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El principio de totalidad es el décimo principio de la indagación apreciativa. No por ser el último es el menos importante. Lo descubro en Vallecas, en el campo del Rayo, en un ejercicio de celebración este viernes pasado. La afición del Rayo, espectacular es poco, el 10 se queda corto, celebra la permanencia en primera. La afición desplazada del Athletic celebra la cuarta plaza de la liga.

El partido ya ha terminado. Como en las buenas obras de teatro, el público asistente no se quiere ir. Los dos equipos, primero el Rayo, luego el Athletic, saltan al campo ante la insistencia de su afición. Directiva, personalidades, cuerpo técnico, jugadores y afición, eso es totalidad, juntos en el precioso ejercicio de celebrar.

Por azares del destino este viernes, Josu, amigo de la cuadrilla de toda la vida, me anima a que me acerque a Vallecas, a disfrutar de una tarde noche de fútbol. El Athletic, casi clasificado para la Champions del año que viene, a falta de 3 puntos en 3 jornadas, juega con un Rayo de primera, con una trayectoria espectacular en este final de liga. Quién sabe por qué ahí nos juntamos el viernes para asistir a un partido entre dos de los equipos revelación de la liga, un Rayo Vallecano y un Athletic, dos equipos de fútbol con dos buenos entrenadores, que les han dotado de un gusto especial por la pelota.

El campo del Rayo, en pleno Vallecas, es muy parecido al nuevo San Mamés. Creo que son los dos únicos campos de primera, me puedo equivocar, que sólo tienen 3 tribunas, ya que detrás de una de las dos porterías no hay ninguna localidad, ni de pie ni sentados nos vamos a encontrar ahí, si bien yo me encuentro sentado muy muy cerquita de ese punto, en el que la pared se convirtió en espectacular mural.

El partido, regular, con más presión que circulación, no se ve igual de bien desde la fila 3, que en este caso es la primera, ya que la fila 1 y la fila 2 están anuladas, y sirven como espacio de seguridad, pero se siente mucho mejor. A mis espaldas, la afición de mi equipo, enfrente, en el otro ala del campo, más seguidores del Ahletic, y en la tercera tribuna, que viene a ser la tribuna central, en el fondo de la portería contraria, concentrada, toda la afición del Rayo.

Como no soy futbolero a ese extremo, agradeciendo el 0-3 final, los tres golitos, los tres puntos, y la clasificación de mi equipo para la previa de la Champions del año que viene, me centro en disfrutar del ambiente, y muy especialmente de esa tribuna corazón, central, sentada detrás de nuestro portero en el primer tiempo, si es que alguien se sentó, y detrás del suyo propio después, que demora casi 15 minutos el comienzo del partido, tal es el calibre de la fiesta. Banderas al viento, bufandas, rollos de papel, y confeti, toneladas de confeti en una juerga ejemplar.

Durante buenos ratos del partido los cánticos se convierten en conversación. Una afición habla, y la otra responde. En el lanzamiento de una falta cientos de manos ondean de derecha a izquierda, y de izquierda a derecha, cual coral en un arrecife en esta tarde que se va convirtiendo en noche primaveral. Una nueva oleada de confeti sale de la tribuna, ¿cómo es posible tanta animación?

El partido termina, y los jugadores se retiran a vestuarios. Nadie se quiere ir a casa. Ellos, por su peculiar forma de ser, celebrando la permanencia en primera división. Nosotros, desplazados en la mayoría desde Bilbao, también de celebración. Hoy sólo un equipo ha ganado, pero las dos aficiones están de total celebración. Los jugadores, protagonistas por un rato de este teatro que es la vida, salen al campo a celebrar con su afición. Primero los del rayo, con su afición, en el corazón del estadio, esa grada tras la portería en la que está su palpitar. Luego, nuestro equipo, primero se acerca a nuestro extremo, el ala izquierda del estadio, y luego a la tribuna contraria, al otro ala de este estadio de 3 tribunas.

Miro la foto del fondo de la tribuna que no es tribuna, en la que hay una foto de la afición que ocupa el corazón del estadio, envuelta en papeles, confetis, risas y animación a raudales. Una foto en la que se puede leer "juntos podemos". La de hoy, mucho me temo, no es la primera celebración. Mucho me temo que lo que he visto hoy, turista accidental, se repite muchas tardes en el estadio Teresa Rivero, gane el Rayo o pierda. Pienso en la vida, y pienso qué bonito es celebrar. De mayor, quiero ser del Rayo. Releo la última frase, y me entra la risa. Yo soy del Rayo ya.

 

 Así lo vimos...

La indagación apreciativa es un movimiento que tiene 10 principios, aunque hay algunos bárbaros que piensan que se podrían reducir a 7. Uno de ellos es el principio de totalidad. Habla de que todos nos comportamos de otra forma cuando somos conscientes del todo del que formamos parte. Cuando experimentamos el todo, algo en nosotros cambia.

y si quieres ver mientras tanto una presentación de los 5+5 principios que mueven la indagación apreciativa, te dejamos una presentación.

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Por azares del destino, según aparcamos el coche cerca del estadio, entablamos conversación con José Durán, boxeador que fue campeón del mundo, menos conocido que Poli Díaz, pero igual de campeón. Yo le doy ante el asombro de los hijos de Josu una palmada en la espalda, cuando caminamos juntos, antes de que tome rumbo al palco de honor. Nos despide con una sonrisa y un "que gane el mejor", después de hablar un poco de alguno de sus combates en la Casilla, y de alguno de los bilbaínos ilustres que suele encontrar en el palco de personalidades, como Iríbar. A Josu se le olvida mandarle un saludo de su parte para Josu Urrutia, actual presidente del Athletic, y compañero de clase en Lauro de Mikel, su hermano menor. Así nos pasa en los sitios pequeños, en los que los 6 grados de conexión se convierten muchas veces en 3, en 2, o en 1.

Acabado ya el partido, sentado en el ala izquierda del campo, me acuerdo de Urrutia y de José, sentados en el palco de honor, un poco desplazados hacia el codo del ala derecha del campo, y me cae un ajá.

nosotros

Mientras toda la plantilla al completo se acerca a saludarnos me doy cuenta de por qué los estadios congregan tanta energía. Directiva y personalidades, Urrutia y José Duran, cuerpo técnico, Valverde y colaboradores, utilleros, jugadores y aficionados, casi todos los actores del sistema, en perfecta comunión. Creo que es un buen ejemplo del principio de totalidad.

Gracias, Josu, por animarme a venir a Vallecas, cuna de Teresa Rivero y de Ángel Nieto, de los payasos de la tele, Gaby, Fofó y Miliki, de Poli Díaz y de José Durán, y de una afición de 10, o de 13, si me dejas agregarle un 3. Aupa, Rayo, equipo de primera, aupa Rayo, afición de Champions. Juntos podemos, claro que sí.

Un abrazo,

 

Mikel

 

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