¿A quién no le gusta viajar? Sin dudas, viajar es uno de los deseos más recurrentes de nuestra lista de propósitos cada año. Desde hace tiempo, el turismo se ha convertido en un sector clave de la economía mundial y en un contexto como el actual, atravesado por la emergencia climática, es importante diseñar un modelo en equilibrio con la población y el entorno del destino. ¿La finalidad? Mitigar los efectos del cambio climático. En esta línea, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC) han anunciado un plan para una industria turística libre de emisiones de carbono con el que se alinea la normativa europea y latinoamericana que promueve el cumplimiento de este reto.
El turismo global representa el 8% de las emisiones totales de GEI en el mundo según un análisis publicado en la revista científica de referencia ‘Nature Climate Change’. Esta cantidad incluye la primera decisión cuando emprendemos un viaje: el modo en el que nos desplazamos. Uno de los medios más sostenibles, como ha asegurado Cristian Quílez, responsable de proyectos de ECODES, es el tren: “Desplazarse en avión es veinte veces más contaminante que hacerlo en tren y, además, estos son generalmente capaces de transportar más pasajeros en un mismo viaje.
Es claro que el turismo tiene un enorme impacto medioambiental que pueda reducirse. Cómo decidimos desplazarnos, dónde nos alojamos, el modo de consumo, el tipo de cultura que seleccionamos, qué comemos o las actividades elegidas durante los días de descanso son algunos de los factores que influyen en la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que emitimos según expertos de BBVA. Y todo ello contribuye a la huella de carbono total de cualquier viaje. Es por ello, que con poco de creatividad es posible disminuir el impacto negativo tanto desde la acción gubernamental como empresarial e individual. Cada actor, en su medida, tiene responsabilidad y capacidad de acción.
Es por ello, que la ciudadanía debería ser consciente de esto a la hora de programar sus vacaciones, mirando las distintas posibilidades para llegar al destino. El ferrocarril es el medio de transporte que más rápido permite avanzar hacia la descarbonización y un claro vertebrador del territorio. Los vuelos, principalmente cortos, deben suprimirse si existe la opción del tren. Los trenes nocturnos, las conexiones transfronterizas y la potenciación de la red convencional tienen que ser una prioridad política.
Finalmente, desde BBVA afirman que descarbonizar la aviación es otro de los grandes retos del sector turístico. La reducción del impacto medioambiental depende de la alianza entre gobiernos, empresas, instituciones financieras y todas las poblaciones, pero también de las decisiones individuales. Exigir como clientes el compromiso y cuidado del entorno es nuestra responsabilidad. Teresa Parejo, directora de sostenibilidad de Iberia, es consciente del reto que supone el camino de la descarbonización en la aviación, pero al mismo tiempo considera que “la transición ecológica es una transformación completamente necesaria”.