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El organismo internacional afirma que una cantidad sin precedentes de niños y niñas podría caer en la pobreza de aprendizajes debido a la pandemia. Concretamente, el porcentaje de menores de edad que no pueden leer un texto básico podría aumentar a cerca del 70 % en los países de ingreso bajo y mediano si no se toman medidas urgentes.
El Banco Mundial alerta sobre la crisis educativa post pandemia

Los efectos de la pandemia los seguiremos viendo en los próximos años. El impacto que el coronavirus tuvo a nivel social en el mundo entero es quizás más grande del que podamos imaginar. No solo en el plano sanitario, sino también en otros ámbitos como la educación. Diversas investigaciones demuestran que la pandemia ha exacerbado las desigualdades en la educación. Además de la inequidad intergeneracional debido a los aprendizajes que pierde esta generación, también se ha ampliado la brecha en términos de progreso entre niños ricos y pobres. Muchos niños pequeños —según las estimaciones, 350 millones en el peor momento de la crisis— también perdieron la posibilidad de recibir su comida principal en la escuela, lo que genera riesgos de malnutrición y daños irreversibles para su desarrollo cognitivo, físico y del lenguaje, así como para el capital humano. Entre los diferentes grupos etarios, los impactos de la pandemia en el aprendizaje han sido más evidentes a nivel de escuela primaria y preescolar.

Según un informe publicado por el Banco Mundial la pandemia de COVID-19 podría hacer que la pobreza de aprendizajes —el porcentaje de niños de 10 años que no pueden leer un texto básico— aumente a cerca del 70 % en los países de ingreso bajo y mediano. Estos datos recientes muestran un aumento de 17 puntos porcentuales en la pobreza de aprendizajes, un panorama todavía más desalentador que la previsión de 10 puntos porcentuales presentada hace unos meses.

La información recogida en diversos países también confirma estas crudas tendencias. En Brasil, las investigaciones del estado de São Paulo indican que cada mes de escuelas cerradas equivale, cuando menos, a un mes de aprendizaje perdido. Tal como lo demuestran otros estudios, se observan pérdidas de aprendizaje similares en la provincia del Cabo Occidental (Sudáfrica) y en el estado de Karnata (India).

Las cifras son realmente preocupantes y significan un retroceso enorme el mundo entero. El Banco Mundial explica que este incremento es la consecuencia del cierre prolongado de escuelas y de los escasos resultados de aprendizaje, a pesar de los esfuerzos de los Gobiernos por impartir enseñanza a distancia. El problema no es solo la falta de educación en el presente, sino cómo impactará eso en las trayectorias laborales de generaciones enteras. Si no logramos recuperar estas pérdidas, la generación de niños y niñas de países con los cierres más prolongados sufrirá una disminución de hasta el 10 % de los ingresos durante toda su vida.

Muchos estudiantes también quedarán rezagados debido a la pandemia, ya que no regresarán a clases cuando reabran las escuelas. En Kenya, un mes después de la reapertura de escuelas en enero de 2021, un tercio de las jóvenes y una cuarta parte los jóvenes —adolescentes de entre 15 y 19 años— no habían regresado a clase. Este resultado es comparable con la tendencia observada durante la epidemia de ébola en Sierra Leona, donde las escuelas estuvieron cerradas durante casi un año y entre un quinto y un cuarto de los adolescentes no retomaron la educación.

Mamta Murthi, vicepresidenta de Desarrollo Humano del Banco Mundial expresó que: “Las pérdidas en la educación son una parte del dramático revés que sufre el capital humano y que pone en peligro a esta generación. Es imperioso intervenir, tanto por motivos morales como económicos. Los países deben implementar planes ambiciosos y enérgicos en gran escala para recuperar esas pérdidas, haciendo hincapié en las poblaciones más desfavorecidas, en particular las niñas y las jóvenes, los niños con discapacidad y los miembros de familias pobres”. La educación es la base fundamental del progreso y la democracia. Los Estados deberán tomar nota de estas advertencias y actuar en consecuencia para que las consecuencias sea lo menos devastadoras posibles. El futuro de generaciones enteras dependerá de las decisiones de unos pocos.

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