El 2022 será recordado como un año crítico en la historia. Las consecuencias de la pandemia son hoy más palpables que nunca. Según la ONU, las personas que precisan ayuda humanitaria en el mundo han sumado 274 millones este año. En este escenario, la cooperación internacional se vuelve indispensable.
Ante el crecimiento de la crisis humanitaria Naciones Unidas reclama mayor compromiso

Los conflictos, la crisis climática, las enfermedades y la crisis socioeconómica debida a la pandemia de COVID-19 seguirán empujando a más gente a depender de la ayuda de emergencia y a necesitar protección en 2022, cuando las personas con requerimientos vitales llegarán a 274 millones, alertó este jueves la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA). El año pasado, esa cantidad se cifró en 235 millones, lo que implica un aumento de casi 17% en tan sólo 12 meses.

La pandemia ha dejado efectos devastadores para la sociedad en su conjunto. Sin dudas, la crisis humanitaria a la que estamos asistiendo es una de las consecuencias más terribles del paso del coronavirus por el mundo. Naciones Unidas identificó población con necesidades de emergencia en 63 países y ante el aumento de los conflictos sociales solicita 41.000 millones brindarles ayuda. El organismo advierte que el costo de la inacción es alto y prevé múltiples hambrunas. Si vivieran en el mismo territorio, las personas que precisan socorro compondrían el cuarto país más poblado del planeta. También destaca que el deterioro de la situación humanitaria en América Latina y el Caribe.

Las necesidades son múltiples y los presupuestos no alcanzan. Para aliviar las necesidades más urgentes de 183 millones de esas personas durante el año próximo, la ONU requerirá 41.000 millones de dólares, con un programa tres veces mayor que el de 2021 debido a las crecientes necesidades. De acuerdo con el Panorama Humanitario Global para 2022, la población que precisa asistencia básica vive en 63 naciones y, sumada, equivaldría al cuarto país más poblado del mundo.

Un estudio publicado por Naciones Unidas destaca que más del 1% de la población mundial ha debido desplazarse y que la pobreza extrema se incrementa nuevamente. El documento recuerda también que, en la mayoría de las crisis, las mujeres y las niñas son las que más sufren, que aumentan las desigualdades de género y, con ello, los riesgos que corren, por lo que necesitan protección.

El mundo necesita más que nunca de la solidaridad y la cooperación internacional. Hoy hay 45 millones de personas en 43 países en peligro de hambruna. Sumada a otros factores, la crisis del COVID-19 ha devastado los medios de subsistencia y ha impulsado el incremento de la pobreza extrema en el mundo. El informe indica que el número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda ha aumentado drásticamente y que el riesgo de hambruna es ya una realidad.

Si bien es cierto que el sector privado ha contribuido ante la emergencia sanitaria, el financiamiento conseguido no llegó a la mitad del solicitado. Aunque no es una solución estructural, la ayuda es importante y puede marcar la diferencia. En este sentido, cabe aclarar que el socorro humanitario no reemplaza la asistencia para el desarrollo ni el financiamiento de la sociedad y la economía pero hoy es necesario para salvar vidas.

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