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El informe del EU Peer Learning Group sobre clima 2025, recoge las principales preocupaciones de las compañías ante el nuevo escenario normativo climático. En función de los resultados de dicha investigación, expertos del Pacto Mundial advierten que a pesar de ciertos ajustes y flexibilidades, las obligaciones medioambientales siguen en pie y exigen a las empresas una transformación profunda. La falta de claridad, la fragmentación regulatoria y la presión por reducir emisiones marcan el futuro inmediato del sector empresarial.
La presión climática se intensifica para las empresas europeas

La transición ecológica en Europa mantiene su rumbo. A pesar del debate en torno a iniciativas como el Paquete Simplificador Ómnibus, el mecanismo Stop-the-clock o la propuesta de Green Claims Directive, la obligación de las empresas de alinearse con los objetivos climáticos del continente permanece inalterable. Así lo pone de manifiesto el informe EU Peer Learning Group sobre Clima 2025, que recoge las percepciones de empresas líderes sobre los retos normativos en materia medioambiental.

Uno de los principales escollos que enfrentan las organizaciones es la incertidumbre que genera un marco regulador en constante evolución. Según expone el informe, los Planes Nacionales de Energía y Clima (NECP) resultan poco claros en cuanto a los instrumentos regulatorios y financieros que deben acompañarlos. Esto provoca:

  • Dificultades para planificar inversiones sostenibles a largo plazo.
  • Inseguridad sobre los costes futuros asociados a nuevas obligaciones climáticas.
  • Desigualdad entre Estados miembros, lo que puede derivar en situaciones de competencia desleal.

La superposición de normativas como la CSRD, el Reglamento de Reparto del Esfuerzo (ESR) o la taxonomía verde, sin una armonización efectiva, complica aún más el panorama. Este desafío es especialmente complejo para las pymes, que disponen de menos recursos para adaptarse rápidamente.

Reducción de emisiones: se avecinan mayores exigencias

Aunque los NECP actualizados permiten prever avances, las cifras aún son insuficientes: se proyecta una reducción de emisiones del 54 % para 2030, por debajo del mínimo exigido del 55 %. En sectores como el transporte, la edificación o la agricultura, la brecha es más evidente, con una reducción estimada del 38 % frente al objetivo del 40 %.

Esto podría traducirse, según el informe del EU Peer Learning Group, en:

  • Nuevos estándares obligatorios sectoriales.
  • Reglas más estrictas para flotas, edificios y procesos industriales.
  • Riesgos reputacionales y financieros para quienes no midan ni reduzcan su huella de carbono.

El objetivo europeo es claro: alcanzar un 42,5 % de energía renovable en el consumo total para 2030. Sin embargo, las previsiones actuales se quedan en un 41 %, y más del 70 % de los Estados miembros no está aún en línea con la meta.

Esto anticipa un endurecimiento normativo en varias áreas clave:

  • Electrificación de procesos industriales y flotas logísticas.
  • Impulso al autoconsumo mediante tecnologías como la solar fotovoltaica.
  • Adopción obligatoria de sistemas de eficiencia energética y compra de energía verde certificada.

Medidas que hasta ahora eran voluntarias, como auditorías energéticas o planes de mejora, podrían convertirse pronto en requerimientos legales tanto a nivel nacional como europeo.

Más regulación, pero en los lugares adecuados

Curiosamente, muchas empresas reclaman una regulación más clara en ámbitos aún poco definidos. Tres áreas destacan por su falta de concreción:

  • Mercado de créditos de carbono voluntarios: sin una regulación robusta, los riesgos de greenwashing aumentan y la confianza en el sistema disminuye.
  • Planes de Transición Climática (CTP): se demandan guías claras y adaptadas a cada sector para implementar estrategias creíbles y medibles de descarbonización.
  • Biodiversidad y agua: pese a estar contempladas en la doble materialidad exigida por la CSRD, la falta de vinculación con riesgos financieros limita su inclusión en las estrategias empresariales.

El informe EU‑PLG Climate 2025 lanza una advertencia clara: el cumplimiento climático dejará de ser opcional. Las empresas deben prepararse para un futuro en el que la sostenibilidad y la acción climática no solo serán exigencias legales, sino también condiciones para mantenerse competitivas en el mercado global. En palabras del propio informe, "la ventana de oportunidad aún está abierta, pero se estrecha rápidamente". Solo aquellas organizaciones que integren de forma real y anticipada los criterios climáticos en sus estrategias lograrán posicionarse con éxito en la próxima década.

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