El comercio electrónico está revolucionando los hábitos de consumo de todo el mundo. El poder de los clientes a la hora de decir “lo quiero ahora, y lo quiero ya” se está convirtiendo en un caldo de cultivo de un mal endémico para las páginas web: todo vale con tal de vender en internet. Esa inmediatez que la mayoría de las empresas de e-commerce está sufriendo les está pasando factura.