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Forética identifica en un nuevo informe los principales puntos a considerar a la hora de avanzar en la integración de la sostenibilidad en la cadena de valor de las empresas. Tras dos décadas de construcción de la agenda en sostenibilidad en las empresas a través de la formalización de políticas, mejoras en el desempeño en las operaciones, y de la estructuración y maduración del reporte de los aspectos ESG, ahora se enfrentan a un nuevo reto: la huella de sus cadenas de suministro.

La sostenibilidad ha llegado para quedarse, de eso no tenemos dudas. Asimismo, los aspectos ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno por sus siglas en inglés) son cada vez más un imperativo para las compañías. Conscientes de esta tendencia, el Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad, coordinado por Forética y compuesto por más de 55 grandes empresas españolas -encabezadas por CaixaBank y Leroy Merlin, entre otras- ha presentado el informe ‘La era del stewardship: incrementando la presión en la custodia ESG’.

Se trata de un estudio que analiza la importancia de la custodia de los aspectos ESG y de la responsabilidad fiduciaria de las compañías (el denominado ‘stewardship’) en cuanto a la integración de la sostenibilidad en toda la cadena de valor, como vía para un mejor desempeño financiero. El informe señala cinco tendencias principales que marcan el incremento de la presión sobre la custodia de los elementos de sostenibilidad en las cadenas de valor de las empresas. Por un lado, la gestión de los aspectos sociales y ambientales, con foco en la acción climática, la integración de la debida diligencia en materia de derechos humanos y el rediseño de las cadenas de proveedores. Por otro, la disrupción tecnológica y una mayor presión regulatoria unida a un mayor grado de activismo inversor respecto al desempeño ESG.
 
El informe realizado por Forética en el marco del Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad explica que el mayor foco en la integración de la sostenibilidad en la cadena de valor se demuestra claramente en la dimensión climática. Al respecto, el documento afirma que cada tonelada de CO2 generada por una compañía media de manera directa genera 4 toneladas a lo largo de su cadena de proveedores. Así, el estudio identifica el Scope 3 –cálculo de las emisiones en toda la cadena de valor- como “la última frontera” en la batalla climática. Todo ello en un contexto en el que 1.445 empresas a nivel global han establecido objetivos ambiciosos de reducción de emisiones y, sin embargo, dos de cada tres compañías está incumpliendo sus propios objetivos.

Jaime Silos, Director de Desarrollo Corporativo de Forética, afirma que: “Después de dos décadas intensas de construcción de una agenda en sostenibilidad por parte de las compañías, a través de la formalización de políticas, la implantación de mejoras en el desempeño en las operaciones y la estructuración y maduración del reporte de los aspectos ESG, ahora se enfrentan a un nuevo reto: la huella de sus cadenas de suministro. Las empresas han ido avanzando el estado del arte en sus operaciones y sus responsabilidades directas. El reto actual está en la gestión de proveedores y en la visión sistémica de su cadena de valor. Comienza ‘la era del stewardship’, una nueva etapa en la que la responsabilidad fiduciaria de compañías e inversores será clave para el impulso de la sostenibilidad en la estrategia empresarial”.

Otro de los temas fundamentales en el ámbito de la responsabilidad fiduciaria de las empresas según la investigación, es la debida diligencia en el ámbito de los derechos humanos.  Teniendo en cuenta que una de cada 10 compañías cotizadas se ha visto envuelta en una controversia de derechos humanos en 2021, observando una mayor presión regulatoria al prever que el 86% de las compañías domiciliadas en países desarrollados estará sujeta a normativa específica en este ámbito durante los próximos cinco años. 

En este sentido, Juan José de la Colina, Responsable del Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética, destaca: “Desde el Clúster, vemos cómo la adopción de objetivos específicos por parte de gobiernos, el fuerte impulso regulatorio y un mayor grado de sofisticación y de exigencia por parte de la comunidad inversora, que ha interiorizado de manera generalizada los aspectos ESG en su toma de decisiones, hacen de la sostenibilidad un factor de supervivencia, elegibilidad y competitividad a futuro. Identificamos un claro aumento de la presión por el stewardship, que incrementa sustancialmente la responsabilidad fiduciaria de los consejos de administración y de los gestores de activos. Sin duda, aquellas compañías que no avancen sus agendas de debida diligencia de aspectos como el riesgo climático, la igualdad y discriminación o los derechos humanos se enfrentan a un panorama retador desde el punto de vista legal, regulatorio y financiero, acentuado más si cabe en el actual contexto de crisis post COVID-19”.   
 
El encuentro empresarial a donde se presentó el informe ha sido inaugurado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, con la intervención de Santiago Durán, Presidente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC). La importancia de la gobernanza de los elementos de sostenibilidad en la estrategia de las compañías como catalizador de la competitividad empresarial fue abordada por CaixaBank, con Carlos Barrientos, Dirección de Estrategia ESG, y Grupo Cooperativo Cajamar, con Javier Dueñas, Delegado para la Agenda de Desarrollo Sostenible.

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