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Los criterios ASG (Medioambientales, sociales y de buen gobierno) han llegado para quedarse. Un informe recientemente publicado por un equipo de expertos la consultora global BCG afirma que el movimiento a favor de la sostenibilidad, que empezó a extenderse por el mundo empresarial de las economías avanzadas hace décadas, está llegando ahora con fuerza a las empresas de los mercados emergentes. La publicación explica que Los consumidores, los socios comerciales, los inversores, los reguladores y los empleados presionan cada vez más, tanto dentro como fuera del país, para que las compañías respalden sus compromisos con acciones verificables, y, de lo contrario, las castigan por sus deficiencias.
El imperativo de la sostenibilidad aterriza en los mercados emergentes

En el mundo entero, se ha instalado con fuerza la idea de que las empresas no solo deben comprometerse a ser ecológicas, socialmente responsables y transparentes, también ha quedado en claro que la sostenibilidad es cada vez más importante para el rendimiento general de las compañías y para crear la resistencia necesaria para gestionar los riesgos y las perturbaciones en el contexto actual. Así lo afirma un informe recientemente publicado por Burak Tansan, Nikolaus Lang, Michael Meyer, Aykan Gökbulut, Lisa Ivers, Rich Hutchinson, Sylvain Santamarta, Daniel Azevedo yTed Chan, expertos miembros de la consultora global BCG.

Antes que nada, es preciso recordar que la sostenibilidad empresarial se refiere a la capacidad de una empresa para mantener su crecimiento y operaciones a largo plazo, sin comprometer el bienestar social, económico y ambiental de las comunidades en las que opera. Esto implica que la empresa debe considerar no solo sus objetivos económicos, sino también su responsabilidad social y ambiental. Para lograr la sostenibilidad empresarial, las empresas deben tomar en cuenta tres factores principales: el impacto social, económico y ambiental de sus operaciones. Esto implica llevar a cabo prácticas comerciales éticas y responsables, reducir su huella de carbono y otras emisiones contaminantes, y proteger los derechos de los trabajadores y las comunidades locales.

El concepto de ASG ha evolucionado durante décadas. El mismo ganó fuerza en los años setenta, cuando las principales empresas multinacionales empezaron a adoptar normas exhaustivas de "responsabilidad social corporativa", y se intensificó en 2000, cuando las multinacionales adoptaron públicamente los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas. El movimiento se ha fortalecido en la última década, cuando los reguladores de EE.UU. y la UE establecieron normas de divulgación de la sostenibilidad para las grandes empresas públicas y cuando casi 200 países suscribieron el objetivo del Acuerdo de París de lograr cero emisiones netas para 2050. De este modo, la creciente atención prestada a las calificaciones ASG está convirtiendo la sostenibilidad en un imperativo estratégico para muchas empresas sin importar su tamaño. Diversas organizaciones publican calificaciones de empresas basadas en factores medioambientales, como su huella de carbono, el uso de energía y la gestión de residuos. Los factores sociales incluyen los derechos humanos, las normas laborales y la exposición al trabajo forzado, mientras que las normas de gobernanza se refieren a la transparencia, los mecanismos eficaces de los consejos de administración y los derechos y responsabilidades de las partes interesadas.

El estudio citado revela una fuerte correlación entre las puntuaciones de las empresas de los mercados emergentes en los índices medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) y las principales métricas financieras y de valoración. En este escenario, los expertos afirman que las empresas con una sólida reputación a la hora de afrontar los retos ASG en los mercados emergentes se ven recompensadas con importantes oportunidades de crecimiento, al tiempo que disfrutan de una mayor satisfacción del cliente, obtienen un mejor acceso a los mercados, al capital de inversión y a los talentos más codiciados y tienen más oportunidades de cambiar la dinámica de sus sectores lanzando nuevos modelos de negocio orientados al clima. Por el contrario, el estudio dirá que las empresas que no logran cerrar la "brecha de sostenibilidad" con sus competidores pueden encontrarse en clara desventaja tanto en los mercados nacionales como en los extranjeros.

Retos para los mercados emergentes

Si bien es claro que la sostenibilidad es el común denominador para avanzar con éxito rumbo al desarrollo sostenible, los desafíos que deben afrontar los mercados consolidados nos serán los mismos que los emergentes. Por tanto, no es del todo justo aplicar criterios ASG idénticos a los países de renta alta y baja, que se encuentran en diferentes etapas de desarrollo económico y se enfrentan a diferentes conjuntos de desafíos sociales urgentes. Sin embargo, las exigencias sin lo son, de hecho, el informe del BCG revela que los consumidores de los mercados emergentes tienen mucho más en cuenta el cambio climático y la sostenibilidad en sus decisiones cotidianas que los consumidores de los mercados desarrollados.

Una de las principales conclusiones que se desprende del estudio es que el problema radica en que las empresas de los mercados emergentes están muy por detrás de sus homólogas de los mercados desarrollados en lo que respecta a las calificaciones ASG. Este bajo rendimiento en las métricas ASG no debería sorprender. Las compañías de los mercados desarrollados partían con ventaja. Empezaron a lanzar iniciativas de sostenibilidad décadas antes en respuesta a la creciente presión de los reguladores y la sociedad civil. En cambio, en la mayoría de los mercados emergentes, la política se ha centrado en el crecimiento, más que en el impacto medioambiental. Los marcos reguladores y el apoyo gubernamental a las iniciativas climáticas están menos maduros.

Sin embargo, las cuestiones de sostenibilidad están aumentando rápidamente en las agendas de los CEO de los mercados emergentes. Dentro de los temas más salientes se observa la cuestión climática. Cientos de grandes empresas de mercados emergentes se han comprometido a alcanzar objetivos globales de emisiones netas cero. Alrededor de la mitad de las empresas de mercados emergentes que cotizan en bolsa indican en su información financiera que el impacto climático forma parte de sus estrategias generales.

La publicación advierte que los mercados emergentes tienen un enorme interés en mitigar el cambio climático. Aunque emiten menos gases de efecto invernadero per cápita que los mercados desarrollados, las poblaciones, las economías y los ecosistemas naturales de muchos países de renta baja y media están sufriendo algunas de las consecuencias más devastadoras del calentamiento global. El calor extremo, las inundaciones, las fuertes tormentas y los incendios forestales afectan a sectores tan diversos como la energía, la minería, el turismo, la sanidad y las finanzas. El impacto del cambio climático se manifiesta en la pérdida de productividad debida al cierre de fábricas, la migración de talentos y el descenso de la participación escolar. Las economías afectadas también pierden ingresos cuando los clientes globales cambian sus pedidos en respuesta a las interrupciones de la cadena de suministro o del transporte.

Según datos oficiales, si el cambio climático mantiene su trayectoria actual, el impacto será mucho más grave. Hasta el 6% del PIB per cápita en África y Oriente Medio, el 7% en Asia Central y el 15% en Asia Meridional están en peligro para 2050 si las políticas climáticas no cambian, según S&P Global Ratings. En este escenario, el equipo de expertos a cargo del informe sostiene que los mercados emergentes deben desempeñar un papel fundamental para evitar este escenario. Los cerca de 35.000 millones de toneladas equivalentes de CO2 que emiten anualmente representan alrededor del 85% del total mundial. Se prevé que este porcentaje aumente. Para 2050, se espera que las naciones clasificadas actualmente como mercados emergentes representen el 88% de la población mundial; se espera que su participación en el PIB mundial aumente del 50% actual al 62%.

Finalmente, basándonos la investigación empírica y en las entrevistas realizadas a líderes mundiales de la lucha contra el cambio climático, la publicación del BCG identifica los siguientes factores de éxito que pueden permitir a las empresas de los mercados emergentes ganar con la sostenibilidad:

  1. Integrar la sostenibilidad en el propósito, la estrategia empresarial y los objetivos de la empresa.
  2. Reconocer el impacto inmediato en los beneficios de las iniciativas ASG, al tiempo que se describen los beneficios a largo plazo para la empresa.
  3. Colaborar estrechamente con los responsables políticos locales y movilizarse como un ecosistema que incluya a colegas del sector, proveedores, organizaciones de investigación, nuevas empresas, vendedores de tecnología y otros socios.
  4. Hacer de la resiliencia y el cambio una prioridad de las operaciones básicas de la organización a través de iniciativas ESG.
  5. Aprovechar y acelerar la innovación tecnológica para alcanzar la sostenibilidad, al tiempo que se estudian nuevos modelos empresariales sostenibles para aprovechar las oportunidades emergentes.
  6. Garantizar una transformación rigurosa de la organización capacitando e incentivando a los líderes (por ejemplo, estableciendo indicadores clave de rendimiento), implicando a los empleados mediante actividades como la formación en competencias y diseñando una hoja de ruta para la ejecución.
  7. Además de contar con objetivos basados en la ciencia -y declarados e informados públicamente-, comuníquese y comprométase continuamente con las partes interesadas para demostrar que la empresa cumple sus promesas.

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