Noticia de elEconomista.es el pasado 21 de noviembre: Terremoto en la filial española de la multinacional farmacéutica Pfizer. La cúpula de la compañía de EEUU ha despedido de manera fulminante a cerca de una treintena de altos cargos de la filial en España. Los despidos se han producido tras una investigación interna ordenada desde la sede del laboratorio en Nueva York y tras recibir una denuncia de un ex empleado de la compañía en España, el cual había sido despedido recientemente. En dicha denuncia, este ex empleado acusaba a sus antiguos compañeros de España de realizar prácticas comerciales con uno de sus medicamentos contrarias al código ético de la compañía.
La compañía reaccionó con una auditoría, el despido fulminante de 30 directivos más, el precinto de los despachos que ocupaban y la obligación de que los despedidos entregaran móviles y ordenadores.
Es evidente que un incidente de estas características tiene impacto en la reputación corporativa, por lo que no es de extrañar la decisión que se ha tomado.
Lo que no resulta tan evidente es qué puede haber detrás: 30 directivos actuando en contra del código ético de la compañía son muchos directivos. Lo que da pie a hacerse una serie de preguntas:
Echando un vistazo a la documentación de Pfizer disponible en las redes se puede ver que entre los valores corporativos se incluye la integridad, que cuenta con el correspondiente apartado en su Libro Azul. También se especifica que en caso de detectar algún incumplimiento se puede acudir al Manager correspondiente, al Departamento de Recursos Humanos o a la División de Cumplimiento.
Parece, pues, que los procedimientos están ahí. Lo que no resulta tan fácil de comprender es qué se entiende por ética en esta compañía.
Poder contestar responsablemente exige un proceso de reflexión largo, calmado, profundo y compartido. Seguro que se realizó en su día, pero en cualquier caso no parece evidente que en estos momentos se apliquen en España los resultados de dicha reflexión. También es posible que se realizara en la central y no se llevara a cabo un adecuado deployment en algunas filiales.
En cualquier caso, el Código Ético no se ha respetado. En la página 28 de su folleto corporativo se lee: (Marketing ético): En Pfizer nos comprometemos a seguir evaluando nuestras prácticas, detectar aquellas que no se realicen conforme a los máximos estándares de calidad y someternos a auditorías externas periódicamente para asegurar que estamos cumpliendo nuestros objetivos, también en el terreno de la ética, la moral y la legalidad.
Parece, entonces, que se trata de desconocimiento y / o de mala fe por parte de los directivos involucrados. Pero quizá sean responsables solo en parte. Está claro que no se han comportado adecuadamente, pero en materia de ética la compañía tiene más cuota de responsabilidad que los empleados:
Esperemos que este revés sea una ocasión de mejora para Pfizer y otras compañías que se vean en tesituras semejantes, porque la situación no es fácil. Digamos con Goethe que es mucho más fácil detectar el error que descubrir la verdad; el primero se halla en la superficie y no cuesta demasiado dar con él; la segunda reposa en las profundidades y explorarla no está al alcance de cualquiera.