Si bien es innegable que en la última década ha habido grandes avances en la materia, aún hoy las cifras de los matrimonios infantiles forzados son inaceptables. La pandemia del COVID-19, los conflictos actuales y el cambio climático amenazan con revertir la disminución de una práctica que pone en riesgo la salud de las niñas y su bienestar y les impide realizarse como personas.