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Así lo afirma el último informe publicado por el Observatorio Mundial de los Mercados de la Energía (WEMO) en colaboración con De Pardieu Brocas Maffei, Vaasa ETT y Enerdata. El estudio afirma que, dado que el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero vuelven a aumentar, resulta indispensable contar con planes realistas y asequibles para acelerar la transición energética, basados en métodos científicos y en datos precisos que permitan medir las trayectorias de las empresas con cero emisiones netas y que tengan un impacto real.
El abastecimiento de energía sostenible, clave para cumplir los objetivos climáticos

El Observatorio Mundial de los Mercados de la Energía (WEMO por sus siglas en inglés) es una publicación anual de Capgemini que hace un seguimiento de los principales indicadores de los mercados de la electricidad y el gas en América del Norte, Europa, Asia (incluidas China e India) y Australia. Un documento indispensable para hacer cualquier análisis climático a nivel global. El estudio ofrece información sobre los avances en la lucha contra el calentamiento global y la transición energética hasta el momento. Asimismo, explora la evolución de los principales actores del sector y hace una previsión de las tendencias más importantes para el futuro.

Esta 23ª edición se ha elaborado principalmente a partir de datos públicos combinados con la experiencia de Capgemini en el sector de la energía y se refiere a datos de 2020, así como de la primera mitad de 2021. Los equipos de investigación de De Pardieu Brocas Maffei, VaasaETT y Enerdata han aportado sus conocimientos especiales sobre la regulación y el comportamiento de los clientes, así como los datos de los mercados para la confección de un documento de alta calidad.

El documento parte de la premisa acerca de que tras el paso de la pandemia y con el crecimiento económico que esto supondrá, la demanda de energía y las emisiones de CO2 volverán a crecer. Según las predicciones de los expertos, en 2021 se espera que la demanda de energía de los países del G20 repunte en un 4,1%4, lo que hará que el uso de la energía en 2021 sea un 0,6% superior a los niveles anteriores a la crisis. Sin embargo, también afirma que algunas tendencias no serán las mismas, por ejemplo, al parecer, los viajes de negocios no crecerán a los niveles de 2019, ya que las reuniones a distancia por Zoom, Teams u otras plataformas han demostrado ser eficaces. El aumento del teletrabajo debería mantenerse, al igual que la compra electrónica y la digitalización de muchos procesos empresariales. Esta tendencia debería repercutir en el sector de los viajes (aéreos, ferroviarios y, en menor medida carretera), con lo que se reducirá el consumo de energía correspondiente.

La pregunta que se hacen los investigadores ante este nuevo escenario es si ¿Influirán estas nuevas formas de vivir y trabajar en la correlación entre el consumo de energía y el PIB? Al respecto, revelan que, según algunas investigaciones, las cifras históricas muestran una relación lineal entre el PIB y el consumo de energía a nivel mundial. Globalmente, el crecimiento económico debería seguir acompañado de un aumento del consumo de energía, aunque a ritmos diferentes dependiendo sobre todo de los avances en eficiencia energética y de los nuevos patrones de consumo post-pandémicos.

A nivel regional, y aún más a nivel nacional, podría ser diferente. Las mejoras técnicas y los cambios estructurales en el PIB, como los resultantes de la deslocalización de fábricas a países con costes más bajos, podrían dar lugar a un consumo de energía relativamente menor. un consumo de energía relativamente menor. Sin embargo, una de las principales conclusiones que emergen de la investigación es que los mercados de electricidad se encuentran en niveles récord, vinculados a los bajos márgenes de capacidad de generación, a los altos precios del gas y, en Europa, a los altos precios del carbono.

En este sentido, el estudio muestra que la competencia en los mercados minoristas de la electricidad y el gas se ha recuperado en gran medida a principios de 2021. Sin embargo, en la actualidad, los altos precios de la energía están provocando que algunas empresas refuercen de forma efectiva su posición. Mientras que las empresas del sector utilities demostraron su resistencia financiera en 2020, los actores del sector del petróleo y el gas se vieron más afectados, aunque muchos se han recuperado gracias al aumento de la demanda y los precios del petróleo y el gas. La presión de las partes interesadas sobre las grandes empresas de petróleo y gas ha acelerado su diversificación hacia la electricidad, las energías renovables y la movilidad eléctrica, y ha reforzado sus compromisos de neutralidad en materia de emisiones de carbono, especialmente en el caso de las compañías petroleras internacionales europeas (IOCs).

La buena noticia es que la oferta de electricidad de origen renovable ha aumentado, mientras que los costes de las renovables siguieron disminuyendo en 2020. La investigación afirma que las capacidades de generación de energía solar y eólica aumentaron en 2020, representando el 10% del mercado de generación de electricidad. En esta misma línea, otro aspecto positivo a resaltar, que se desprende de las conclusiones del informe, es que el hidrógeno verde, que tiene el potencial de descarbonizar un 15% adicional de la economía mundial, está cobrando cada vez más fuerza. El hidrógeno verde es costoso, alrededor de tres veces más caro que el hidrógeno de origen fósil. Sin embargo, la disminución de los costes de la electricidad renovable y de los electrolizadores podría conducir a la paridad en 2030.

Finalmente, la investigación muestra que los actores de la energía y utilities se están moviendo rápidamente para descarbonizar sus áreas y aprovechar la actual transición energética con la finalidad de desarrollar nuevos modelos y reinventarse de forma valiosa. Al digitalizar y adoptar las tecnologías de bajas emisiones de carbono, muchos están tratando de encontrar el equilibrio adecuado entre satisfacer las expectativas de las partes interesadas y garantizar la transformación del negocio en mercados competitivos. Al respecto, los investigadores advierten que, mientras comienza a intensificarse el llamamiento a las tecnologías limpias, esenciales para la transición energética, es crucial recordar que conseguirlo significa no comprometer la seguridad del suministro energético ni la asequibilidad de la energía.

Sin lugar a dudas, el 2020 ha sido un año excepcional en la historia reciente de la humanidad debido a la crisis sanitaria y a los sucesivos confinamientos. Los investigadores del Observatorio Mundial de los Mercados de la Energía rescatan que, a pesar de todos los problemas sanitarios relacionados con la pandemia, los gobiernos han reforzado su posición frente a una economía verde y, bajo el liderazgo de su nuevo presidente, Estados Unidos ha vuelto al acuerdo de París. Además de los compromisos y declaraciones de los gobiernos la movilización de las empresas y del sector financiero en la lucha contra el cambio climático ha aumentado. A modo de cierre, el informe incluye una serie de recomendaciones para cumplir con los objetivos del cambio climático al tiempo que se garantiza la seguridad del suministro energético y la asequibilidad para los ciudadanos:

  • Establecer planes de transición energética ambiciosos pero realistas teniendo en cuenta el tiempo de adaptación de las sociedades, sus industrias y los estilos de vida de sus poblaciones.
  • Acelerar la investigación en tecnologías bajas en carbono (solar, eólica, baterías eléctricas, hidrógeno verde) y reducir las trabas administrativas para la construcción de instalaciones renovables.
  • Medir el efecto de las medidas adoptadas. Las instituciones financieras deberían definir criterios extrafinancieros estandarizados, lo que permitiría comparar los esfuerzos realizados por las empresas.
  • Prestar especial atención a la ciberseguridad. Se necesitan sistemas más inteligentes, especialmente redes eléctricas más inteligentes, para dar cabida a una gran proporción de energías renovables. Sin embargo, esto va unido a un mayor riesgo de ciberseguridad a medida que se conectan más dispositivos a las redes.
  • Aplicar medidas de adaptación para hacer frente al retraso en la consecución de los objetivos climáticos.

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