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El paradigma tradicional de la economía se ha trasformado y el mundo de las inversiones verdes ha ido ganando cada vez más terreno. La política europea en finanzas sostenibles ha avanzado mucho en los últimos años, pero queda un largo camino por recorrer. Un artículo recientemente publicado por BBVA destaca tres grandes retos a los que se verá enfrentado el sector regulador en los próximos años.
Claves para avanzar hacia una eficaz regulación de las finanzas sostenibles

Las finanzas sostenibles han crecido de manera exponencial en el mundo entero. Afortunadamente, ha habido una transformación muy veloz en el último tiempo a nivel global. Sin embargo, resulta importante recordar que para que los bancos puedan seguir desarrollando estrategias enfocadas a la sostenibilidad, es fundamental contar con un marco regulatorio global, claro, sólido y coherente, que fomente la financiación sostenible.

Un artículo recientemente publicado por BBVA afirma que diversas jurisdicciones están acelerando el desarrollo de marcos regulatorios destinados a promover la sostenibilidad, pero hasta la fecha, el regulador europeo ha logrado posicionarse como autoridad pionera y de referencia en este ámbito. Ya en 2018 la Comisión Europea presentó un plan de acción para financiar el crecimiento sostenible que ha dado lugar a la adopción de importantes medidas legislativas como la taxonomía europea de actividades sostenibles, el Reglamento de Divulgación Financiera Sostenible (SFDR por sus siglas en inglés), o las directrices sobre la presentación de informes no financieros y más recientemente la propuesta para el Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD).

Es indudable que la política europea en finanzas sostenibles ha avanzado mucho en los últimos años, pero aún queda un largo camino por recorrer. En este escenario, el artículo elaborado por una experta de BBVA propone tres grandes retos a los que se verá enfrentado el regulador en los próximos años: en prier lugar, Promover la contribución del sector financiero a la transición a una economía neutra en carbono; en segundo lugar, asegurar la estabilidad del sistema financiero, y, por último, establecer un marco regulatorio coherente y ambicioso a nivel internacional.

  1. Promover la contribución del sector financiero a la transición a una economía neutra en carbono:

Más allá de la gestión del impacto financiero del cambio climático,  es preciso contribuir a la mitigación de la huella de carbono y al cumplimiento de los objetivos de descarbonización, para asegurar condiciones de vida decentes o incluso la supervivencia de las generaciones futuras.

Para alcanzar este objetivo, resulta urgente contar con marcos normativos que fomenten las actividades sostenibles, pero sobre todo que promuevan la financiación de actividades no consideradas sostenibles a día de hoy, pero que cuentan con planes claros y precisos de transición a un negocio sostenible. En este contexto, son bienvenidas las futuras propuestas anunciadas por la Comisión encaminadas a promover la financiación de los pasos intermedios hacia la sostenibilidad, como, por ejemplo, la probable extensión de la taxonomía a fin de reconocer los esfuerzos de transición.

Asimismo, el artículo plantea que la integración de los factores sociales, tanto en las taxonomías y requisitos de información, como en la gestión de los riesgos, también supone un reto mayúsculo para el regulador, que por el momento ha focalizado sus esfuerzos en los aspectos relativos al cambio climático. Se ha dado un paso importante con la publicación del informe preliminar de la Plataforma Europea de Finanzas Sostenibles sobre una taxonomía social que vendría a completar la taxonomía europea de actividades “verdes”. La Comisión se pronunciará sobre la conveniencia de adoptar esta iniciativa a finales de año.

  1. Asegurar la estabilidad del sistema financiero:

La publicación de BBVA afirma que el segundo gran reto al que se enfrenta el regulador es asegurar la estabilidad financiera en un contexto de gran incertidumbre por la naturaleza de este nuevo riesgo que supone el cambio climático y el peligro de una potencial transición desordenada.

Con el objetivo de asegurar la resiliencia del sistema financiero, la Comisión Europea ha anunciado importantes iniciativas en su nueva estrategia de finanzas sostenibles. A destacar, la introducción de enmiendas a la regulación sobre requisitos de capital para garantizar que los factores ESG se incluyan de forma coherente en los sistemas de gestión de riesgos de los bancos; facultar explícitamente a las autoridades supervisoras para que incorporen los riesgos ESG en el proceso de revisión y evaluación supervisora (SREP por sus siglas en inglés); o adelantar de 2025 a 2023 el mandato de la EBA (European Banking Authority) de evaluar si se justificaría un tratamiento prudencial específico de las exposiciones relacionadas con activos asociados a objetivos ambientales o sociales.

  1. Establecer un marco regulatorio coherente y ambicioso a nivel internacional:

Por último, el tercer gran reto para el regulador de las finanzas sostenibles consistirá en lograr un marco global coherente, consistente, suficientemente ambicioso y que asegure normas del juego similares para los diferentes actores del mercado.La experta de BBVA explica que, a nivel europeo, debido a la urgencia del reto climático, llevamos tres años asistiendo a un desarrollo legislativo sin precedentes en materia de finanzas sostenibles. Lo cual ha dado lugar a un marco normativo complejo. Es de esperar que la Comisión trabaje para asegurar la coherencia de los textos normativos y sería deseable un esfuerzo por priorizar las iniciativas a desarrollar en función de su coste-beneficio, de manera que la industria sea capaz de asimilar y de aplicar los nuevos requisitos normativos. Una transición ordenada requiere de una regulación ordenada. Además, sería recomendable asegurar un marco que sea fácilmente implementable por las entidades sujetas a la nueva regulación y que sirva de ejemplo y sea exportable a otras jurisdicciones.

Finalmente, el artículo destaca que, en el ámbito internacional, la intención de la Comisión de desarrollar una estrategia integral para ayudar a expandir la financiación sostenible en los países socios de la UE, apoyando a los países de ingresos bajos y medios para ampliar su acceso a dicha financiación. El cambio climático es un problema global que requiere soluciones globales y es fundamental la participación de todas las economías del mundo.

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