La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16.2) ha retomado sus negociaciones en Roma con la participación de más de 150 países, en un contexto crítico para el futuro del planeta. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha hecho un llamamiento urgente para transformar los sistemas agroalimentarios, destacando que deben funcionar en armonía con la biodiversidad para garantizar un futuro sostenible tanto para las personas como para el medioambiente.
El director general de la FAO, Qu Dongyu, subrayó que “la biodiversidad está al borde del abismo” y que su protección es esencial para la seguridad alimentaria global. Según datos de la FAO, la actual degradación de los ecosistemas pone en riesgo la vida de aproximadamente 3000 millones de personas, especialmente las poblaciones más vulnerables.
Este encuentro en Roma sigue al impulso generado en la COP16 celebrada en Cali, Colombia, donde se lanzó la Iniciativa de Apoyo a las Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (EPANB). Esta herramienta busca ayudar a los países a desarrollar capacidades y aplicar estrategias en el sector agroalimentario para cumplir con sus objetivos de biodiversidad.
María Susana Muhamad González, ministra de Medio Ambiente de Colombia y presidenta de la COP16, destacó la necesidad de una colaboración global para alinear las políticas agrícolas y ambientales. En la misma línea, la secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), Astrid Schomaker, enfatizó que la biodiversidad es crucial para la seguridad alimentaria y que su conservación depende de la transformación de los sistemas agroalimentarios.
Uno de los temas críticos de esta reanudación es la definición de mecanismos financieros que movilicen los 200.000 millones de dólares anuales necesarios para implementar el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (KMGBF). El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que “la naturaleza no puede esperar” y que la acción urgente es vital para evitar puntos de no retorno en la crisis de biodiversidad.
Guterres también destacó la necesidad de un enfoque multilateral: “Compartimos la naturaleza y dependemos de ella. Ningún país es inmune a esta crisis ni puede abordarla por sí solo”.
Qu Dongyu señaló la importancia de integrar los sistemas agroalimentarios en las estrategias nacionales de biodiversidad, no solo para proteger el medioambiente, sino también para garantizar la seguridad alimentaria. Según la FAO, más de la mitad de las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad están directamente relacionadas con la agricultura.
La FAO continuará apoyando a los países en el desarrollo de políticas que equilibren la producción de alimentos con la conservación de la biodiversidad, asegurando que nadie quede atrás en esta transición hacia sistemas agroalimentarios sostenibles.