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Los humanos tenemos múltiples facetas. Somos padres, hijos, trabajadores, hermanos, consumidores. En todas esas facetas intentamos conseguir lo mejor para nosotros y para los que nos rodean o, al menos, nos gustaría pensar que intentamos. Si hay cosas que nos preocupan, si buscamos hacer el bien a nuestro entorno siempre que podemos…¿por qué no hacemos lo mismo cuando invertimos nuestro dinero? ¿Qué pasaría si supiéramos que estamos financiando actividades con las que no comulgamos, o que incluso nos producen rechazo? Veamos un ejemplo reciente.

Los humanos tenemos múltiples facetas. Somos padres, hijos, trabajadores, hermanos, consumidores. En todas esas facetas intentamos conseguir lo mejor para nosotros y para los que nos rodean o, al menos, nos gustaría pensar que intentamos. Si hay cosas que nos preocupan, si buscamos hacer el bien a nuestro entorno siempre que podemos…¿por qué no hacemos lo mismo cuando invertimos nuestro dinero? ¿Qué pasaría si supiéramos que estamos financiando actividades con las que no comulgamos, o que incluso nos producen rechazo? Veamos un ejemplo reciente.

Es catorce de febrero de 2018. Amanece un bonito día de los enamorados en Parkland, Florida. Un joven de 19 años irrumpe en la Escuela Secundaria Marjory Stoneman Douglas pertrechado con un fusil semiautomático Smith & Wesson AR-15. Lo que ocurre después deja tras de sí 17 vidas, rabia e impotencia. Una verdadera tragedia desde cualquier punto de vista, pero en especial para el sector educativo, que ve con frustración un episodio más de violencia en sus aulas. Profesores y profesionales de la educación ven por los suelos su esfuerzo diario enseñando a los jóvenes valores como la tolerancia, el respeto y la cultura de la no-violencia. Pero ahí no acaba el daño. ¡Cuál es la sorpresa para el colectivo de profesores del Estado de Florida cuando descubre que su fondo de pensiones es accionista de American Outdoor Brands, el propietario de Smith & Wesson! El colectivo reacciona con furia -¿Cómo es posible nuestra jubilación se financie con beneficios generados por compañías que fabrican y venden armas de fuego que acaban matando a estudiantes y profesores? ¿Quién, cómo y por qué toma la decisión de invertir en este tipo de compañía? ¿No debería nuestro plan de pensiones tener en cuenta los intereses, valores y preferencias de la comunidad de profesores? - Ante tan grande decepción, más tajante fue la la respuesta: ordenar de desinvertir del sector de armamento ligero. Aun así, el daño es irreparable.

Este tipo de episodio puede sonar lejano al lector, porque, al fin y al cabo, el caso de Parkland ocurre en EEUU, un lejano país donde hay más armas que habitantes. Sin embargo, cuando pensamos en nuestros ahorros debemos cambiar de perspectiva. Aunque nuestra realidad cotidiana sea local, nuestras carteras de inversión son globales y están expuestas a un gran número de actividades que muchos reprobaríamos. En el contexto de una sociedad cada vez más transparente e informada, nos enfrentamos con mayor frecuencia a este tipo de verdades incomodas. La pregunta es, ¿cómo asegurarnos de que no nos pase como a los profesores de Florida? ¿Cómo velar por nuestro propio interés y tener un mejor impacto en la sociedad? Afortunadamente, existe una buena respuesta: la inversión responsable.

La inversión responsable, es una filosofía de inversión que pretende ir más allá análisis económico-financiero, para observar el impacto de las compañías y organizaciones en el ámbito ambiental, social y de buen gobierno (ASG). La combinación de ambas dimensiones - financiera y extra financiera- lleva a mejores decisiones de inversión. Esto responde a dos aspiraciones distintas, una altruista y otra egoísta.

Vamos con la altruista primero. La inversión responsable nos permite saber si estamos expuestos a compañías y sectores poco alineados con nuestra visión del mundo. Porque no todos compartamos las mismas inquietudes o valores, la inversión responsable nos abre una amplio abanico de posibilidades para poder acomodar nuestros estándares éticos. Desde la explotación de derechos humanos, a la experimentación animal, pasando por el juego, el tabaco o la pornografía. De esta manera, podemos evitar situaciones tan kafkianas como la del fondo de pensiones de los profesores de Florida.

La segunda motivación, la egoísta, tiene que ver con mejorar el perfil de riesgo y de rentabilidad de nuestras inversiones. Desde un punto de vista de riesgos, la monitorización de los aspectos ASG reducen la probabilidad de experimentar un shock social o ambiental o de integridad empresarial. Gran parte de los escándalos más sonados de la historia reciente podrían haberse evitado si hubiéramos contemplado los factores ASG. Utilizando datos de Sustainalytics – una agencia de análisis de sostenibilidad – vemos que Facebook se encontraba en el percentil 0 (¡sobre 100!) en gobierno corporativo antes del escándalo de Cambridge Analytica. Wells Fargo, por su parte, se encontraba el percentil 2 en desempeño social, antes del fiasco de las cuentas falsas a inmigrantes ilegales. Y así podríamos recitar a un gran número de incidentes similares.

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Desde el lado de la rentabilidad, los aspectos ASG también suponen un catalizador del desempeño financiero. El reciente estudio de Forética, El Valor de la Gobernanza, incrementando el retorno a través de la gestión extrafinanciera, demuestra cómo un inversor en bolsa española hubiera generado una rentabilidad superior en más del 4,6% al año si hubiera elegido a las compañías con mejor desempeño en sostenibilidad.

Este mejor comportamiento financiero se debe a la conjunción de dos factores fundamentales. Por una parte, se está produciendo un cambio en las expectativas de los ahorradores, que quieren saber más acerca de sus carteras de inversión. Por otra parte, los aspectos ASG han entrado de lleno dentro de la responsabilidad fiduciaria de los gestores de inversiones, que quieren dar un mejor servicio a sus clientes. Lamentablemente, nos volveremos a encontrar con escándalos y shocks como el de Parkland durante toda nuestra vida, pero lo haremos sabiendo que hacemos todo lo posible por mejorar el impacto de nuestra actividad inversora. Entretanto, disfrutaremos de mejores retornos. No se me ocurre mejor manera de ahorrar para el futuro.

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OpiniónInversión ISR

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