Actualmente, el acero sigue siendo un material fundamental en la construcción, la industria y muchos otros aspectos de nuestras vidas. Es por ello, que tal como explica Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno, “Descarbonizar el sector del acero es muy importante para hacer el mundo más sostenible. Encontramos acero en los electrodomésticos que tenemos en casa, en las estructuras de nuestras viviendas, en los coches y en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida”.
De acuerdo con la Asociación Mundial del Acero, seis millones de personas trabajan para este sector de forma directa. Si además tenemos en cuenta los empleos indirectos, las cifras señalan que la industria del acero sostiene la empleabilidad de casi 50 millones de personas en todo el mundo. Un artículo recientemente publicado por BBVA afirma que el ritmo de producción de este sector tiene, a su vez, un importante impacto en el medioambiente. Se estima que, de media, se emiten 1,89 toneladas de dióxido de carbono (CO2) por cada tonelada de acero que se produce. En total, la industria del acero genera entre el 7% y el 9% de las emisiones directas del uso global de combustibles fósiles.
Desde algunos años, el sector del acero trabaja en iniciativas para desarrollar tecnologías que reduzcan estas cifras. Ya se ha dado un paso importante –el consumo de energía necesario para producir cada tonelada de acero se ha reducido un 60% desde 1960– pero la urgencia climática hace que sea necesario ir más allá. En el camino rumbo a la descarbonización el hidrógeno es un vector energético, es decir, una sustancia capaz de almacenar energía para que esta pueda ser liberada más adelante y de una forma controlada. Tal y como explican desde la Asociación Española del Hidrógeno, a partir de este elemento se puede obtener energía eléctrica o térmica con altos rendimientos y sin emitir gases de efecto invernadero, como el CO2. El único residuo que deja tras de sí es el agua.
El hidrógeno verde es un término utilizado para describir el hidrógeno producido a partir de fuentes de energía renovable, como la energía eólica, solar y de la biomasa, a través de procesos de electrólisis del agua. A diferencia del hidrógeno producido a partir de combustibles fósiles, como el gas natural, el hidrógeno verde es considerado una fuente de energía limpia y renovable que puede contribuir significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y al logro de los objetivos de descarbonización.
El uso de este tipo de energía limpia tiene dos aplicaciones principales en el sector del acero. La primera se relaciona con su capacidad de generar altas temperaturas. La producción de acero se lleva a cabo en altos hornos, que queman combustibles para alcanzar estas elevadas temperaturas.
La publicación de BBVA advierte que, para conseguir que el hidrógeno verde se convierta en protagonista de la fabricación del acero, quedan dos retos principales: desplegar una infraestructura de producción y transporte y realizar un cambio dentro del propio sector. Así. esta transformación del sector pasaría por la innovación y la digitalización.
A medida que se desarrollan tecnologías más eficientes y económicas para producir hidrógeno verde, se espera que su uso se expanda significativamente en las próximas décadas. Sin embargo, aún se enfrentan importantes desafíos tecnológicos y económicos, como la reducción de los costos de producción y el desarrollo de infraestructuras para el almacenamiento y transporte del hidrógeno. Cabe destacar que, actualmente, siete grandes proyectos europeos distribuidos entre Francia, Suecia y Alemania trabajan para introducir el hidrógeno verde en la industria del acero. A su vez, existe la demanda de grandes acederas, industrias y empresas que tienen la reducción de la huella de carbono como prioridad en sus planes a corto y medio plazo. Entre los nombres, destacan proyectos, grupos y empresas como Liberty Steel Group, H2 Green Steel, SSAB y AcerlorMittal.