Publicado el
Como hemos visto en el artículo sobre La Responsabilidad Social de la Administración Pública, integrar en la gestión de la Administración criterios de Responsabilidad Social tales como aumentar la transparencia en la propia gestión, fomentar la cultura de ética pública, gestionar los impactos sociales, ambientales y económicos y transmitir desde la Administración a la ciudadanía el compromiso de ésta con los valores éticos sería un primer paso hacia el buen gobierno en el sector público

Por ello, es importante hablar de la cadena de valor sostenible en la gestión pública, que en base a la definición que ha elaborado Forética, ésta hace referencia a la gestión responsable de todos y cada uno de los elementos que entran en juego a la hora de producir un bien o servicio, bien desde el aprovisionamiento como hasta los residuos que genera su propia utilización[1].

Es importante como primer paso definir la cadena de valor en sí misma. Este modelo propuesto y difundido por Michael Porter, constituye uno de los instrumentos más ricos y populares para el análisis interno. El concepto de cadena de valor se refiere a la desagregación de la empresa en las actividades básicas que es preciso llevar a cabo para vender un producto o servicio.

Cada actividad incorpora una parte del valor asociado al producto final y también representa una parte del coste total de dicho producto. El objetivo del análisis de la cadena de valor está en identificar las fuentes de ventajas competitivas para la empresa, es decir, las actividades que más valor añadido generan.

Untitled copy copy 

Pues bien, para el caso de las administraciones públicas ocurre lo mismo que para el sector privado: cada vez cuentan con cadenas de valor más amplias ya que tienen una red importante de numerosos proveedores, todo ello además impulsado por la globalización y la búsqueda de mano de obra barata. Es más, la externalización se ve como una ventaja competitiva que ofrecen los países en desarrollo, precisamente gracias a dicha reducción en el coste de la mano de obra. Sin embargo, la principal consecuencia de esta situación son condiciones de trabajo precarias en dichos países. Por ello se puede observar la generación de un nuevo debate entorno de la Responsabilidad Social en la Cadena de Suministro o, como trataremos a continuación, la Cadena de Valor Sostenible (Strandberg, Lena, 2010).

Como ya se ha comentado con anterioridad, la cadena de valor es “el conjunto de actividades que se desarrollan sucesivamente para generar valor al cliente final[1]”. Por ello, los proveedores pasan a ser uno de los grupos de interés más importantes, tanto de las organizaciones privadas como de las públicas y se convierten en uno de los pilares fundamentales de la Responsabilidad Social. Además, ya se ha comentado también que debido a la naturaleza de la Administración Pública, tener en cuenta los impactos que se general a lo largo de la cadena de suministro y gestionar los riesgos y oportunidades derivados, se vuelven algo fundamental en la gestión pública.

Aspectos tales como la globalización, la externalización y el abastecimiento de la cadena de valor han derivado en importantes cambios estratégicos, por lo que la relación con los proveedores ha pasado a ser un tema central. Además, este es un aspecto clave en la contratación pública, tal y como lo analizamos en el artículo sobre las cláusulas sociales en la contratación pública.

En la siguiente tabla se resumen los diferentes temas en materia de Responsabilidad Social que se deben tener en cuenta a la hora de gestionar la cadena de valor. Debido a que dichos temas pueden ser diferentes en función del sector y la actividad que se desempeñe, se han querido plasmar los temas generales en función de las categorías social, ambiental y económica.

 

Temas sociales

Temas ambientales

Temas económicos

El trabajo infantil

Emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero

La situación económica de los proveedores y la relación entre proveedor y comprador

Trabajo forzoso

Uso de energía, agua y otros recursos

Plazos de entrega más largos y logística más compleja

Discriminación en materia de empleo y ocupación

Materias primas, escasez y biodiversidad

Falta de comunicación y confianza

Los salarios

Residuos y contaminación

Precios y condiciones comerciales

La comunidad

 

Abastecimiento local y diversidad de proveedores

La responsabilidad del producto

 

Corrupción y sobornos

Tabla 1.Temas en materia de RSC en la Cadena de Valor. Fuente: elaboración propia en base a “La Responsabilidad Social Corporativa en la Cadena de Valor (Standberg, Lena, 2010).

¿Por qué una cadena de valor sostenible?

Existen diferentes motivos para apostar por una cadena de valor sostenible, como por ejemplo el aumento de regulaciones gubernamentales, locales y regionales que suponen costes por su incumplimiento. Además de dichos costes, existen también numerosos riesgos al no incluir criterios de RS en la gestión de la cadena de valor, los cuales serían entre otros:

  • Riesgos de pérdida de reputación
  • Riesgos legales y operacionales
  • Corrupción
  • Falta de licencia de operación ante la comunidad, los interesados y los gobiernos

Por ello, es importante también mencionar los numerosos beneficios que existen de contar con una cadena de valor sostenible. Como se recoge en el cuaderno de la Cátedra “La Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo “La Responsabilidad Social Corporativa en la Cadena de Valor[1]”, dichos beneficios serían:

  • El aumento de la capacidad de los proveedores y la fidelidad entre los actores: colaborando con los proveedores la empresa compradora, en este caso la Administración Pública, se asegura la puntualidad en los suministros y el cumplimiento de los requisitos de la producción.
  • Ayuda a obtener nuevos negocios y contrataciones públicas: este punto estaría totalmente ligado al de la contratación pública responsable y de cómo se deben introducir clausulas sociales en los pliegos de contratación para garantizar unos productos y servicios responsables y sostenibles a la ciudadanía.
  • Innovación: el cumplimiento de los nuevos retos éticos pueden servir como motivación para la innovación de nuevos productos y servicios.
  • Acceso a inversores: que la cadena de valor cuente con una propuesta responsable supone que la entidad es consciente de los riesgos presentes y futuros. Además, los inversores cada día tienen más en cuenta los indicadores de tipo social, medioambiental y de gobernanza.
  • Reduce los costes y aumenta la eficiencia: es un hecho que operar de manera sostenible limita los costes, reduciendo los recursos utilizados. Una mayor conciencia social y ambiental en la cadena de valor puede ahorrar recursos, eliminar o reducir los residuos generados y aumentar las ventajas competitivas.
  • Aumenta la productividad: utilizar métodos a lo largo de la cadena de valor que ayuden a eliminar la discriminación, prevenir el acoso, asegurar un salario digno o mejorar la salud, entre otras, produce beneficios en la gestión de la AAPP.

Finalmente, y teniendo en cuenta los anteriores artículos, podemos observar como la Responsabilidad Social no debe tratarse como un elemento aislado, sino como algo transversal tanto en las organizaciones privadas como, más especialmente, en las administraciones públicas debido a que su fin último debe ser el de la creación de valor público.

Sandra Escurza, voluntaria de Economistas sin Fronteras

1.Forética, Cadena de Valor 

2. Forética, Cadena de Valor 

3. Cátedra “La Caixa” de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo “La Responsabilidad Social Corporativa en la Cadena de Valor

 

En este artículo se habla de:
OpiniónEmpresas

¡Comparte este contenido en redes!

Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies