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Un nuevo informe presentado en la Cumbre de Negocios y Tiempo en el Guildhall (Londres) desgrana la importancia de la empresa en la mitigación del cambio climático y sus posibilidades en un marco normativo adecuado

La responsabilidad de actuar ante el cambio climático es de todos y el sector privado tendrá que aportar su grano de arena en la mitigación.  Un nuevo informe presentado en la Cumbre de Negocios y Tiempo en el Guildhall (Ciudad de Londres, R. Unido) denominado "El aspecto de negocios del cambio climático". Se cifra y evalúa por vez primera la posible contribución de las empresas de todo el planeta a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Según presenta el informe, las empresas podrían reducir mundialmente sus emisiones de gases de efecto invernadero en un equivalente anual de tres mil setecientos millones de toneladas métricas de CO2 en 2030, que en realidad representa el 60% de las contribuciones determinadas a nivel nacional del COP21 (Acuerdo de París,  que representa la lucha contra los efectos del cambio climático y en beneficio del medio ambiente a nivel mundial)

Según los datos ofrecidos, la reducción de emisiones podría lograr un equivalente anual de diez millones de toneladas métricas de CO2. Más de la mitad de lo necesario para limitar el calentamiento global a menos de 2°C (Una prioridad del COP21), si se opera con un entorno normativo adecuado y en conjunto por una acción en beneficio de reducir los efectos del cambio climático.

Las investigaciones del NCI  (New Climate Institute) y el CDP  (Carbon Disclosure Project) han estudiado 5 iniciativas clave de la acción climática mundial que ponen de manifiesto que las empresas son determinantes para la acción climática. El informe examina lo que se conseguirá con cinco ideas de negocio clave sobre la acción climática (EP100; RE100; Science Based Targets; LCTPi & Zero De-forestation), para después examinar un escenario en el que todas las empresas se unen a estas iniciativas.

El informe determina tres puntos clave que deben de ser considerados:

  • La cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que las empresas reducirán para 2030, si siguen en la línea actual,  equivaldrían anualmente a 3.700 millones de toneladas métricas de CO2.
  • El potencial de esta contribución podría llegar a ser el equivalente anual de 10.000 Millones de toneladas métricas de CO2 para 2030 en caso de tener un entorno normativo que incentive la participación de todas las empresas relevantes;
  • El número de empresas – a nivel mundial - que suscriben estas iniciativas podría aumentar de 300,  a más de 3500 en 2030 con un apoyo adecuado.

Para lograr este ambicioso objetivo, gobiernos y empresas deben continuar trabajando juntos para crear un  marco regulatorio que  permitir que la acción climática mejore desde un ecosistema de innovación y educación ambiental. El informe exhorta a gobiernos de todo el mundo a:

Crear incentivos y ayudas para los compradores y vendedores de productos sustentables a todos los niveles.

Ofrecer ayudas y amortización de capital para hacer inversiones más atractivas en el sector de la eficiencia energética y la eficacia de los recursos.

Reducir la carga administrativa y costos de certificación para los productores de bienes y servicios sostenibles o basados en el respeto con el medio ambiente.

Soporte para tecnologías de baja emisión de carbono. La innovación y renovación tecnológica es necesaria para promover no sólo una competitividad sana, sino también para adquirir herramientas y entornos más eficientes  contra el cambio climático.

Fomentar herramientas para ofrecer contratos de energía renovable con el objetivo de que sea más fácil el acceso a las mismas por las empresas.

Ayudar a las empresas a construir sus propias instalaciones de electricidad renovable o de alternativa energéticas sostenibles, una cuestión que no se puede eludir en ninguna de sus formas ante el gasto energético que presenta el sector empresarial.

Y posiblemente uno de los puntos más importantes, informar a todos los niveles y estratos de la empresa, así como un control constante de los posibles avances.

Las empresas deben de empezar a reconocer que la transición hacia una economía baja en carbono es la única manera de garantizar una estabilidad y crecimiento económico sostenible con un carácter prospero para todos.

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