguir en la brecha.  Aquí la tienes por si te pudiera servir:

Fórmula CEH = Compromiso + Ética + Humor

El Compromiso lo ha explicado el colibrí de forma insuperable, así que no abundaré en el tema.

El diccionario de la RAE define la Ética como  el conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Si consultamos el libro de Adela Cortina ¿Para qué sirve realmente la ética? podemos encontrar muy buenas respuestas.  Para no cansarte copio aquí una: para intentar forjarse un buen carácter, que aumenta la probabilidad de ser felices y justos, al ayudar a estimar los mejores valores y optar por ellos. (Tienes un buen resumen del libro aquí).

¿Y qué decir del Humor? Veamos qué opinan algunos especialistas:

  • Si escuchamos a Gross y Muñoz , el sentido del humor puede ser beneficioso para la salud mental y el bienestar psicológico al contribuir a la habilidad para regular o manejar emociones; 
  • Gómez de la Serna opina que el humorismo sólo pretende desacomodar interiores y desmontar verdades;
  • Fernández Solís y García Cerrada señalan que el humor enseña a una persona a ser cercana y disponible; humilde y nada presuntuosa; capaz de reírse de sí misma ante los contratiempos; capaz de vivir su tarea profesional en clave positiva, de tener una mente abierta y despierta, de aprender de los acontecimientos y de las personas que le rodean, paz de desdramatizar conflictos y problemas, de mejorar las relaciones interpersonales y de creer y confiar en los otros.
  • Jáuregui nos explica que el sentido del humor tiene las siguientes funciones, entre otras: 1) elimina el estrés y fomenta la salud, sin efectos secundarios; 2) genera una gran energía motivadora, sin contaminar la atmósfera; 3) conecta y comunica a las personas, sin los molestos cables ni radiaciones WI-FI; 4) potencia la memoria, la creatividad y el poder de computación de su ordenador cerebral; 5) y aunque no corta el césped ni trocea los alimentos a tres velocidades, permite disfrutar de cualquier tarea cotidiana y superar los malos humos cuando el cortacésped se traga un billete de cien euros o el robot de cocina le riega de sopa.

De forma que una combinación CEH (Compromiso + Ética + Humor) me está funcionando muy bien.  Qué porcentaje añadir de cada elemento queda al buen criterio del laboratorio, es decir, tú.  Si decides aplicar la fórmula me encantaría saber cuán bien te ha funcionado. ¡Suerte!

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