Cualquier futbolista sabe (y, sobre todo, cualquier agente de futbolista) que en el mismo momento en que pisa el cesped y debuta como internacional sube su precio en el mercado. De hecho, cada una de las veces que viste la camiseta de su selección, sube su cotización. Por eso no se cierran contratos durante las fases finales. Los agentes esperan porque saben que a cada gol que mete su representado, son ceros que se añaden a su futuro contrato.
Nuestros “amados a la par que admirados” futbolistas perciben ya mucho dinero fijo por acudir a la Eurocopa. Además de eso, ven como sube su cotización partido tras partido. Pero aun no es suficiente, nuestros idolatrados y jóvenes millonarios desean todavía un plus más: recibirán 300.000 euros cada uno en caso de ganar la competición. Como eso todavía es poco, el gobierno polaco ha anunciado que suprimirá las tasas que se aplican a los futbolistas y ha decretado para la Eurocopa una amnistía fiscal: serán unas primas “sin riesgo”.
En la Eurocopa de 2008 recibieron 214.000 euros, en esta ocasión ha habido una subida de más de un 30%. ¿Es necesario? ¿Es justo? ¿Es responsable?
Con la que está cayendo, creo que el colectivo de futbolistas ha perdido una gran oportunidad de no cargar más a los ciudadanos. Si yo fuera joven, rico (y guapo) como ellos y tuviera mi futuro totalmente asegurado en el lado del bienestar más absoluto hubiese tenido un gesto solidario. Cuando me ofreciesen negociar las primas hubiese dicho: “no se preocupen por eso, olvidemos las primas en esta ocasión”. Los ciudadanos son los que las pagan y no corren buenos tiempos para las primas, con o sin riesgo.
