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El comercio electrónico está revolucionando los hábitos de consumo de todo el mundo. El poder de los clientes a la hora de decir “lo quiero ahora, y lo quiero ya” se está convirtiendo en un caldo de cultivo de un mal endémico para las páginas web: todo vale con tal de vender en internet. Esa inmediatez que la mayoría de las empresas de e-commerce está sufriendo les está pasando factura.

Vemos como día a día los grandes e-commerce exprimen a las compañías de mensajería hasta la extenuación. Menos precio y más rapidez en las entregas. Los grandes exigen eso. Y los medianos y los pequeños también lo exigen, hasta el punto de que las compañías de mensajería están, literalmente, tirando los precios y trabajando por muy poco margen o casi ningún beneficio. Pero no pueden salir de ahí porque perder ese cliente significa mucho en su cuenta de resultados.

Por otra parte, también se asfixia al fabricante. Más producción a menor precio, hasta asfixiarlo económicamente u obligarlo a pedir líneas de crédito o financiación. No sólo queremos más producción, sino que pedimos más producción y queremos pagar menos o pagar más tarde. Sin duda, el daño es totalmente directo en esta parte de la cadena comercial.

Eso sí nuestro cliente final, el que compra en nuestra página, tiene que estar contento a toda costa. Aunque nuestro fabricante cierre por falta de liquidez o la empresa de transporte se vea abocada a la bancarrota.

No inculcamos valores sobre la calidad, ni sobre el servicio, ni sobre lo importante que es toda la cadena de valor que permite que esa compra sea posible. Todo lo contario. El cliente nos compra un artículo y, si no lo quiere, lo devuelve. Mientras tanto, en el otro lado de la cadena los demás siguen sin cobrar.

Sin perder de vista el negocio, ya que las empresas están para ganar dinero, hay muchísimas acciones que te permitirán ganarte el respeto del resto de los e-commerce y del público consumidor. Desde hace algunos años hemos importado una costumbre anglosajona muy buena: la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).

Cada vez son más e-commerces los que están optando por esta forma de dirigir la empresa. Sin duda, la RSC está enfocada a las grandes corporaciones, pero también puede ser adoptada por las pequeñas y medianas empresas, ya que está orientada a ofrecer una imagen más social de la empresa y a distanciarse de la opinión generalizada de que las empresas sólo piensan en ganar dinero.

Sin embargo, se puede ganar dinero en el e-commerce y ser social. Acciones como colaborar con diferentes ONGs o asociaciones, ya sea con ayudas económicas, impartiendo talleres o acogiendo y formando personal en prácticas para luego contratarlos tienen un impacto muy positivo en la sociedad.

Ayudar en la investigación de alguna enfermedad, crear materiales sostenibles no contaminantes a raíz de residuos o facilitar material para el desarrollo de actividades sociales generan una vinculación social con los clientes. Esos consumidores se convierten en amantes de tu marca porque la asocian a un buen fin, a algo que para ellos es importante porque corrieron la carrera con las zapatillas que tu e-commerce les dio o visitaron el Belén que se pudo exponer con tu ayuda.

Pero no nos quedemos siempre en esta parte de la cadena, la del consumidor final. Volvamos a la otra parte de la cadena, a la de producción y logística. Igual de importante es mantener contento a tu cliente como a tu proveedor. Una de las máximas de cada empresa debe ser la de no generar morosidad, la de pagar contra factura o financiar lo menos posible. Cuando retrasas los pagos, estás jugando con la salud económica de otros operadores y, posiblemente, perjudicándola. El e-commerce debe ser mucho más fácil, como en todos los negocios, “aceitunita comida, huesecito fuera”.

Dentro de las políticas de RSC que practicamos en Masaltos.com, la moral de pagos es importantísima, hasta el punto de que el Presidente del Gobierno de España nos entregó en 2018 un premio a las buenas prácticas de pago, reconociendo la contribución de Masaltos.com al crecimiento de la economía española y la lucha contra la morosidad.

Como vemos, realizar acciones de RSC dentro del e-commerce no tiene por qué estar aparejado con un beneficio económico, pero el desarrollo de estas acciones genera una imagen sólida y firme de la empresa dentro del mercado de internet y del físico, convirtiendo en embajadores de marca no sólo a tus clientes, sino también a tus proveedores y, en algunos casos, por qué no decirlo, hasta al Presidente del Gobierno. Y esas acciones, a medio plazo, sí que conllevan un beneficio justo y económico.

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Opinióne-commerce

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