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Si bien es innegable que en la última década ha habido grandes avances en la materia, aún hoy las cifras de los matrimonios infantiles forzados son inaceptables. La pandemia del COVID-19, los conflictos actuales y el cambio climático amenazan con revertir la disminución de una práctica que pone en riesgo la salud de las niñas y su bienestar y les impide realizarse como personas.
En el mundo hay 640 millones de niñas y mujeres que se casaron en la infancia

Un nuevo análisis publicado RECIENTEMENTE por el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) denuncia que, a pesar de la disminución constante del matrimonio infantil en la última década, los conflictos, las crisis climáticas y las secuelas del COVID-19, amenazan con revertir los logros conseguidos con tanto esfuerzo. Las cifras son aún inaceptables: en todo el mundo, se calcula que 640 millones de niñas y mujeres se casaron en la infancia, es decir, 12 millones de niñas al año, según la última estimación mundial incluida en la publicación.

El matrimonio forzado en la infancia es una violación grave de los derechos humanos que afecta a millones de niñas en todo el mundo. Se define como cualquier unión en la que al menos una de las partes es menor de 18 años y se realiza sin su consentimiento libre e informado. Los matrimonios forzados en la infancia son más comunes en países de bajos y medianos ingresos, donde las niñas son vistas como una carga financiera para sus familias y se espera que se casen joven. A menudo, las niñas son casadas con hombres mayores que ellas y que pueden ser mucho mayores, lo que aumenta el riesgo de violencia de género, abuso sexual y problemas de salud.

El estudio de UNICEF afirma que la proporción de mujeres jóvenes que se casaron en la infancia ha descendido del 21% al 19% desde que se publicaron las últimas estimaciones hace cinco años. Sin embargo, a pesar de este progreso, las reducciones mundiales tendrían que ser 20 veces más rápidas para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible de poner fin al matrimonio infantil para 2030. Las niñas que se casan en la infancia se enfrentan a consecuencias inmediatas y para toda la vida. Tienen menos probabilidades de permanecer en la escuela y se enfrentan a un mayor riesgo de embarazo precoz, lo que a su vez aumenta el riesgo de complicaciones de salud y mortalidad infantil y materna. Esta práctica también puede aislar a las niñas de su familia y amigos, y excluirlas de la participación en sus comunidades, lo que afecta gravemente a su salud mental y su bienestar.

Múltiples causas de un problema complejo

Los expertos de UNICEF explican que se trata de una problemática multicausal. En todo el mundo, los conflictos, las catástrofes relacionadas con el clima y las repercusiones actuales de la COVID-19, especialmente el aumento de la pobreza, las crisis de ingresos y el abandono escolar, contribuyen a aumentar los factores que impulsan el matrimonio infantil, al tiempo que dificultan el acceso de las niñas a la atención sanitaria, la educación, los servicios sociales y el apoyo comunitario que las protegen esta práctica.

Como resultado, las niñas que viven en entornos frágiles tienen el doble de probabilidades de convertirse en novias infantiles que la media en el resto del mundo, señala el análisis. Por cada diez veces que se multiplican las muertes relacionadas con los conflictos, aumenta un 7% el número de matrimonios infantiles. Al mismo tiempo, los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático aumentan el riesgo de las niñas, ya que cada desviación del 10% en las precipitaciones (que llueva un 10% más o un 10% menos de lo previsto) se relaciona con un aumento aproximado del 1% en la prevalencia del matrimonio infantil.

En este sentido, el informe explica cómo Pakistán, que ha avanzado enormemente en la reducción el matrimonio infantil, sufrió intensas inundaciones en 2022, un fenómeno meteorológico extremo que podría poner en riesgo años de avances. “Las pruebas demuestran que fenómenos meteorológicos están relacionados con un mayor riesgo de matrimonio infantil. En un año con un fenómeno de esta se espera un aumento del 18% en la prevalencia del matrimonio infantil, lo que equivale a borrar cinco años de progreso”.

Finalmente, la publicación realiza un análisis minucioso por regiones. Según este, Asia Meridional sigue impulsando las reducciones mundiales y está en vías de eliminar el matrimonio infantil en unos 55 años, señala el informe. Sin embargo, la región sigue albergando a casi la mitad (45%) de las niñas casadas del mundo. Aunque India ha registrado avances significativos en las últimas décadas, sigue representando un tercio del total mundial. 

Por su parte, África subsahariana, que actualmente tiene la segunda mayor proporción mundial de niñas casadas (20%), está a más de 200 años de acabar con esta práctica al ritmo actual. El rápido crecimiento de la población, junto con las circunstancias actuales, parece que aumentará el número de niñas casadas, en contraste con los descensos previstos en el resto del mundo. Mientras tanto, en América Latina y el Caribe hay 58 millones de niñas casadas, un 9% del total mundial. Sin embargo, el informe advierte que la región se encamina a tener el segundo nivel regional más alto de matrimonio infantil para 2030, solo por detrás de África subsahariana. UNICEF explica que el matrimonio infantil es un fenómeno poco frecuente entre los segmentos con más poder adquisitivo de la sociedad, pero continúa siendo una práctica habitual entre los más pobres.

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