El tema de la Brecha Salarial es un recurrente en nuestras cenas, reuniones y conversaciones. Y en este artículo me centro en qué nos diferencia y qué puede perjudicar a la mujer por el hecho de ser mujer.
Estas últimas semanas, en el Pleno del Congreso de los Diputados, se ha debatido sobre la Brecha Salarial a propuesta de PSOE. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado que su Gobierno ha trabajado en la materia durante estos años y que España se encuentra por debajo de la media europea en discriminación salarial. Sin embargo, la Organización de Naciones Unidas asegura que las mujeres ganan de media un 23% menos que los hombres.
Así que el debate está servido. Nosotros, desde Fundación Másfamilia y nuestra Iniciativa efr, creemos que la solución estaría en fomentar la gestión de la conciliación en las compañías para acabar con la Brecha Salarial existente en nuestro país y ayudar a otros países a mejorar los ratios en este sentido.
Pero mientras trabajamos en sensibilizar sobre esta necesidad de conciliación presente en las empresas y en la sociedad, creemos que es fundamental también profundizar en las causas reales que están por detrás de esta desigualdad entre hombres y mujeres. Estoy convencido que si ambos sexos fuéramos ciborgs, o máquinas sin sentimientos o razón, y nuestras diferencias se redujeran a meros aspectos físicos o psicológicos, eliminando la maternidad como posibilidad, reduciríamos los aspectos de desigualdad en la empresa en cualquier rincón del mundo.
Porque es increíble que en pleno siglo XXI a la mujer se le discrimine, fundamentalmente por ser madre y, lo que es peor, por su capacidad de poder serlo en el futuro.