Publicado el

Frente a una opinión pública cada vez más sensibilizada frente a los abusos de las multinacionales, se exige a éstas no sólo ser honradas sino especialmente parecerlo.

Las grandes empresas sufren una pesada (y más que frecuentemente injusta) presunción de culpabilidad que les mueve a buscar diversas alternativas que refuercen y limpien su imagen corporativa ante la sociedad. Las principales vías utilizadas en la actualidad para afrontar las obligaciones de RSC en esta vertiente social son:

  • las listas de empresas socialmente responsables;

  • los índices de sostenibilidad;

  • el establecimiento de códigos de conducta;

  • la adhesión o ratificación a declaraciones/normas internacionales;

  • la emisión de informes sociales que buscan incrementar la transparencia de las actuaciones en gestión de recursos humanos;

  • la certificación del respeto a determinadas normas de gestión ética de recursos humanos de manera que se consigue la acreditación de cumplimiento de forma parecida a las ya tradicionales normas de calidad o medioambientales (como las ISO 9000 ó 14000).

Aunque la responsabilidad social sólo puede ser asumida por las propias empresas, las demás partes interesadas, en particular los trabajadores, los consumidores y los inversores pueden desempeñar un papel fundamental en su propio interés o en nombre de otros interesados en ámbitos tales como los de las condiciones laborales, el medio ambiente o los derechos humanos, instando a las empresas a adoptar prácticas socialmente responsables. Esto requiere una verdadera transparencia sobre el comportamiento social y ecológico de las empresas.


1.- Herramientas gestión y verificación

Parece dibujarse en el ámbito internacional la implantación de una política de RSE que tiene en el llamado diálogo multigrupo de interés un elemento fundamental.  Para ello es imprescindible contar con un verdadero diálogo que sólo puede emprenderse basándose en principios de confianza, transparencia y de cumplimiento responsable de los compromisos para que los diferentes interlocutores o partes interesadas puedan monitorizar y verificar la implementación de los compromisos asumidos por las empresas.

La creciente atención dispensada a los impactos y consecuencias de la actividad empresarial sobre la sociedad ha conducido, a lo largo de los últimos años, a una verdadera explosión de instrumentos para gestionar, medir, comunicar y recompensar el desempeño de la RSE. Este instrumental va desde las guías más generales y abiertas, los códigos de conducta que establecen principios para el comportamiento corporativo y las condiciones de aprovisionamiento, hasta los más complejos sistemas de gestión, herramientas de control y comunicación o metodologías de seguimiento de las inversiones.

Es indudable que estos instrumentos juegan un papel básico al ofrecer guía y puntos de referencia para la puesta en práctica de los criterios de sostenibilidad y, así, refuerzan y apuntalan una promoción efectiva de la RSE. Establecen niveles mínimos de desempeño, ayudan a las organizaciones a gestionar la calidad de sus procesos, sistemas e impactos, y alientan las mejores prácticas.

Los beneficios potenciales de toda esa gama de instrumentos quedarían ocultos si no se ofrecen indicaciones claras sobre para qué son los diversos instrumentos, sus aplicaciones y usos, y sobre cómo pueden ayudar a mejorar el desempeño de la RSE. Y el número y la variedad de herramientas juegan también contra la claridad necesaria para los consumidores y otras organizaciones potencialmente usuarias de los mismos.

Pero la situación actual de proliferación creciente de indicadores de sostenibilidad, de responsabilidad social y medioambiental, o de respeto a derechos humanos, aunque positiva ya que refleja el dinamismo de la preocupación por este tema, puede tener como efecto indeseado que las señales pierdan nitidez y que los esfuerzos de las empresas por adquirir un compromiso público y valorado resulten baldíos.

No se deben de usar unos estándares complicados y que haya que revisar mucho, todo es más burocrático y a lo mejor el resultado es que en vez de producirse una nueva manera de pensar en la gestión de la empresa lo que se produce es una nueva carga burocrática.

Deben de estar basados en la transparencia. La clave es llevarla en la forma adecuada a la gestión de las empresas, y ello requiere tener claros qué estándares medimos, cuales son de interés. Cierto es que hay muchas guías, pero son guías que todavía abren un amplísimo margen a la subjetividad y de muy difícil interpretación.


Figura 1.- Herramientas utilizadas en RSC.

HERRAMIENTA

VENTAJAS

INCONVENIENTES

IMPLANTACIÓN

CONTROL EXTERNO

Listas de empresas socialmente responsables

Coste nulo. Imagen

Sólo accesible a grandes empresas

Restringida a las mayores empresas

Intermedio

Índices de Sostenibilidad

Notoriedad

Sólo accesible a grandes empresas

Restringida a las mayores empresas y excluidas empresas de determinados sectores

Intermedio

Códigos de conducta

Coste reducido. Fácil implantación. Flexibilidad

Difícil control de cumplimiento efectivo

Muy utilizada

Muy escaso

Ratificación de normas

Coste reducid Fácil implantación

Difícil control de cumplimiento efectivo

Reducida

Reducido

Memorias sociales

Coste moderado

Información parcial

Bastante utilizada

Reducido

Certificación externa de norma

Máxima garantía de "buenas prácticas"

Coste de certificación. Escaso conocimiento

Muy escasamente utilizada

Máximo

Debe de haber una conexión entre lo decidido estratégicamente, y que es comunicado al mercado, y la realidad de las medidas, procedimientos y elementos de control que ha implantado la empresa. Y este es el campo a cultivar, estableciendo esos procedimientos mínimos de control, poniéndolos en vigor y marcando cuáles deben ser esos elementos mínimos de gestión y de control y cuáles son los elementos de reporte que debe haber.

Los diversos estándares pueden agruparse en cuatro formas básicas:

  • Declaraciones y códigos de conducta: guías que proveen métodos ampliamente acordados de desempeño básico para las empresas, pero que carecen de mecanismos de auditoría externa. Algunos pueden incluir algún elemento de auto-informe (como por ejemplo, para las empresas que se adhirieron al Pacto Global de la ONU, la Ethical Trading Inititative y los Global Sullivan Principles), mientras que otros están sujetos a algún tipo de supervisión externa, sea informal (como ocurre con el seguimiento público que las ONG realizan del código WHO/UNICEF) o formal (como el sistema de los puntos nacionales de contacto que habrían de resolver casos en los que se incumplan o violen los principios de la OCDE y que se sometan a su consideración).

  • Guías para sistemas de gestión y esquemas de certificación: guías auditables para la implementación, revisión y certificación externa del cumplimiento del estándar. Algunos estándares de este tipo son de origen organizacional (como el EMAS), algunos se basan en el emplazamiento o lugar de trabajo (por ejemplo la SA 8000) y otros se basan en el producto (como los criterios del FSC, Forest Stewardship Council). Estos estándares permiten a las empresas mejorar sus procesos internos en línea con la RSE, así como establecer unas bases de credibilidad con los consumidores u otros grupos de usuarios, a través de la certificación o la verificación.

  • Índices de posición, usados típicamente por las agencias de inversión socialmente responsable: son conjuntos de criterios usados por los índices de clasificación y los fondos de inversión social para identificar las empresas consideradas aceptables para la inversión socialmente responsable. Los fondos individuales tienen sus propios exámenes y monitorizaciones, en base a sus propios criterios, y los inversores pueden escoger el fondo que mejor atienda sus propias preocupaciones. Un desarrollo reciente fueron los índices de inversión social desarrollados por el FTSE y las compañías del Dow Jones.

  • Marcos para la información y la rendición de cuentas: guías para el proceso que cubren mecanismos de información y de rendición de cuentas (tales como la AA1000S y el GRI). Estos estándares no especifican qué niveles sustantivos de cumplimiento han de satisfacerse, sino que ofrecen un marco para la comunicación y la respuesta a las preocupaciones del grupo de interés en relación con el desempeño social, medioambiental y económico.

Señalar finalmente la diferencia entre estándares, indicadores, índices y códigos de conducta.

  • Los estándares es el campo más desarrollado hasta la fecha. Existen más de 200 normas o principios de RSE aunque no todos tienen el mismo grado de difusión y notoriedad. Algunas de estas iniciativas incluyen un proceso de certificación. Esta certificación, en este caso se denomina Social screening o social rating.

  • Los indicadores son una herramienta práctica que permite a las empresas evaluar el grado de desarrollo de sus estrategias, políticas y prácticas en los distintos ámbitos que involucra la responsabilidad Social Corporativa.

  • Los índices éticos son bases de datos proporcionados por agencias independientes de certificación o calificación ética que contrastan la información proporcionada por la empresa, recurriendo a terceros agentes independientes (ONG, asociaciones de derechos humanos, de defensa del medio ambiente, de defensa del consumidor, sindicatos...). La principal diferencia con los índices es quien determina los criterios excluyentes de valoración, en el primer caso es la propia empresa y en el segundo es una agencia independiente.

  • Códigos de Conducta. Son declaraciones formales que definen los estándares de actuación de las organizaciones que lo suscriben de forma voluntaria.

El impacto empresarial de las herramientas de gestión y verificación se suele plantear sobre tres ámbitos: memorias de sostenibilidad; sistemas de medición y certificación; y autorregulación sectorial.


1.1.- Estándares internacionales.

Mientras existe una gran cantidad de estándares externos que cubren uno o más aspectos de la Responsabilidad Social Empresarial, sólo unos pocos cubren todos los aspectos. Entre ellos tenemos:

  • Iniciativa de Reporte Global (GRI): Es un estándar internacional para uso voluntario por parte de organizaciones que deseen reportar sobre las dimensiones económicas, medioambientales y sociales de sus actividades, productos y servicios. El GRI (Global Reporting Initiative) fue convocado por CERES (Coalición por Economías Ambientalmente Responsables) e incorpora la activa participación de corporaciones, organizaciones no gubernamentales, organizaciones internacionales, agencias de Naciones Unidas, consultores, asociaciones empresariales, universidades y otros stakeholders.

  • Principios Globales de Sullivan: En 1977, el reverendo León Sullivan desarrolló los llamados Principios Sullivan, un código de conducta para los derechos humanos y la igualdad de oportunidades para compañías que operan en Sudáfrica. Los principios de Sullivan son reconocidos por haber sido uno de los esfuerzos más eficaces para acabar con la discriminación racial en los lugares de trabajo en Sudáfrica y por haber contribuido a desmantelar el apartheid.

  • Social Accountability 8000 (SA 8000): Es un estándar de gestión voluntario elaborado por SAI (Social Accountability International) de las Naciones Unidas, publicada en 1997, sobre las condiciones de trabajo y un sistema de control independiente para la producción de bienes y servicios de forma ética así como con unas condiciones laborales adecuadas. Basa su sistema de control en las estrategias de en los sistemas de gestión de la calidad (conjunto de normas ISO 9000) y se centra en diferentes convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la Declaración de los Derechos humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño. Su enfoque está dirigido a evitar la ventaja competitiva que supone menores costes de producción gracias a un nivel inferior en las condiciones de trabajo. Esta norma es muy interesante para las compañías que desarrollan sus actividades en países con un entorno social y cultural menos exigente que el occidental y por ello con un menor desarrollo que los aspectos de seguridad y salud en el trabajo.

  • Los principios de “The Caux Round Table” (CRT): Son un compromiso de los líderes empresariales de Europa, Japón y Norteamérica que promueven principios de liderazgo empresarial y la creencia de que los negocios tienen un rol crucial en la identificación y promoción de soluciones sostenibles y equitativas a los temas claves a nivel global que afectan el ambiente físico, social y económico.

  • Pacto Global de Naciones Unidas: El Pacto Global fue anunciado en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), en enero de 1999, y formalmente fue lanzado en septiembre de 2000. El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, hizo un llamado a los líderes empresariales a que voluntariamente “abrazaran y desarrollaran” un conjunto de nueve principios (posterioremnte se aprobó un décimo referido a la lucha contra la corrupción) en sus prácticas corporativas individuales y a través de un apoyo complementario a iniciativas de políticas públicas   

  • Recomendaciones para Empresas Multinacionales OCDE: Esta pauta, del año 2000, contiene recomendaciones hechas por los gobiernos a las empresas multinacionales. Se trata de principios voluntarios y estándares no obligatorios legalmente. Los gobiernos adheridos a estos lineamientos animan a las empresas que operan en sus territorios a observar estas pautas en cualquier lugar en donde operen.

  • ISO 26000 sobre Responsabilidad Social Empresarial (ISO 26000). Es una norma no certificable.

  • SGE21. Forética el foro para la evaluación de la gestión ética estableció esta norma orientada a introducir valores éticos auditables en áreas de gestión de una organización que desea asumir un compromiso social, por lo que el cumplimiento de esta norma ofrece la posibilidad de someterse a auditoría y permite una certificación.

  • Modelo de implantación ISE04. Es un modelo de implicación social de la empresa que le permite una intervención más activa en los problemas de su entorno inmediato. Ha sido elaborado por la consultora “We’re able to” como una herramienta para ayudar a las empresas a diseñar, gestionar y evaluar su Acción Social como un elemento alineado a la estrategia y creador de valor para todo el negocio. La Inversión social genera retornos (sociales, económicos y combinados) y produce impactos (directos e indirectos) y estos deben de ser conocidos, medidos, evaluados y comparados.


Figura 2.- Ventajas de la implantación y generalización de estándares de conducta.

Para los trabajadores:

  • Mejora en salarios y condiciones de trabajo.

Para las empresas:

  • Disminución de la competencia desleal.

  • Diferenciación

  • Incremento de clientes solventes.

  • Mejora de las relaciones humanas.

Para los consumidores.

  • Productos de mayor calidad.

  • Bienes y servicios con garantía de producción responsable.

Para las Autoridades públicas:

  • Garantía de cumplimiento de la normativa.


2.- Memorias de sostenibilidad

Es un documento donde se comunica el desempeño financiero, ambiental y social de una compañía u organización a sus grupos de interés. Debe de proporcionar una imagen equilibrada y razonable del desempeño en materia de sostenibilidad por parte de la organización informante e incluirá tanto las contribuciones positivas como las negativas. Un modelo es la guía GRI.

Con una memoria de sostenibilidad, la empresa informa de qué hace y cómo lo hace en cuestiones medioambientales, económicas y sociales; y con ello evita el riesgo de que la imagen de la firma se vea asociada a una gestión de sostenibilidad deficiente. Su publicación les otorga reconocimiento, buena imagen y reputación.

Este creciente interés por las memorias de sostenibilidad (denominación que a veces parece sustituir la conocida como triple bottom line o de triple balance) va ligado a la demanda de una mayor transparencia en la rendición de cuentas por parte de las empresas. Los grupos de interés no sólo esperan que las empresas tengan en cuenta sus impactos sociales y medioambientales, sino que también quieren estar informados sobre cómo actúan efectivamente en esas áreas.

Incluso el sector empresarial, se habla no de un triple balance, sino de una quíntuple cuenta de resultados con los siguientes capítulos: económico, corporativo, la gestión del equipo humano, la gestión del medio ambiente y otro con el capítulo social.

Las memorias de sostenibilidad han experimentado una rápida evolución: la información corporativa sobre las actuaciones en materia medioambiental y de salud y seguridad en el trabajo se ha ido desarrollando desde finales de los 70 como un complemento a la tradicional memoria corporativa anual.

A diferencia de una memoria financiera, la de sostenibilidad incluye gran cantidad información cualitativa, cuya medición no es sencilla. Veamos alguna de sus fases:

  • El proceso de medida refiere a la recopilación y evaluación de los datos que permiten medir el desempeño social y medioambiental de la empresa. Esto suele ir ligado al desarrollo de indicadores clave de actuación. Hasta ahora los esfuerzos por medir e informar sobre el impacto de una organización en la sociedad se han centrado fundamentalmente en las prácticas medioambientales, mientras que los indicadores de actuación social se encuentran aún en una fase temprana de desarrollo.

  • el proceso de auditoría o control supone la verificación y la valoración de la información dada en la memoria.

  • El proceso de información por el cual las empresas puedan poner en valor su compromiso con los criterios de responsabilidad social. Como veremos la iniciativa internacional más importante en materia de comunicación en RSE es la llamada GRI (Global Reporting Initiative). Su objetivo es que las empresas informen con criterios comunes sobre sus resultados sociales y medioambientales, de modo que los mercados y los consumidores puedan comparar y hacer proyecciones. Así, la conciencia medioambiental y social de las empresas se introducirá como un factor más en la valoración de las empresas.

Veamos algunos de los rasgos que han de respetar las memorias de sostenibilidad:

  • tienen que ser claras.

  • hay que definir un periodo de validez temporal, por ejemplo realizarlas cada año o cada dos años, debiendo cumplir esta periodicidad.

  • tienen que ser, obviamente, traceables y auditables ya que se tiene que poder verificar lo que las compañías dicen.

  • Respecto a la calidad de la información, los principios que exige GRI son precisión, neutralidad y comparabilidad.


2.1.- No son fáciles de entender.

Paradójicamente, aunque hoy las empresas tienen instrumentos muy refinados para comunicar su desempeño, cada vez están más alejadas de las expectativas de los grupos de interés. En efecto, aunque esta recoja explícitamente que va dedicada a los grupos de interés, prácticamente nadie puede leerla sin una formación técnica adecuada, porque no se entiende. Parece que lo que está ocurriendo es el efecto contrario, es decir, se están tecnificando mucho separándose de la voluntad explícita de acercarse a los grupos de interés.

En algunos estándares internacionales se habría producido ya una cierta reacción ante este riesgo, como ocurre con la norma AA1000, propuesta por la británica Accountability. Esta norma no trata de verificar el resultado frente a indicadores de desempeño como la GRI sino que es una norma para verificación de procesos de elaboración de la memoria con el fin de toda la información que se vuelque en las memorias sea la información que le resulta relevante a los grupos de interés.

Pocas facilitan detalles sobre sus políticas y comportamiento en el ámbito de los recursos humanos y en cuestiones de empleo tales como la negociación y el reconocimiento, la consulta y formación del personal o la responsabilidad de los consejos de administración.

En resumen, la Memoria de Sostenibilidad:

  • es un documento que comunica el desempeño financiero, ambiental y social de una compañía u organización a sus grupos de interés. Al cumplir este propósito, la memoria crea valor económico para quien lo publica.

  • su publicación es voluntaria y generalmente se realiza al mismo tiempo que los informes financieros. De hecho, la Memoria de Sostenibilidad, o una síntesis de ella, puede integrarse en la Memoria Anual como un capítulo de ella.

  • El apoyo a la publicación de memorias de sostenibilidad sigue aumentando entre la sociedad civil, los inversores, los accionistas, los sindicatos y las empresas, entre otros. Esto queda patente en el rápido crecimiento que ha experimentado la edición de esta clase de informes entre los diferentes países, especialmente en países desarrollados tales como Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido y España.

Aunque hay que reconocer que ha habido una excelente evolución en la elaboración de informes de este tipo, aún se detecta una ausencia de información a inversores y accionistas sobre los riesgos y oportunidades estratégicos derivados de sus políticas sociales y medioambientales.

Sólo tres de las cincuenta empresas con mejores memorias de responsabilidad social corporativa informan sobre las implicaciones financieras de los riesgos sociales y medioambientales de sus operaciones, según un estudio llevado a cabo por la consultora SustainAbililty, Standard & Poor’s y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

A pesar de las carencias todavía latentes, las empresas que presentan informes sobre sostenibilidad siguiendo estándares reconocidos, tales como el GRI, experimentan una menor volatilidad en el mercado bursátil que el resto de las empresas, según se desprende de un estudio elaborado por el instituto de investigación Lonstock y la agencia de comunicación Imagination.

Veamos algunos de sus estándares de certificación.


2.2.- GRI (Generación mundial de informes).

Global Reporting Iniciative, GRI, (Generación mundial de informes), creado en 1997 por la Coalición de Economías Medioambientalmente Responsables (CERES), para una correcta normalización de los informes de sostenibilidad.

Es una iniciativa convocada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y por CERES (Coalition for Environmentally Responsible Economies) con la participación de empresarios, auditores, inversores, investigadores y expertos en Medio Ambiente y Derechos Humanos y laborales de todo el mundo.

Su misión es:

  • desarrollar y promocionar un marco general y común para elaborar memorias de sostenibilidad.

  • mantener, mejorar y diseminar la Guía GRI a través de un proceso continuo de consulta entre los stakeholders.

  • elevar el informe de sostenibilidad a un nivel equivalente al del informe financiero

  • diseñar, difundir y promocionar prácticas de reporting estandarizadas consiguiendo los más elevados estándares de consistencia y rigor.

Los principios de información del GRI son:

  • Integridad.

  • Globalidad.

  • Consistencia

  • Precisión.

  • Claridad.

  • Neutralidad.

  • Periodicidad.

  • Auditabilidad.

  • Transparencia.

Esta iniciativa GRI:

  • fue puesta en marcha por una comisión directiva constituida por miembros de diferentes países y organizaciones y cuenta con la participación activa de, entre otros, corporaciones, organizaciones no gubernamentales (ONG), representantes del Gobierno, consultoras, auditoras, asociaciones empresariales y universidades. Desde su comienzo, GRI ha estado financiada por fundaciones en su totalidad, básicamente, la Fundación de Naciones Unidas por medio del PNUMA.

  • su Guía para la elaboración de Memorias de Sostenibilidad es aplicable a organizaciones de todo tipo, tamaño y situación. Se basa en la utilización de indicadores de sostenibilidad que ayudan a la empresa a evaluar su comportamiento, identificar mejoras y poder contar con datos esenciales para la confección de informes enfocados a la comunicación, tanto externa como interna.

  • este es el estándar o guía escogido por la mayor parte de las empresas españolas que publican informes de sostenibilidad, siendo, según la organización GRI. Entre las empresas españolas que informan mediante este estándar tenemos, entre otras, entidades como BBVA, BSCH, Telefónica, Iberia, Endesa, Iberdrola, Gas Natural, Red Eléctrica de España, Unión Fenosa, Repsol y Ferrovial.

La guía Global Reporting Initiative (GRI) organiza el informe de sostenibilidad considerando una perspectiva económica, social y medioambiental.

De acuerdo a la definición del GRI, el contenido de las Memorias de Sostenibilidad estará compuesta, básicamente por:

1.- Declaración del presidente o de un directivo que cumpla una función equivalente, con el propósito que la misma demuestre credibilidad.

2.- Perfil de la organización, se debe proporcionar una visión global de la misma y el alcance de la memoria.

3.- Documento de síntesis e indicadores principales: éste documento es indispensable ya que debe proporcionar a los usuarios un resumen de del contenido de la misma. La información mínima a contener es:

    1. Indicadores de actuación económica

    2. Indicadores medioambientales, que se dividen en:

    3. de aplicación general para las empresas: para facilitar la comparación, independientemente del sector, ubicación u otros atributos de la organización.

    4. de aplicación específica para empresas de determinadas actividades o bien determinada por su ubicación geográfica o de interés para determinados usuarios.

    5. Indicadores de actuación social

    6. Indicadores integrados, que se dividen en dos tipos:

    7. Indicadores sistémicos: en éstos relaciona la actuación a nivel micro- empresa, con los tres elementos que define la guía (económico, social y medioambiental) en un nivel macro-nacional o regional.

    8. Indicadores transversales, que requieren que la información vinculada con la actuación de la empresa cubra al menos dos de los tres aspectos definidos (económico, social y medioambiental).

4.- Información sobre su visión futura y las estrategias a seguir.

5.- Políticas y compromisos a asumir. Sistemas de gestión para su puesta en práctica.

6.- Actuación social, económica y medioambiental de la organización.


Bibliografía.

    1. Responsabilidad Social Corporativa. Una nueva cultura empresarial. Dr. Ricardo Fernández García. Editorial Club Universitario. ISBN 13: 978-84-8454-777-8. 2009


Dr. RICARDO FERNANDEZ GARCIA

Químico.

En este artículo se habla de:
OpiniónEmpresasInformes

¡Comparte este contenido en redes!

300x300 diario responsable

Advertisement
Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies