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Si conseguir cambiar nuestra actitud y hábitos para adoptar el coche eléctrico, conseguiremos, como sociedad un cambio de paradigma. Abriremos la puerta a un consumo de energía más responsable extensible a todos los sectores

Si hay un ejemplo claro de cambio de paradigma y de costumbres contra el cambio climático, ese es el coche eléctrico. Aunque este vehículo tiene las mismas funciones que un coche de combustión, y algunas características muy ventajosas con respecto a nuestro entorno, todavía no ha ganado terreno suficiente.

Echando un vistazo rápido vemos que el coche eléctrico es más barato de cargar, es más silencioso, se estropea menos que uno de gasolina. Además no emite CO2 y es sostenible.

Entonces, ¿qué está fallando? Tenemos una respuesta clara frente al cambio climático, la tenemos delante de nosotros, y no la tomamos.

¿Es inercia o pereza?

Es cierto que por inercia, muchos de nosotros tendremos ya nuestro propio vehículo de gasolina y que por ‘tradición’ sigamos con él porque nos funciona muy bien. E sposible que lo tuvieras antes incluso de enterarte de las ventajas de uno eléctrico. O incluso que lo hayas heredado.

Pero sabiendo que la inversión en comprar un coche eléctrico se amortiza en unos pocos años, ¿de verdad es esta una excusa? Aquí es donde entra en juego la pereza. Aunque el coche eléctrico tiene muchas ventajas, también supone una predisposición a cambiar y a adaptarnos al coche.

Sin duda, requiere que cambiemos nuestras costumbres y hábitos de consumo. Primero, tendremos que instalar un punto de carga en casa, acostumbrarnos a cargarlo en horas super valle, además de solicitar un cambio de tarifa a a nuestra comercializadora, para cargarlo al precio más asequible.

También nos produce mucha pereza eso de que con el vehículo eléctrico es más complicado hacer trayectos largos - aunque el 90% de los desplazamientos ‘domésticos’ son trayectos cortos-. Es complicado, primero, porque hay pocos puntos de carga distribuidos por las carreteras españolas; y segundo, porque necesitamos esperar para que se cargue, no como llenar el tanque de gasolina en 2 minutos.

Un cambio radical de perspectiva

¿Sabías que viajar en tren es un 80% más eficiente que hacerlo en un coche de gasolina? Pero nos da igual cuál es más eficiente o cuál más sostenible. En la mayoría de casos buscamos comodidad o buen precio, ¿o no?

Al final, la pereza supera la inercia.

Pasarse al coche eléctrico requiere un cambio de hábitos, pero esto sólo puede ocurrir cuando estamos realmente concienciados. Solo si estamos dispuestos a ver las cosas de otro modo, a cambiar nuestro punto de vista y además tomar cartas en el asunto. Algo que no es fácil.

Efectivamente, el coche eléctrico es clave para la lucha para el cambio climático, tal como reza el titular. Es la puerta de entrada a un cambio de mentalidad, y un cambio de consumo y conducta energética, para toda la sociedad.

Porque cuando lo hagamos, cambiarnos al eléctrico supondrá que hemos sobrepasado la barrera de la pereza y somos conscientes de nuestro entorno. Solo así será más fácil extender ese cambio a la indústria y al resto de ámbitos.

Sin embargo, aún estamos muy lejos de cruzar la meta… Lo sé, dar el paso da pereza. Pero ¿y si nos esforzamos por cambiar eso?

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