Si tú, empresa, consigues la confianza de un Millennial, tienes mucho camino recorrido. Tu marca no es solo tu logo, tu publicidad o tus productos. Tu marca, para nosotros, es una forma de vida.
Hemos crecido en la revolución 4.0, aquélla en la que las marcas, y no las personas, nos dicen cómo comportarnos e intentan influenciarnos en la toma de decisiones. Todavía no tenemos la suficiente personalidad para enfrentarnos a nuestra propia individualidad, al contrario que, por ejemplo, la generación Z.
¿Por qué? Porque en un mundo globalizado, preferimos apoyarnos en otros para que la comuniquen. Así que, si ves un grupo de Milennials que lleva una gorra de una determinada marca, no es casualidad, es una forma de hablar sin decir una palabra.
Somos consumidores conscientes, pero no de productos, sino de estilos de vida. Damos más importancia a que los valores de la marca coincidan con los nuestros a que un producto tenga un determinado origen o etiqueta.
Somos una generación que creció entre el parque e internet. Así que tenemos competencias sociales que nos permiten comunicarnos con rapidez desde vecindario hasta el otro lado del globo. Así que, si todavía ningún Millennial ha protestado delante de su universidad en contra de las prácticas de tu empresa, puedes estar tranquilo.
Para un Millennial, toda empresa es responsable hasta que se demuestre lo contrario. Si esto sucede, si se demuestra lo contrario, es decir, que tu empresa no es responsable, podemos ser muy crueles. Somos como una gran tribu a favor de la justicia.
También nos convertimos en su peor enemigo si una marca nos decepciona. Podemos revindicar hasta las últimas consecuencias.
Porque los Millennials somos sinceros, y esperamos lo mismo de las marcas. Por eso, trata de que tu marca no pierda nuestra confianza. Y llegaremos a ser tu mayor aliado.