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El Clúster de Cambio Climático, impulsado por Forética y compuesto por 77 grandes empresas ha publicado un informe en el cual analiza cuál es el punto de partida de las empresas de nuestro país e identifica su grado de compromiso, desarrollo y contribución a los objetivos establecidos por los dos principales marcos regulatorios de acción para la descarbonización de España: la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo 2050. El documento identifica seis ejes fundamentales de acción climática desde la perspectiva empresarial, basados en el compromiso con las cero emisiones netas, el Alcance 3, la neutralización, las energías renovables y la electrificación, el riesgo climático y la visión holística de los retos ambientales.
Las empresas españolas ante el reto de la descarbonización

El camino hacia la descarbonización ya – casi- no es una duda, sino más bien un destino. Afortunadamente, la gran mayoría de las empresas en nuestro país han iniciado procesos de transición. Sin embargo, aún queda mucho por hacer y la falta de conocimiento sobre cómo avanzar en ese sentido es un gran problema. Ante esto, y con el afán de echar luz sobre estos aspectos Forética ha presentado el informe ‘Cero emisiones netas: Las empresas en España ante el reto de la descarbonización’, publicado en el marco del Clúster de Cambio Climático, liderado por Forética y compuesto por 77 grandes empresas. En 2021, desde el Clúster de Cambio Climático de Forética se ha trabajado en entender cuál es el punto de partida de las empresas que lo componen e identificar su grado de compromiso, desarrollo y contribución a los objetivos establecidos por los dos principales marcos regulatorios de acción para la descarbonización de España: la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo 2050.

Las 77 grandes empresas que forman parte del Clúster de Cambio Climático representan a 16 sectores diferentes, implican una fuerza laboral de aproximadamente 650.000 empleados y suponen una cifra de negocio de en torno a 160.000 millones de euros. El informe presentado por analiza el grado de madurez de las iniciativas de estas compañías en materia de acción climática. Como datos relevantes, el documento destaca que el 63% de las empresas han establecido su objetivo de cero emisiones netas para 2050 o antes, el 82% de las empresas mide el Alcance 3 al menos parcialmente y 1 de cada 4 tienen previsto desarrollar en el corto-medio plazo proyectos que contribuyan a la generación de sumideros de carbono adicionales.

Desde la perspectiva estratégica, el 52% de las empresas han establecido su objetivo de ser 100% renovables para 2030, el 29% de las empresas cuenta con un objetivo concreto de transición hacia la electrificación en sus planes a medio-largo plazo, el riesgo vinculado al cambio climático se califica como muy alto, alto o medio por casi el 80% de las empresas y el 40% de las empresas han integrado la economía circular, la biodiversidad, la salud y la resiliencia como parte fundamental de sus estrategias climáticas.

Además, el documento presenta seis claves en la senda de descarbonización del sector privado. Estas son: el compromiso con las cero emisiones netas, el Alcance 3 -las emisiones indirectas que se producen en la cadena de valor de las empresas-, la neutralización, las energías renovables y la electrificación, el riesgo climático y la visión holística de los retos ambientales.

  1. Compromiso con las cero emisiones netas, el impulso necesario para lograr la descarbonización: La descarbonización para 2050 es un hecho sin precedentes ante el cual, países gobiernos y organizaciones, están ya trabajando en los hitos clave y necesarios para hacer este objetivo realidad. En este sentido, las empresas del Clúster, tienen clara su ambición en materia climática. Casi el 87% de las empresas ya han alineado o están en proceso de alinear su estrategia y resultados con los objetivos previstos para la descarbonización en 2050, en línea con la ciencia y con la normativa europea y nacional. La neutralidad climática y el establecimiento de objetivos asociados a la misma, ha pasado a ser una de las principales reflexiones por parte de las empresas, debido a su vínculo directo con la descarbonización de la economía. Sin duda, el establecimiento de objetivos “net zero” ha incrementado el compromiso en materia climática por parte de las empresas, y se ha convertido en una guía fundamental para cumplir con el objetivo de no incrementar la temperatura global por encima de los 1,5ºC.

  2. El alcance 3 de la huella de carbono: fuera del alcance: Calcular la huella de carbono de una organización es, sin duda, el primer paso para entender la contribución de la misma al cambio climático. Y, al igual que en cualquier otro aspecto de la sostenibilidad, considerar a toda la cadena de valor es fundamental para entender el impacto ambiental real que se está produciendo. Si bien los alcances 1 y 2 están ya muy controlados por las compañías, el alcance 3, que incluye las emisiones aguas arriba y aguas abajo de su actividad, es una de las principales piedras de toque de la gestión del cambio climático. La medición completa del alcance 3 no solo es fundamental para comprender y gestionar adecuadamente la huella de carbono de las compañías, sino que es imprescindible para poder establecer objetivos de cero emisiones netas (net zero) que están un paso más allá de los objetivos basados en la ciencia y que permiten avanzar hacia la neutralización vs. la neutralidad climática. Estos objetivos contemplan la necesidad de incorporar las emisiones de toda la cadena de valor (alcances 1, 2 y 3) y establecer objetivos a corto y largo plazo en línea con la ciencia (science-based targets, SBT).

  3. La neutralización, imprescindible para alcanzar los objetivos net zero: Para cumplir con el objetivo de 1,5ºC, además de una reducción rápida de las emisiones de gases de efecto invernadero debe existir un equilibrio entre las emisiones antropógenas y la absorción antropógena por parte de los sumideros de carbono (como los bosques, los océanos, los humedales, etc.). Hasta ahora, la manera más habitual para equilibrar las emisiones de GEI que no se habían podido reducir en una empresa era a través de la compra de créditos de carbono equivalentes a dichas emisiones, ya sea para el mercado regulado como para el mercado voluntario.

  4. Acciones clave para la descarbonización: Para llevar a cabo las estrategias empresariales de descarbonización con éxito es esencial avanzar en el desarrollo de acciones clave en línea con las tendencias regulatorias y de oportunidad presentes en el mercado. Para ello, inicialmente, contar con recursos disponibles y con una estrategia de inversión clara en este tipo de acciones para los próximos años, es una de las herramientas que está marcando el avance de las empresas hacia su posición de “avanzadas”. Según el análisis realizado, un 53% de las empresas encuestadas ya disponen de un presupuesto formalizado para la transición hacia la descarbonización, con el objetivo de invertir en mejoras tecnológicas, energías renovables o combustibles alternativos, electrificación o apuesta por la reducción de emisiones en toda la cadena de valor, entre otras.

  5. La identificación del riesgo climático: avanza adecuadamente, pero el sprint hacia la gestión y cuantificación es imprescindible El cambio climático es un riesgo no diversificable, que implica a su vez riesgos físicos (con impacto en las infraestructuras y la cadena de valor de la empresa) y de transición (regulación, tecnología, cambio en las tendencias del consumidor, etc.). La estructura de las recomendaciones, organizadas en cuatro grandes bloques de acción (Gobernanza, Estrategia, Gestión de riesgos y Métricas y Objetivos) sirven de guía e inspiración a las empresas del Clúster de Cambio Climático que, de manera relativamente homogénea reportan públicamente información sobre la estructura de gobierno del cambio climático, los procesos de identificación, evaluación, control y gestión de los riesgos climáticos, las acciones necesarias para la mitigación de los riesgos o los impactos reales y potenciales de los riesgos y oportunidades derivadas del cambio climático.

  6. La visión holística de los retos ambientales, determinante en el desarrollo de las estrategias climáticas exitosas: La interconexión que existe entre los distintos retos ambientales ante los que se enfrenta el planeta, ha puesto en alerta a las compañías a la hora de, por un lado, la necesidad de identificar los riesgos ambientales a los que se enfrenta su negocio y, por otro, diseñar estrategias climáticas que contemplen esta importante conexión. Los datos globales reflejan también esta necesidad de trabajo conjunto, dado que se estima que el 45% de las emisiones de gases de GEI están directamente vinculadas con la producción de materiales, productos y alimentos, así como con el uso de la tierra.

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