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La pandemia parece haber acelerado una transformación hacia una economía desmaterializada. La inversión en activos intangibles que sustentan la economía del conocimiento o del aprendizaje, como la propiedad intelectual, la investigación, la tecnología y el capital humano, ha aumentado inexorablemente durante el último cuarto de siglo, tendencia que ha ido en ascenso en los últimos meses. Una investigación realizada por la consultora McKinsey analiza algunas aristas del funcionamiento de las compañías en este nuevo escenario y sostiene que, las economías que experimentan un crecimiento de la inversión en intangibles también registran un crecimiento de su productividad.
A mayor inversión en intangibles, mayor crecimiento económico en la empresa

¿Estamos asistiendo al inicio de una nueva etapa en la historia del capitalismo basada en el aprendizaje, el conocimiento y el capital intelectual? Una investigación recientemente realizada por la consultora McKinsey intenta dar respuesta a este interrogante. Tras el paso de la pandemia, y de cara a la reconstrucción de las economías post-crisis, las y los expertos vaticinan que podríamos encontrarnos ante una ola de inversión en activos intangibles que potenciarían el crecimiento económico.

Es preciso aclarar que, el estudio adopta la definición más amplia de intangibles descrita por los economistas Jonathan Haskel y Stian Westlake, quienes incluyen competencias económicas como la publicidad y las marcas, la investigación de marketing, el capital organizativo y la capacitación.

La investigación utiliza datos sectoriales y los resultados de una nueva encuesta realizada a más de 860 ejecutivos, y revela que las “top growers” (“empresas que más crecen”) invierten 2.6 veces más en activos intangibles que las denominadas “low growers” (“empresas que menos crecen”). La investigación utiliza la encuesta y los datos sectoriales de la base de datos INTAN-Invest para explorar la correlación entre la inversión en intangibles y la productividad de los sectores, las economías y las empresas, y descubrir la fórmula para el despliegue eficaz de los activos intangibles para impulsar el crecimiento.

La primer gran conclusión a la que arriba el documento es que, en los últimos 25 años, la proporción de la inversión en intangibles ha aumentado un 29% y han sido estas compañías las que han presentado también un mayor crecimiento económico.  El aumento de la inversión en intangibles se ha relacionado con el incremento de la productividad total de los factores en economías completas. Esto podría indicar que la desaceleración del crecimiento de la productividad en la última década refleja en parte una desaceleración de la inversión en activos intangibles.

El estudio sostiene que, si bien un modelo económico rico en intangibles no es la única manera de que una economía tenga éxito, las economías que experimentan un crecimiento de la inversión en intangibles también registran un crecimiento de la productividad total de los factores. Esto sugiere que un aumento de la inversión en intangibles puede desencadenar un aumento de la productividad total de los factores y, por lo tanto, del crecimiento económico a largo plazo.

Prueba de esta afirmación es que las top growers, definidas como empresas en el cuartil superior de crecimiento por sector en 2018-2019 (cuya mediana de crecimiento fue del 20 por ciento), están invirtiendo 2.6 veces más en intangibles que las low growers (con un crecimiento medio del 3 por ciento en el mismo período). Asimismo, en sectores como los servicios financieros, donde la ventaja competitiva está anclada en el conocimiento, la brecha entre ellos aumenta a entre cinco y siete veces. Incluso en sectores con un crecimiento relativamente menor, como el manufacturero, las top growers se valen de una elevada inversión en intangibles para superar al mercado.

En cuanto al sector de la economía al cual pertenecen unas y otras empresas analizadas, el estudio afirma que las top growers en sectores impulsados por la innovación, como las telecomunicaciones, los medios de comunicación y la tecnología, invierten 5.2 veces más que las low growers. Del mismo modo, las top growers en sectores intensivos en conocimiento, como los servicios financieros, invierten 5.4 veces más que las low growers.  De este modo, las y los expertos arriban a la conclusión acerca de que las empresas con mayor crecimiento no solo invierten más en intangibles, sino que también los despliegan en maneras que desarrollan nuevas capacidades.

La pandemia ha transformado casi todos los planos de nuestra existencia y el sector empresarial no ha sido la excepción. Frente a los nuevos desafíos que presenta el escenario geopolítico y económico de la post pandemia requiere necesariamente de transformaciones estructurales. Así, la inversión de intangibles emerge como una clave importante para, acompañada de otras políticas, impulsar el desarrollo sostenible y construir capacidades que creen una ventaja competitiva. En esta línea, la investigación concluye que los intangibles traen consigo nuevos requisitos para la infraestructura del conocimiento, lo cual aumenta la necesidad de infraestructuras del conocimiento. Es por esto, que las y los actores políticos tendrán que centrarse en facilitar la infraestructura del conocimiento, incluida la educación, así como la tecnología de las comunicaciones, la planificación urbana y el gasto público en ciencia.

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