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La información vinculada al cambio climático se está convirtiendo en una parte esencial de la integración de criterios de sostenibilidad en las estrategias de inversión

Más allá de las obligaciones regulatorias, esta información ayuda a concienciar a los equipos de gestión sobre los riesgos financieros del cambio climático. También anima a los gestores a asignar más flujos de inversión hacia los sectores y compañías que contribuyen positivamente a la transición hacia una economía baja en carbono. La responsabilidad contra el cambio climático fomenta la innovación y por ello es una fuente importante de crecimiento en línea con los cinco temas ambientales que hemos identificado: energía limpia, eficiencia energética, biodiversidad, economía circular y movilidad sostenible. Por ello, una asignación de capital favorable a la transición energética es compatible con los objetivos de rendimiento financiero.

Además, este enfoque de mejora continua en términos de información relacionada con el cambio climático también debería alentar a los gestores a ir más allá en el diálogo con las compañías, en particular con aquellas más expuestas a los riesgos climáticos. Entre ellas, se encuentran las compañías de sectores como la energía, materias primas, bienes de equipo, automoción, alimentación, utilities y transporte.

En Oddo BHF AM aplicamos la integración de los riesgos climáticos en las decisiones de inversión en tres ejes: medición cuantitativa de la intensidad del carbono en los fondos de renta variable, inclusión de temas medioambientales en el diálogo con las compañías y medición cuantitativa de la contribución de las estrategias de inversión a la transición hacia una economía baja en carbono.

La huella de carbono es una medida imperfecta. No todos los datos están disponibles y habitualmente están limitados a las emisiones directas e indirectas en la fase de producción. En Oddo BHF AM hemos optado por trabajar con la intensidad de carbono, un indicador menos volátil y que refleja mejor la efectividad de las acciones corporativas. Pero la intensidad de carbono, igual que la huella de carbono, es una medida estática que refleja una situación pasada y no nos dice si la estrategia de inversión de una compañía está orientada a fomentar las oportunidades medioambientales o cómo de elevada es su exposición operacional a los riesgos climáticos.

Por este motivo, preferimos un enfoque dinámico con visión de futuro, como es el caso del análisis de transición energética. Este enfoque analiza el posicionamiento del sector en el que opera la compañía y la puntuación de la compañía según nuestro modelo ESG. Más allá de identificar el impacto medioambiental, el objetivo también es destacar el potencial a medio y largo plazo de los factores de creación o destrucción de valor de las compañías. Esta metodología nos permite tener un enfoque cualitativo para alinear nuestras carteras con los escenarios climáticos.

Nicolas Jacob, responsable de análisis ESG de Oddo BHF AM

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