Imagine que todos los actores estén de acuerdo en realizar un “Sprong químico" para desintoxicar masivamente los productos comerciales.
Mientras que la amenaza sanitaria de los disruptores endocrinos se confirma y a su vez los políticos y legisladores europeos comienzan a posicionarse claramente, las empresas se enfrentan a una urgencia: adaptarse rápidamente y hacer un salto hacia la desintoxicación de sus productos para evitar eventuales crisis mediáticas o regulaciones brutales.
Tal como ocurre con la iniciativa holandesa EnergieSprong que permite masificar las renovaciones energéticas de las viviendas, un “Sprong químico” saludable es más que deseable para los negocios y para las generaciones futuras.
Los disruptores endocrinos (EDC) son reveladores de una contaminación generalizada debida a un consumo importante de materias artificiales que se han convertido en necesarias para nuestro modo de consumo desde hace un siglo. Alimentarse, arreglarse, maquillarse, equiparse, amueblarse, etc. Son muchas las actividades a diario que nos exponen a estos EDC mediante los productos que ingerimos o utilizamos.
Los toxicólogos luchan por entender cómo funcionan estas miles de sustancias potencialmente disruptivas en nuestro sistema hormonal ya que su comportamiento es inusual: “la dosis hace el veneno” no aplica, los EDC no sólo causan daño si solo se produce en una concentración suficientemente alta, de igual forma el riesgo aumenta en algunos períodos de exposición de la vida de un individuo (embarazo, infancia, adultez) de los efectos transgeneracionales que aparecen, etc.
La falta de conocimiento tecnológico también se siente. Los industriales que fabrican nuestros productos, no respaldados por expertos en química, como las marcas que los comercializan, en su mayoría ignoran la composición real y detallada de estos productos: sus cadenas de suministro siguen siendo a menudo opacas sobre este tema.
Por último, los políticos no siempre se adaptan de forma ágil a las legislaciones (con todo ya muy “cubrientes” como el Reglamento REACh - Registration, Evaluation and Autorisation of Chemicals), a estos riesgos emergentes y la legislación europea tarda en completarse, bajo la presión de lobbies de todo tipo.
Se comprende mejor el alarmante coste sanitario de los EDC (150.000 millones de euros por año en Europa [Fuente : Endocrine Society]), para los hombres como para los animales (cánceres hormonales, reducción de la fertilidad, daños al cerebro, etc.).
Los disruptores endocrinos ponen así a las empresas en una posición inédita: una inseguridad global (científica, mediática, política, reglamentaria, social, etc.). Por lo tanto, es necesario actuar y anticipar adaptando la composición misma de los productos que comercializan. Ya que esperar constituye al mismo tiempo un riesgo de responsabilidad (respeto al estado de los conocimientos que las empresas deben asumir), un riesgo de reputación porque las expectativas de la sociedad son fuertes sobre productos seguros y sanos y simplemente un riesgo para su negocio cuando hay que considerar, en el mejor de los casos, sustituir la sustancia, o en el peor de los casos, detener las ventas de ciertos productos (por razones sanitarias o reglamentarias).
Es necesario desarrollar un enfoque pragmático y desapasionado con los actores de la gran distribución y a los fabricantes para mejorar la puesta en el mercado de sus productos (para la empresa, el consumidor y el planeta).
Para desintoxicar masivamente estos productos, la forma de proceder debe ser la siguiente:
Realizar una vigilancia (científica, social, reglamentaria) permanente y multidisciplinaria sobre las sustancias controvertidas en el mercado, a fin de tener la mejor información para tomar las mejores decisiones.
Estructurar una plataforma de datos sobre las sustancias y sus usos, en relación con todos los productos de consumo con el fin de informar a las empresas sobre la posible presencia de EDC en sus productos.
Desarrollar un análisis de riesgos para jerarquizar las parejas de productos / EDC más riesgosas.
Construir un mapa de surtidos complejos para emprender las acciones más efectivas con las cadenas de suministro.
Para casos todavía no claros, valdría la pena redactar notas de posición para reforzar las elecciones de la empresa frente a sus grupos de interés (por ejemplo, detener o mantener un producto teniendo en cuenta los conocimientos actuales e ir más allá de las controversias).
Anticiparse al cumplimiento normativo de los productos frente a cambios rápidos que podrían tener un impacto significativo en el negocio (prohibiciones de productos, sustancias, etc.)
Buscar el acompañamiento de un experto para realizar la sustitución o la reformulación de los productos que contienen sustancias polémicas.
Evaluar a los proveedores no-químicos de las principales marcas para acelerar su progreso e impactar positivamente en toda su cadena de suministro.
Formar a todos los departamentos de la empresa que pueden influir positivamente en el proyecto de sustancias EDC: compras, marketing, RSC, jurídico, etc.