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Actualmente, estamos constantemente bombardeados por el término “inteligente”. Ciudades inteligentes, coches inteligentes e incluso lavadoras inteligentes. ¿Pero a qué se refiere este término exactamente? ¿Cómo pueden contribuir estas “cosas inteligentes” a la responsabilidad social corporativa?

Internet del Todo o Internet de las Cosas, como traducción paralela al término Internet of Everything o Internet of Things, es la expresión utilizada para referirnos a la red que mantiene conectados dispositivos, los cuales recogen información mediante sensores. La ambigüedad que a primera instancia inspira el término tiene que ver con que se trata de una realidad que, a pesar de estar al alcance de la tecnología, aún está en fase de desarrollo. De hecho, es un término derivado del boom de las Ciudades Inteligentes o Smart Cities, tratando de llevar los sensores que componen estas al alcance de todo y de todos.

El uso de sensores tanto en ciudades como en objetos tiene una utilidad infinita derivada de la recogida de datos y el posterior tratamiento, consiguiendo así información que puede contribuir de diversas maneras al desarrollo sostenible.

De hecho, ya hay quien dice que el Internet del Todo va a cambiar las reglas de la Responsabilidad Social corporativa. 

Combinados, todos estos elementos forman algo más que la suma de sus partes. Un ejemplo de esto podría ser una red de energías inteligentes dentro de una fábrica, que nos permitiría conocer con exactitud cuál es la maquinaria con más consume, o la hora del día en la que hay más actividad, es decir, conocer dónde y cuándo se consume la energía y, por tanto, en qué puntos de la cadena podemos disminuir el consumo.

Cisco, la empresa mundial de telecomunicaciones, estima que el uso de este modelo producirá 14,2 billones de dólares en costes ahorrados entre 2013 y 2022. Pero si a eso le añadimos la aplicación de este tipo de herramientas bajo los preceptos de la responsabilidad social y los desafíos del desarrollo económico, el impacto podría multiplicarse exponencialmente.

Las razones que acompañan esta afirmación derivan de que el Internet de las Cosas podría contribuir a eliminar cuatro de los principales obstáculos con los que se topa la responsabilidad social corporativa: problemas de trazabilidad, ineficiencia en la cadena de suministro, sostenibilidad ambiental y medición de impactos.

-Problemas de trazabilidad

Es muy difícil para las empresas conocer las condiciones sociales y ambientales de toda su cadena de suministro, y más aún si se trata de cadenas a nivel mundial donde es aún más complicado rastrear las entradas y salidas. Este desconocimiento o falta de control es un riesgo a nivel reputacional que las empresas socialmente responsables no deben asumir. Por ello, el Internet de las Cosas podría abordar esta problemática añadiendo sensores para productos o embalajes desde el primer nivel en adelante, haciendo así que sea más difícil para los proveedores ocultar sus malas prácticas. A nivel global de la cadena de suministro se trata de aportar transparencia y facilitar la rendición de cuentas por parte de las empresas.

-Ineficiencia en la cadena de suministro

La falta de eficiencia en la cadena de suministro puede derivarse de la mala calidad de algún eslabón de la cadena o de la falta de control sobre los residuos, por ejemplo. Frente a este tipo de situaciones el uso de control mediante sensores ya cuenta con aplicaciones de todos los tipos. Un caso práctico que lo refleja son aquellos agricultores que ya pueden implantar sensores en el suelo que les proporcionan información continua sobre la calidad y el contenido de nutrientes de la tierra. Vinculado con el tratamiento masivo de datos esto les ayuda a saber cuándo y qué plantar, lo que combinado con un almacenamiento inteligente puede reducir los residuos y derivar en una mejora considerable de la productividad.

-Sostenibilidad ambiental

La escasez de recursos y el cambio climático cada vez más acuciante ponen a prueba los objetivos de la RSC. Por ello, siguiendo con el ejemplo anterior, el establecimiento de sensores en el suelo podría reducir el uso de agua en Estados Unidos un 20% y el uso de tractores movidos por ejecuciones automática y científicamente estudiadas podría suponer un ahorro considerable en el consumo de combustibles.

-Medición del impacto

Las empresas están constantemente trabajando en métodos vanguardistas para identificar sus impactos sociales, ambientales y financieros. En este aspecto, el Internet del Todo puede contribuir a un seguimiento más exhaustivo y constante y a la inclusión de nuevas variables para la medición, proporcionando información más precisa y prácticamente a tiempo real.

Visto de esta manera parece una realidad muy lejana e incluso utópica, pero hoy en día ya estamos preparados a nivel tecnológico para afrontar estos nuevos retos y, por lo tanto, darle una vuelta de tuerca a la forma en la que la tecnología puede contribuir a la responsabilidad social corporativa.

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