La Bolsa Social y AFI lanzaron el Fondo Bolsa Social en 2020, un fondo de venture capital de impacto con el objetivo de seguir impulsando empresas de impacto social y medioambiental. Este invierte en empresas jóvenes españolas que buscan generar un triple impacto económico, social y ambiental para impulsar la construcción de una sociedad más justa, inclusiva, sostenible y saludable. Recientemente, ha presentado su Informe de Impacto correspondiente a 2022 en el que muestra que ha invertido un capital de 7,2 millones de euros, lo que supone casi duplicar la cantidad invertida en 2021 (4,2 millones de euros). En la actualidad, el fondo cuenta con un patrimonio de 22 millones de euros.
El informe muestra que en cuanto a su cartera de empresas invertidas, suma un total de 11. Las dos incorporaciones más recientes son Smowl, que proporciona herramientas que facilitan un acceso universal a la educación, y que ha desarrollado un software de “proctoring” para acreditar la identidad de las personas que realizan los exámenes online; y Hamelyn, plataforma digital de economía circular que facilita la reventa de libros usados. Asimismo, las otras nueve empresas participadas son Qida, Tucuvi, Sepiia, Nostoc Biotech, Ciclogreen, Rawdata, Solum, Tropicfeel y Kleta, que han seguido avanzando en su contribución a las cinco grandes áreas en las que invierte el fondo, relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):
Fondo Bolsa Social: Teoría de cambio y medición del impacto
La publicación muestra que esta iniciativa ha sido registrada en 2020 en la CNMV como Fondo de Emprendimiento Social Europeo (FESE) y gestionado por AFI, Inversiones Globales SGIIC, el Fondo Bolsa Social y ha recibido 1.017 proyectos de emprendimientos para analizar durante sus tres años de funcionamiento, lo que refleja su apuesta por invertir en proyectos disruptores de impacto positivo en fases iniciales. Sus inversiones se sustentan en tres criterios: rentabilidad e impacto que aporta valor a la sociedad, además de rentabilidad para los inversores; adicionalidad en la búsqueda de soluciones a los desafíos sociales o medioambientales desatendidos; y rigor, seleccionando empresas que tengan la misión de producir un impacto positivo y el potencial de crecimiento y escalabilidad.
Además, se observa que, para la medición del impacto social de su cartera, el Fondo Bolsa Social define junto con cada participada una Teoría del Cambio para medir el cumplimiento de sus objetivos de impacto social, y se apoya en la metodología de la European Venture Philanthropy Association (EVPA) y el catálogo IRIS+ de la Global Impact Investing Network (GIIN). También lo vincula a su contribución a los ODS, y toma como referencia el Impact Management Project (IMP) en aspectos no contemplados por el marco de la EVPA, como por ejemplo la identificación del riesgo asociado al impacto. El proceso de medición del impacto se divide en tres fases: definición del problema y determinación de los objetivos de cambio; análisis del colectivo beneficiado; y medición periódica del impacto. La EQA, entidad internacional de certificación ASG, ha desarrollado un modelo de verificación de impacto con el que audita anualmente los resultados de impacto social de las empresas de su cartera.
Dentro del marco IMP, el Fondo se cataloga como un fondo de la categoría “C6”, desde el filtrado del proyecto para comprobar que contribuye a soluciones ante los retos sociales y medioambientales, apostando por mercados de capital desabastecidos, proporcionando capital flexible, hasta la salida o desinversión.
En palabras de Jose Moncada, Managing Partner del Fondo Bolsa Social: “2022 ha sido un año complejo a nivel socioeconómico y nos hemos centrado en reforzar a nuestras participadas con más capital, generando conexión con otros inversores, apoyo comercial y orientación estratégica. También se han sumado a la cartera dos nuevas empresas, y seguimos buscando invertir en empresas de triple impacto que contribuyan a afrontar los desafíos sociales y medioambientales”. Y concluye: “Nuestro objetivo es identificar a emprendedores que contribuyan con sus proyectos a aportar soluciones a los retos desatendidos para construir una sociedad más justa, inclusiva, sostenible y saludable, a la vez que buscamos un retorno financiero justo. Nacimos por y para el impulso de la inversión de impacto, y cada vez hay más actores que promueven el ecosistema de impacto y luchan contra el impact washing”.