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Si bien no se trata de una tarea sencilla, lo cierto es que no sólo se puede, sino que también se debe, si de alcanzar las metas de la Agenda 2030 se trata. Con el propósito de compartir lecciones aprendidas para mejorar los procesos de diseño e implementación de productos con enfoque de género, la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) y sus entidades lideraron una serie talleres de los cuales emergieron importantes conclusiones.
¿Es posible diseñar productos financieros sostenibles y con enfoque de género?

Para lograr el desarrollo sostenible de las comunidades, resulta indispensable diseñar e implementar productos financieros sostenibles. Conscientes de esto, en la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) y sus seis entidades microfinancieras crean y adaptan sus productos y servicios a las realidades de los 1,5 millones de mujeres que atienden en cinco países de América Latina.

La FMBBVA, a partir de su vasta experiencia, explica que, a lo largo de su vida, las mujeres se enfrentan a muchos retos que requieren soluciones a medida para conciliar distintas facetas y necesidades. Por ejemplo, existen mujeres en situaciones de vulnerabilidad que, además de vivir con unos ingresos bajos, tienen que compaginar sus negocios con el trabajo no remunerado del hogar y, a la vez, apoyar económicamente a sus hijos.

Esta desigualdad se ve reflejada también en términos financieros: según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe  (CEPAL), los grupos más excluidos son las mujeres porque se enfrentan a mayores barreras  sociales y culturales, entre otras limitaciones. Sin embargo, está demostrado que los productos financieros empoderan a la mujer y les ayudan en la toma de decisiones y a conseguir su independencia económica.

Lograr la plena de inclusión de las mujeres para así crear sociedades más igualitarias resulta indispensable para alcanzar el desarrollo sostenible. Para contar cómo se diseñan los productos y servicios financieros adaptados a la realidad socioeconómica de las mujeres a las que atienden, la FMBBVA y sus entidades han desarrollado una serie talleres, de la mano de FinEquity ALC, una comunidad de práctica del Banco Mundial, que busca promover la inclusión financiera de las mujeres en América Latina y el Caribe. Estos espacios reunieron a casi medio millar de profesionales de todo el mundo, con el propósito de compartir lecciones aprendidas para mejorar los procesos de diseño e implementación de productos con enfoque de género.

Una de las primer conclusiones a las cuales se arribó fue que, es vital entender la oportunidad y estar alineados con el propósito de atender a este segmento.  No solo es importante que desde la alta gerencia exista un compromiso y la motivación para trabajar con un enfoque de género, sino que es necesario desarrollar una cultura interna sensibilizada a las necesidades de las mujeres.  

Contar con datos desagregados por género, es otra de las claves para conocer las necesidades concretas de las mujeres a las que se quiere atender. La FMBBVA es consciente de la realidad de las mujeres en vulnerabilidad de América Latina, cuyas necesidades y entorno familiar van cambiando con el tiempo y por lo tanto requieren diferentes productos. Por eso, la Fundación, a través de su área de Medición de Impacto Social, caracteriza a las clientas por edad, actividades económicas, niveles de pobreza, capacidad de ahorro, entorno y situación familiar. Sin estos datos, es difícil saber cómo enfocar la oferta de valor.  Los datos generan información y esa información genera conocimiento.

En tercer lugar, es preciso trabajar en alianza con otras organizaciones para concientizar a cerca de la magnitud de las brechas de género y el esfuerzo que se necesita para cerrarlas.  En cuarto lugar, la fundación sostiene que es necesario revisar y complementar la oferta de valor específica para las mujeres atendiendo a sus características particulares.  Por ejemplo, las mujeres rurales, en su mayoría, dependen de la agricultura de subsistencia —que resulta muy sensible al cambio climático— y tienen menos capacidad de adaptarse o de diversificar su producción, ya que cuentan con menos recursos productivos. En concreto, el 40% de las mujeres a las que atiende la FMBBVA se dedica a una actividad agropecuaria. Por eso, sus entidades han desarrollado una oferta de valor para apoyar a este segmento concreto.

Finalmente, otra de las claves para poder diseñar productos financieros sostenibles y con enfoque de género es comprender que el empoderamiento económico va más allá de la creación de productos y servicios, se trata también de facilitar el acceso. El modelo de banca relacional de la FMBBVA permite que los asesores vayan hasta los hogares o lugares de trabajo de las mujeres a las que dirige su actividad para acercarles esta propuesta de valor, a la vez que las apoyan para reforzar su autonomía en la toma decisiones sobre sus ingresos y las asesoran sobre el uso de ese dinero.

Compartir experiencias y lecciones aprendidas es una prioridad para la FMBBVA, que aboga por la inclusión financiera como un paso indispensable en el empoderamiento económico de las mujeres hacia el desarrollo sostenible. 

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