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Ya es hora de exigir que nuestros políticos hagan su trabajo. Entre los innumerables problemas a resolver, un buen punto de partida sería empezar por dar soluciones al problema de las pensiones, uno de los ejemplos más vergonzosos de procrastinación de la clase política de este país en muchos años. Nosotros de momento seguiremos lanzando mensajes al mar a ver si alguien recoge la botella!!!!

 Hace ya tiempo que la sociedad es consciente de los cambios que los avances tecnológicos han introducido en nuestro día a día. Algunos afortunadamente han sabido anticiparlos y adaptarse a tiempo, a otros los ha pillado con el paso cambiado pero han reaccionado a tiempo y han sabido reconducir su perfil (formación) pero a muchos, que provienen de sectores no intensivos en tecnología y son muy susceptibles de automatización, los ha cogido en un momento de drástica reconversión profesional.

Vivimos en un país que hace tiempo que requiere (ya con urgencia) de un cambio de modelo productivo que sea capaz de absorber, transformar, dar empleo a los millones de personas que deben reconvertirse a las necesidades de una nueva economía, cada vez más tecnológica y productiva.

Son pocos los que hoy son ajenos a esta realidad. Desgraciadamente ente esos pocos se encuentra la clase política de este país (no diré todos, porque no es bueno generalizar). Ya sea por desconocimiento (lo cual sería dantesco) o por omisión en su deber por intereses partidísimas (lo cual es inadmisible y exige responsabilidades…..) esta clase política – de diferentes ideologías!!! – lleva años postergando medidas que saben necesarias por meros intereses partidistas, causando un grave perjuicio a una sociedad que necesita soluciones inmediatas.

La irrupción de la tecnología ha introducido cambios drásticos:

  • automatización de procesos que expulsan mano de obra del mercado de trabajo

  • irrupción de nuevos modelos de negocio, muy intensivos en tecnología y poco en mano de obra

  • grandes avances en sanidad que mejoran y alargan la esperanza de vida

  • una aceleración exponencial en el flujo de información y de conocimiento, que deja obsoletos en cuestión de 1 o 2 años procesos apenas asimilados.

En definitiva, esta revolución llegada de la mano de la tecnología no ha hecho más que mostrar la “patita” y dejar entrever una ínfima parte de los cambios radicales a los que nos enfrentamos. Un desafío apasionante y terriblemente exigente, tanto más cuanto menor es el nivel cultural y  la cualificación profesional, porque son estas personas las que están en mayor riesgo de quedar excluidos el mercado laboral.

Todos nosotros somos los protagonistas de este cambio y debemos empezar a gestionarlo, pasito a pasito. Digo nosotros, porque lamentablemente la clase política de este país parece estar al margen de esta realidad.

En el siglo XXI, en un mundo acelerado e hiperconectado como el que vivimos, nuestros políticos viven en su particular oasis, incapaces de dialogar para llegar a un consenso sobre el gobierno que debe poner solución a los inmensos desafíos a los que nos enfrentamos. Como mínimo podrían aparentar que tienen interés en ello. Desgraciadamente siguen jugando a ver quien la tiene más grande...(la capacidad de aguante!!)

Son muchos los desafíos a los que nos enfrentamos. Como muestra comparto con vosotros el enlace a dos noticias que he leído recientemente y que creo son un fiel reflejo:

Sinceramente, hace tiempo que no leía en prensa un artículo tan detallado y completo sobre la situación de la clase media y de los enormes problemas y desafíos que tenemos por delante. Recomiendo encarecidamente su lectura. Me quedó con la frase que introduce el primer diagnostico sobre la situación de la clase media:  

“Objeto de deseo de empresas y políticos. Volátil en su ideología: radical cuando no tiene nada que perder; conservadora cuando tiene dinero.”

Si nos detenemos a pensar sobre lo que oímos cada día en las noticias, la forma en que el populismo está triunfando en todo el mundo con discursos alejados de la realidad, alejados del día a día de los verdaderos problemas de la gente, apelando a los más bajos instintos, entonces podemos entender lo que quiere decir el artículo con “Objeto de deseo de empresas y políticos”.  Es mi opinión personal, pero cada vez más veo que la política se está convirtiendo en el arte de la manipulación.

No hemos avanzado nada en siglos. Me explico: los que hayáis visto la película Galdiator quizá recordareis (sino os invito a verla)  la escena de la película en que el emperador Cómodo planea celebrar 150 días de juegos en el gran Coliseo de Roma, para distraer a la plebe de sus verdaderos problemas. Os aseguro que muchos días siento que formamos parte de esa plebe y veo como nos están tomando el pelo.

 

Volviendo a la realidad y poniéndonos serios, creo que ya es hora de decir basta y exigir que aquellos a los que pagamos su nómina con nuestros impuestos, se dediquen a aquello para lo que les hemos elegido.

Un buen punto de partida sería empezar a poner hilo a la aguja del problema de las pensiones. Este es uno de los ejemplos más vergonzosos de procrastinación de la clase política de este país en muchos años. Y cuanto más tiempo pase, peor. Esta semana leía que el Bundesbank acaba de plantear retraso de la jubilación a los 69  años en Alemania (y ellos están mucho mejor que nosotros!!!).

Es como si estuviésemos lanzando mensajes al mar en una botella, esperando la respuesta de alguien!

 

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