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Así lo advierte la segunda edición del Índice ClosinGap, elaborado por PwC España, que sitúa la brecha agregada de género en nuestro país en el 36,7%, lo que supone un aumento de casi un punto porcentual respecto al análisis del año anterior (35,9%). La investigación advierte que la conciliación sigue siendo la gran tarea pendiente. Al respecto muestra que el índice de paridad en este ámbito ha empeorado en 3,2 p.p. en un año – retrocediendo del 44% al 40,8%- por un mayor incremento de las tasas de parcialidad en las mujeres que en los hombres a causa de la COVID-19. El índice de salud y bienestar ha retrocedido levemente debido a un mayor riesgo de pobreza y exclusión social para las mujeres.
La pandemia ha ampliado las brechas de género en España

Entre tantos otros efectos negativos, la pandemia ha ampliado las brechas de género en España, incrementando hasta 2058 el período que se necesitaría para alcanzar la paridad plena entre mujeres y hombres.  Dicho en otras palabras, las mujeres deberemos esperar otros 36 años para vivir en un país –un poco- más justo. Esta es una de las principales conclusiones que se extraen de la segunda edición del Índice ClosinGap, elaborado por PwC España, el indicador de referencia en nuestro país para la medición y seguimiento de la evolución de la igualdad de género y de su incidencia, directa o indirecta en el PIB.

El Índice ClosinGap se sitúa como el primer indicador en España que permite cuantificar y seguir anualmente la evolución de la igualdad de género en el país a través de cinco grandes categorías: Empleo, Educación, Conciliación, Digitalización y Salud y Bienestar mediante un análisis pormenorizado en un total de 28 variables clave para el desarrollo personal y profesional de una sociedad.  Este análisis permite analizar las causas de las situaciones desiguales que afrontan mujeres y hombres en distintos ámbitos con el objetivo de identificar aquellas áreas de mejora en las que intensificar el esfuerzo para apoyar la transformación social hacia una mayor igualdad de oportunidades. 

A partir de los datos recabados, el informe denuncia que la brecha de género en nuestro país ha aumentado de manera considerable. Entendiendo el 100% como la paridad plena, se sitúa en el 63,3%, frente al 64,1% que marcaba el año pasado. Estos registros reflejan que la brecha de género ha crecido en España y que aún queda un 36,7% por cerrar (desde el 35,9% anterior). En clave económica, el coste de oportunidad de las brechas de género en España se ubica en 213.299 millones de euros, el equivalente a un 19% del PIB de 2020. Otro dato que aporta el estudio es que la brecha de género en la Salud y el Bienestar es reducida, pero lleva años estancada porque las variables no mejoran en mayor medida para las mujeres respecto a los hombres, sino que lo hacen de forma muy similar. En el análisis particular de esta categoría se observa una leve caída de 0,1 p.p. que lleva al indicador al 84,4%, por lo que aún queda un 15,6% de brecha de género por cerrar.

La incidencia del coronavirus en este punto es enorme. La pandemia ha provocado que el riesgo de pobreza o exclusión haya crecido ligeramente más para las mujeres que para los hombres, agravando una circunstancia ya existente con anterioridad. La situación sanitaria a la que se enfrenta el conjunto de la sociedad española ha contribuido a poner de manifiesto la existencia de esta brecha y su relevancia a la hora de afrontar una situación de extrema urgencia como esta pandemia.  

En el terreno de la Educación se observa un estancamiento en la evolución de la igualdad en España, con indicador de paridad sin cambios respecto a hace un año (67,9%). Aunque se ha mantenido en el mismo nivel, y la ratio de mujeres con educación terciaria o universitaria sigue siendo superior a la de los hombres, la variable que es clave en esta desigualdad es el bajo acceso de las mujeres a carreras STEM, que acaban derivando en empleos en industrias con alto valor añadido. 

La pandemia acrecienta la brecha en la Conciliación

En el análisis pormenorizado se observa que la pandemia ha incidido de forma especialmente negativa en la Conciliación. Esta situación se refleja en un incremento mayor en las tasas de parcialidad en el empleo para las mujeres que para los hombres en el marco de la pandemia. Asimismo, el estudio señala que las mujeres asumen más peso en las tareas domésticas durante el confinamiento provocado por la COVID-19 que los hombres. Concretamente, estas desigualdades provocan que el indicador de paridad en el ámbito de la conciliación se ubique en el 40,8%, quedando por cerrar una brecha de 59,2%, lo que supone un retroceso de 3,2 p.p. respecto a hace un año.

Por otra parte, el informe también analiza el coste de oportunidad que supone para la economía esta falta de igualdad, cuantificando el impacto económico de las brechas de género y su incidencia, directa o indirecta en el PIB a través del mercado laboral. En este sentido, si se pusiera fin a las brechas de género en el mercado laboral, en las horas trabajadas y en la distribución del empleo sectorial, el PIB español podría aumentar en 213.299 millones de euros, el equivalente a un 19% del PIB de 2020, lo que supone un 0,5 p.p. más respecto a los resultados de la edición anterior.

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Asimismo, este incremento potencial vendría impulsado por la creación de 2,8 millones de empleos femeninos equivalentes a tiempo completo. Otra de las conclusiones del estudio señala que la reducida participación de las mujeres en el mercado laboral, el inferior número de horas trabajadas por cuestiones de parcialidad y su sobrerrepresentación en sectores económicos poco productivos provoca que las mujeres solamente contribuyan a un 41,4% del PIB, a pesar de representar el 51,4% de la población en edad de trabajar. 

Si bien los resultados no son del todo alentadores, la buena noticia es que ha aumentado la paridad en el empleo. Contrastando con el resto de las categorías, el indicador de paridad en Empleo ha aumentado 1,1 p.p. respecto el año pasado, evolucionando del 65% al 66,1% y reduciendo la brecha por cerrar al 36,9%. Esta mejora se debe al incremento en la participación de la mujer en el mercado laboral, un menor empleo precario, una mejoría en el salario por hora y una caída de la brecha en las pensiones que afectan al conjunto de las mujeres. 

Finalmente, en el apartado productivo, históricamente, las mujeres han estado sobrerrepresentadas en sectores económicos menos productivos. Sin embargo, como actualización respecto al año anterior, los sectores donde las mujeres están más presentes (educación, sanidad, etc.) han aumentado su productividad, haciendo que las mujeres se encuentren en el mismo nivel medio de productividad que los hombres.

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