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El máximo responsable de la agencia alimentaria de Naciones Unidas pide a las naciones más ricas del mundo que aumenten su inversión en crear entornos sostenibles para alimentar a la creciente población mundial y así garantizar este derecho básico para todos y toda, disminuyendo las brechas de desigualdad.
La FAO insta al G20 a invertir en un planeta saludable para garantizar mayor igualdad

El hambre sigue siendo el peor flagelo de nuestros tiempos.  Millones de personas en el mundo entero no tiene que comer, o acceden a alimentos de mala calidad y escaso valor nutricional. Mientras en algunas latitudes conseguir el sustento diario es una odisea, en otros el desperdicio de alimentos genera contaminación: las paradojas de un sistema capitalista en llamas.

La pandemia llegó en medio de un contexto mundial que ya era desigual. Lo cual hizo que las malas condiciones de vida de los más vulnerables no hicierna más que empeorar con la llegada del virus más terrible de la historia reciente. Ante esto, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recordó el pasado jueves 22 de julio a los ministros de Medio Ambiente de los países del G20 el enorme desafío mundial de producir cada vez más alimentos y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

No se trata sólo de producir más, sino de hacerlo mejor. Las expectativas de crecimiento poblacional van en aumento y el mundo tiene la responsabilidad de alimentar a las próximas generaciones. “Hoy, la humanidad enfrenta una triple crisis de pérdida de biodiversidad, cambio climático y COVID-19”, dijo Qu Dongyu, y añadió que “hace falta un medio ambiente sano para tener una alimentación sana”.

Pero no sólo el alimento es un problema urgente de nuestro tiempo, sino también la escasez de agua. El titular de la FAO subrayó la necesidad de abordar la falta de agua, que afecta a más de mil millones de personas, aumentando la eficiencia y la gestión sostenible de los recursos naturales.Casi mil millones de hectáreas de tierras de cultivo y pastizales que dependen de la lluvia sufren sequías recurrentes graves.

Una vez más, la sostenibilidad y la protección medioambiental deben ser los ejes centrales de cualquier propuesta de transformación. Qu argumentó que los problemas relacionados con el agua podrían abordarse con innovación digital, mejor supervisión e inversión. Asimismo, abogó por la promoción de enfoques favorables a la biodiversidad, incluidas las inversiones en iniciativas y programas para detener la pérdida de diversidad biológica.

Lo hemos dicho antes y lo volvemos a repetir: No habrá justicia social sin justicia climática. Detener la emergencia medioambiental en la que nos encontramos es tan urgente como luchar por los derechos humanos de las personas. Sobre este punto, Qu enfatizó en que revertir la deforestación “ayudará a mitigar el cambio climático” y evitará que los brotes de enfermedades pasen de los animales a los humanos. Asimismo, señaló que los beneficios económicos de detener la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra podrían ascender a 1,4 billones de dólares anuales.

 Finalmente, la cuestión de la precariedad en los sistemas alimentarios fue el último punto que abordó el funcionario de la FAO. La reunión es parte de la Década de Acción para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. El objetivo del cónclave de alto nivel es reunir a los actores clave del mundo de la ciencia, los negocios, la política, la salud, la academia y otras esferas para delinear estrategias audaces hacia el progreso de los 17 ODS, que tienen como base común un enfoque más saludable y sistemas alimentarios más sostenibles y equitativos.

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